Temblores incontrolables tras dar a luz: una molestia en el parto de la que nadie te avisa

El puerperio o postparto es una etapa especialmente sensible para la madre reciente, en la que experimenta numerosos cambios físicos y emocionales. Hay algunas verdades incómodas en este periodo, pero hay una que sucede inmediatamente tras dar a luz de la que nadie te avisa, o al menos a mí nadie me avisó y lo pasé realmente mal.

La agitación, los escalofríos, chasquear los dientes y los temblores incontrolables son bastante frecuentes después del parto, y pueden ocurrir ya sea tras una cesárea o un parto vaginal, y aunque es molesto, no supone ningún riesgo para la madre y se pasan solos a las pocas horas.

¿A qué se deben los temblores en el parto?

No se debe a una causa, sino a una conjunción de factores que se dan al momento de dar a luz:

  • Disminución del flujo sanguíneo a nivel periférico producida durante el parto, que provoca palidez y frío y que trata de compensarse con temblor.

  • Cambios hormonales: la mujer experimenta una revolución hormonal en el parto, incluyendo las hormonas suprarrenales, que pueden ser las responsables de los temblores después del parto.

  • Anestesia epidural: la anestesia produce una bajada de tensión arterial o hipotensión, que también se compensa con temblores. En mi caso, estoy segura que esta ha sido la causa de que temblara como una hoja tras mi segundo parto, ya que en el tercero pedí que la dosis de anestesia fuese más leve y no sentí temblores.

  • Líquidos intravenosos: los líquidos que se administran por vía intravenosa están más fríos que la temperatura corporal, por lo que puede hacer sentir frío y temblores.

  • Microembolismos de líquido amniótico: pequeñas cantidades de líquido amniótico pueden filtrarse en el torrente sanguíneo durante la cirugía y causar escalofríos o temblores.

Los temblores pueden ir acompañados de ardor, calambres, dolor y palidez cutánea, pero son fenómenos variables de una mujer a otra y que pueden durar minutos o hasta un par de horas después del parto.

Es un síntoma perfectamente esperable, pero del que probablemente nadie te avise. Si te sucede, es bueno saber de antemano que es algo normal, así que intenta relajarte, respirar y que esta molestia pasajera no te impida disfrutar de tu bebé durante su primera hora de vida.

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