Más de 30 recetas fáciles para empezar a hacer batch cooking que te solucionarán las comidas y cenas de todo el mes

Más de 30 recetas fáciles para empezar a hacer batch cooking que te solucionarán las comidas y cenas de todo el mes
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El batch cooking es una técnica que nos permite cocinar en unas horas todas las comidas y cenas de varios días. Generalmente se suele hacer batch cooking para una semana, pero si dispones de suficiente espacio en el congelador puedes planificar tus recetas para un mes completo.

Esta técnica de cocinado tiene grandes ventajas, destacando sobre todo el ahorro de tiempo en la cocina, el ahorro en la lista de compra y en el uso diario del gas, y una manera de comer más saludable y equilibrada.

Tres consejos clave para empezar a hacer batch cooking

batch cooking

Si nunca has hecho batch cooking es posible que no sepas por donde empezar y tengas dudas sobre qué recetas preparar, qué alimentos se conservan mejor y cómo envasarlos para que aguanten de forma segura el mayor tiempo posible.

Estos tres consejos te serán de gran utilidad:

1. Prepara un menú. Antes de ponerte a cocinar, prepara un menú semanal, quincenal o mensual y asegúrate de tener en casa todos los ingredientes que vas a necesitar para preparar tus platos.

2. Refrigeración/congelación de los platos preparados. Los alimentos no deberían conservarse en la nevera más de tres o cuatro días, y siempre deben estar correctamente envasados. Si decides optar por la congelación, deberás elegir platos cuyas propiedades (tanto nutricionales, como de sabor y textura) no se vean alteradas al congelarlos y descongelarlos posteriormente.

3. Conservación. Para conservar tus platos es recomendable recurrir a recipientes de cristal que no absorben olores ni sabores. Elige tuppers de varios tamaños y apilables, con el fin de optimizar el espacio en la nevera o en congelador. Los tuppers pequeños vienen fenomenal para congelar raciones individuales o sofritos, mientras que los tarros circulares son estupendos para caldos. Si no cuentas con mucho espacio en tu congelador, otra forma de congelar la comida es en bolsas de congelación con cierre zip.

Recetas de primeros platos

A continuación te compartimos varias recetas para un primer plato que puedes completar con un segundo preparado al momento, como por ejemplo unos huevos revueltos, un papillote de salmón con verduras al microondas, un pescado al horno o un filete de ternera o pollo a la plancha.

Caldo de pollo

Una taza de caldo caliente es uno de los platos por excelencia cuando el frío aprieta. Teniendo en cuenta que una ración de caldo equivale a 250 ml aproximadamente, podemos preparar en una olla dos litros de caldo y congelarlo en uno o más recipientes, dependiendo de los que seamos en casa.

Para descongelar el caldo se recomienda hacerlo a temperatura ambiente la noche anterior, o en la nevera con dos días de antelación. Luego simplemente será cuestión de calentar una taza al microondas, o añadir un puñado de fideos si queremos convertirlo en una sopa.

Crema de calabaza

En otoño no puede faltar la calabaza en nuestros platos, y una excelente forma de tomarla es con una rica crema. Es recomendable congelar las verduras enteras cubiertas por su caldo, y batirlo una vez lo hayamos descongelado.

Para preparar una rica crema de calabaza vas a necesitar cocer calabaza, una o dos patatas grandes y cebolla. Para darle una mayor consistencia y un sabor irresistible, a la hora de batirlo añade un chorrito de nata o un quesito.

Puré de verduras variadas

Cuece las verduras que más os gusten en casa para preparar un rico plato de puré. En mi receta favorita de puré de verduras no puede faltar el calabacín, la cebolla, el puerro, la patata y la zanahoria.

Como hemos comentado antes, es recomendable no triturar las verduras antes de congelarlas, pues la textura tras la congelación sufrirá muchos cambios. Congela todas las verduras enteras en un tupper cubiertas por su caldo, y tritúralas con un chorrito de aceite de oliva cuando vayas a consumirlo.

Guarniciones de verduras

Cualquier plato sencillo estará más completo y sabroso con una guarnición de verduras. Las verduras cocinadas se pueden congelar, pero mi recomendación es que una vez descongeladas vuelvas a darle un toque rápido en la sartén antes de consumirlas. ¡Te quedarán como si estuvieran recién hechas!

