Hace unos días os explicamos en una entrada cómo se daba a luz hace 50 años a través de la foto de una mesa obstétrica y, de paso, explicamos cómo se da a luz ahora en muchos hospitales, que viene a ser exactamente del mismo modo.
En muchos, pero no en todos, porque los hay que han logrado lo que podéis ver en el vídeo que tenéis a continuación. Es el parto hospitalario más increíble que he visto nunca, porque no le asisten el parto y cuando ven que el bebé nace con cinco vueltas de cordón, ni así le ayudan.
¿Por qué no le ayudan?
Porque una mujer dando a luz no es una mujer enferma, sino una mujer sana que está haciendo algo tan natural como parir. Podría hacerlo en casa, pero como a veces hay complicaciones, ha optado por ir a un hospital para que las profesionales de la salud estén ahí por si hay que hacer algo.
Estamos demasiado acostumbrados a que en el momento que una mujer llega al hospital se le "robe" el parto. Se toma el control, se empieza a interferir, se controla hasta el mínimo detalle y la mujer pierde así su autonomía y su sensación de ser capaz de parir. Y si no te sientes capaz de parir, "te tienen que parir".
Por eso hace unos años publiqué una entrada en la que hacía de altavoz de un comadrón de Tenerife, de nombre Jesús Sanz, que dijo esto (lo repito porque lo merece):
Durante más de 16 años he acompañado y asistido partos en casa, y a lo largo de estos años he experimentado muchos cambios, y me he dado cuenta de que no siempre he realizado un buen trabajo como comadrón, que se me han escapado muchos signos que me hablaban de que algo iba mal y, al contrario, de que todo estaba bien cuando yo estaba preocupado y molestando en exceso a la mujer. […] En apariencia, parecía que mi asistencia era impecable, iba con todo el equipo necesario, tenía todos los conocimientos necesarios y me acompañaba la persona adecuada. Entonces, ¿de qué se quejaban (las mujeres)? Hasta que di con la respuesta: mi falta de escucha. No escuchaba las necesidades de la mujer, no escuchaba el parto, qué mensajes me enviaba cada parto para comprender que todo estaba bien o estaba mal. Las mujeres realmente se quejaban de que las molestaba. Cuando uno se da cuenta de esto, cambia mucho su asistencia, es todo un desaprendizaje del parto molestado, de todo lo que uno hace, que debería dejar de hacer porque realmente no sirve para nada, sólo para molestar. […] Cuando cambiamos nuestro punto de vista todo es posible. Podemos cambiar la forma en que asistimos, podemos “no hacer”, podemos aprender a estar presentes en los partos sin molestar, interviniendo cuando realmente es necesario, podemos crear los ambientes necesarios para que la asistencia en hospitales, maternidades, clínicas, casas de partos… sean los más parecidos a los de casa. Aprenderemos a saber cuándo sobramos, cuándo la presencia de otras personas puede dificultar o poner en peligro el proceso del parto, aprenderemos a escuchar las necesidades del parto, su calor, su penumbra, su intimidad, su silencio, su amor.
No le ayudan porque en la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal de España, que podéis leer aquí (y el parto no es en España, pero seguro que estos protocolos llegaron allí antes) podemos leer que:
Las mujeres en trabajo de parto deben ser tratadas con el máximo respeto, disponer de toda la información y estar implicadas en la toma de decisiones. Para facilitar esto, los profesionales sanitarios y el resto del personal que le atienden, deberán establecer una relación empática con las mujeres, preguntarles por sus expectativas y por sus necesidades, para poder apoyarlas y orientarlas, siendo en todo momento conscientes de la importancia de su actitud, del tono de voz empleado, de las palabras utilizadas y de la forma en que se proporcionan los cuidados.
Además, si todo va bien y el parto se considera de bajo riesgo, dicen que:
Se recomienda que los equipos de atención al parto hospitalario promuevan la atención al parto de bajo riesgo preferiblemente por parte de las matronas, siempre y cuando éste se mantenga dentro de los límites de la normalidad.
¿Por qué matronas? Pues porque son las que tienen el tiempo (o deberían tenerlo) y la formación para acompañar a la mujer que está de parto el tiempo que ella lo requiera. Por eso tiene que haber más matronas y menos ginecólogas en las unidades de atención al parto, porque si todo va bien, no hay razón para intervenir, acto que se deja para las ginecólogas, que son las especialistas del parto complicado o de riesgo.
Si tenéis un momento más, no dejéis de ver este corto, "Mother of many" del que ya hablamos hace un tiempo. Es precioso y muy clarificador:
Pero... ¡Cinco vueltas de cordón!
Así es. Cinco vueltas de cordón y nadie corre a cortarlo, a salvar la vida del bebé ni nada por el estilo. La madre lo coge y le va retirando las circulares una a una. ¿Podéis imaginar lo que puede estar sintiendo esa mujer en ese momento? Ella sola lo ha parido, ella sola le retira el cordón, ella sola abraza a su bebé y lo acuna en su pecho. Yo a eso lo llamo, no sé, sentirse poderosa, MADRE, así con mayúsculas, capaz de cualquier cosa en el mundo y cualquier cosa por su bebé.
No sé describirlo de otra manera porque yo no he sido madre, así que quizás las que habéis tenido hijos podáis explicarlo mejor.
Pero no, esto no va de parir así para que la madre se sienta mejor o peor, poniendo en riesgo al bebé. Esto va de parir así porque es mejor para el bebé y para la madre, que no por tener vueltas de cordón está el bebé en mayor riesgo. En España y en otros países se tiene un miedo brutal a las vueltas de cordón y muchas veces son causa de cesárea: "te vamos a hacer cesárea, el bebé tiene vuelta de cordón y está en peligro". Pero en otros países, tal y como lo cuentan las matronas que han trabajado allí, no se hace nada especial. "¿Tiene vuelta de cordón? Sí, como tantos y tantos bebés. Pues venga, ¡a nacer!".
Y es que se calcula que un 37% de los bebés llega al parto con circular de cordón. Si esto fuera peligroso la evolución habría cometido un error garrafal, porque el número de partos complicados sería altísimo. Pero no, no es así porque el cordón tiene unas características peculiares que le dotan de la suficiente elasticidad como para no resultar tan peligroso como se cree. Ya hace 6 años os hablé de ello y Lola, el año pasado, lo volvió a mencionar.
Así que por eso nadie hace nada. Por eso la chica del vídeo da a luz delante de las profesionales sin que nadie hace nada y por eso ninguna corre a quitarle el cordón umbilical del cuello. ¿Entendéis ahora por qué es el vídeo hospitalario más increíble que he visto nunca?
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