A pesar de que aún le quedaba más de un mes para salir de cuentas, Ashly Moreau estaba en el cuarto de baño el viernes pasado cuando entró en trabajo de parto. No era un buen momento, ya que su pareja estaba de viaje y ella se encontraba sola con Jayden, su hijo de diez años, y Remi, su hija de 11 meses.
Su tercer parto no sería fácil. El bebé, que se encontraba en posición de nalgas, decidió que era el momento de venir al mundo sin previo aviso. No hubo tiempo para ir al hospital, así que Jayden asistió a su madre en el parto de emergencia y salvó la vida de su hermano que no respiraba al nacer.
Ya estaba aquí. La madre sintió los pies del bebé asomando, y pidió a Jayden que fuera a buscar a su abuela, que vive en la puerta de al lado. Aunque no se podía mover debido a estar recientemente operada, enseguida llamó a emergencias, mientras que el niño volvió a ver cómo se encontraba su madre.
Se la encontró en un charco de sangre (es más que probable que su placenta se separara de la pared del útero debido al nacimiento prematuro, dijeron los médicos), y actuó como un verdadero héroe.
"Estaba llorando, pero traté de mantener la calma. Jayden estaba tan tranquilo que me hizo estar a mí más tranquila. Pude ver que estaba asustado, pero sabía que tenía que hacerlo", confesó la madre en una entrevista a KPLC.
El bebé no respiraba
Jayden tiró suavemente de los pies de su hermano Daxx ayudándole a nacer, y cuando finalmente asomó su cabeza notaron que no respiraba.
Con las instrucciones de su madre, el niño corrió a la cocina a buscar un aspirador nasal de su hermana pequeña con el que consiguió bombear la nariz del recién nacido y lograr que respirara.
Justo en ese momento llegó el servicio de emergencias y trasladaron a la madre y al bebé en ambulancia al hospital para continuar atendiéndoles.
Una historia que afortunadamente acabó en final feliz y seguramente los hermanos contarán durante toda su vida.
Foto y Vía | KPLC
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