Durante el postparto el organismo de la mujer sufre determinados cambios anatómicos, el principal la involución uterina o proceso mediante el cual el útero regresa a un tamaño más o menos semejante al que tenía antes del embarazo. Durante este proceso es habitual que se produzcan los entuertos o contracciones postparto.
Se trata de contracciones intensas y frecuentes durante las primeras 24 a 48 horas tras haber dado a luz (aunque duran alrededor de una semana con menos intensidad). Son un proceso normal que ayuda a volver el útero a su estado normal, además de facilitar el sellado de las bocas arteriales que quedan abiertas tras el parto.
Entuertos y lactancia materna
Los entuertos son automáticos y se acentúan cada vez que se pone el bebé al pecho, debido a que la succión de los pezones determina la liberación de la hormona oxitocina, que actúa a nivel de las fibras musculares uterinas determinando contracciones fuertes y sostenidas.
Por ello la estimulación mamaria temprana también es beneficiosa para el proceso de sellado de los vasos sanguíneos que quedan abiertos con el desprendimiento de la placenta, y reducir de este modo el riesgo de hemorragias intensas.
No se han de confundir las hemorragias con los loquios del postparto: durante el período de regresión uterina es normal la salida de secreciones por vía vaginal procedentes del interior de la cavidad del útero.
¿Duelen los entuertos?
Los entuertos pueden resultar bastante dolorosos según los casos, aunque para muchas mujeres es un dolor tolerable. En caso contrario, se puede tomar ibuprofeno para calmar el dolor, siempre que nuestro médico lo considere adecuado. De todas formas, sólo durante las primeras 24 o 48 horas se notan con intensidad.
Los entuertos son menos habituales en madres primerizas, o menos intensos (alrededor del 5% de ellas los padecen de manera dolorosa) y la frecuencia e intensidad va aumentando según el número de hijos anteriores (un 50% en el segundo hijo, un 80% en los siguientes).
La mayoría de primerizas nota los entuertos como poco dolorosos, suaves como una regla. Pero a medida que tienes más hijos los entuertos son más intensos y dolorosos debido a que la matriz está más blanda y necesita más fuerza y contracciones para volver a su sitio. Algo parecido sucede con las mujeres que han tenido gemelos o niños muy grandes, como el útero dio más de si de lo normal, suelen tener entuertos más intensos aunque sea el primer hijo.
Los entuertos son naturales, buenos y deseables, puesto que si la matriz no se contrae los vasos sanguíneos quedan abiertos y la hemorragia podría poner en riesgo la vida de la madre. Tengamos en cuenta que inmediatamente después del parto el útero desciende aproximadamente a la altura del ombligo, y la involución debe continuar gracias a estas contracciones.
En definitiva, gracias a estas contracciones o entuertos el útero se desprende de los restos de tejidos relacionados con el embarazo que pueden permanecer dentro de él, y progresivamente achica su tamaño en un proceso absolutamente natural.
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