Estos son los platos de verduras que recomiendo congelar:

  • Guisantes con jamón, que puedes tomar como primer plato o por ejemplo añadirlos al arroz y convertirlo en un plato único.
  • Acelgas (cuando vayas a consumirlas, puedes rehogarlas unos minutos en la sartén con unos ajos y un poquito de pimentón)
  • Brócoli hervido. Hay muchas formas de consumir este vegetal, como por ejemplo rehogarlo en una sartén con un poco de ajo; añadirlo a un plato de pasta con queso parmesano, o simplemente tomarlo con un chorrito de aceite y sal como acompañamiento a otro plato.
  • Espinacas cocidas. Con las espinacas cocidas puedes preparar una rica crema; un salteado con ajos y gambas; una tortilla rellena, o un aperitivo de rollitos de salmón rellenos de espinacas.
  • Salteado de verduras y gambas, para acompañar un pescado a la plancha.
  • Salteado de setas y champiñones. Puedes tomarlo como acompañamiento, o añadirlo a la pasta o al arroz.
  • Pisto manchego.
  • Pimientos asados, que podemos aprovechar para preparar una rica ensalada.

Segundos platos

platos cocinados

Si quieres tener un segundo plato ya cocinado que solo tengas que descongelar y calentar en el microondas, te compartimos 12 recetas para chuparse los dedos:

  • Albóndigas de ternera a la jardinera. Una vez preparadas las albóndigas con carne picada de ternera, pan rallado y huevos, las sofreímos y reservamos mientras preparamos la salsa de verduras. Para la salsa vamos a dorar pimientos troceados, zanahorias, cebolla, guisantes y tomate. Cuando esté listo incorporamos las albóndigas y dejamos sofreír todo durante 15 minutos con un chorrito de vino blanco para cocinar.
  • Wok de ternera con verduras.
  • Carne estofada. Rehogamos la carne cortada en trozos en una olla, junto con un poquito de cebolla y ajo. Cuando esté dorada incorporamos zanahorias troceadas, guisantes y un tomate pelado. Sofreímos todo durante unos minutos y después añadimos un chorrito de vino blanco y cubrimos con agua. Tapamos la olla y cocinamos durante 20 minutos, aproximadamente.
  • Pollo al chilindrón. En una sartén sofreímos unos ajos en aceite de oliva y cuando estén dorados los sacamos. Utilizamos ese mismo aceite para sofreír el pollo (que previamente habremos cortado en trozos). Paralelamente, sofreímos en otra sartén ajos, cebolla y pimientos, y cuando las verduras estén al dente (¡con cuidado de que no se quemen!) incorporamos jamón serrano cortado en trozos. Cuando esté listo, añadimos las verduras y el jamón a la cazuela del pollo, vertemos un chorrito de vino blanco, espolvoreamos con tomillo y dejamos cocer durante cinco o diez minutos.
  • Pollo en salsa con champiñones. Rehogamos en una sartén cebolla, ajos y pimientos, y cuando estén bien cocinadas añadimos vino blanco y dejamos un rato más al fuego. Después trituramos la salsa de verduras y reservamos. Salpimentamos las pechugas de pollo con sal y pimienta, las doramos por ambos lados en una sartén y las incorporamos a una cazuela junto con la salsa verduras que hemos triturado. Dejamos que cueza todo durante 10 minutos. En una sartén aparte, sofreímos los champiñones con aceite de oliva y cuando estén dorados los incorporamos al guiso.
  • Pollo asado al limón. Coloca en una bandeja de horno varios cuartos de pollo (dependiendo de los que seáis en casa), cebolla y dientes de ajo enteros. Salpimenta todo con sal y orégano, y riégalo por encima con el zumo de un limón grande. Añade un chorrito de aceite y caldo de pollo y hornea durante una hora y media a 190º.
  • Salchichas de carnicería cocidas al vino
  • Rape en salsa verde. Pocha en una sartén un poco de cebolla y ajo, y cuando esté dorado incorpora una cucharada de harina. Cuando la harina haya cogido color, añade un vaso de vino blanco y deja cocinando a fuego lento unos minutos más. Después incorpora caldo de pescado (casero o en brick) y mezcla bien hasta que la salsa espese. Añade perejil fresco picado para darle a la salsa el color verde, y cuando esté bien integrado incorpora el pescado y deja que se haga a fuego medio durante unos minutos más.
  • Merluza a la marinera. Puedes preparar este plato siguiendo los pasos de la receta anterior, pero añadiendo a la salsa un puñado de almejas.
  • Caballa en escabeche. Pide al pescadero que te limpie la caballa y la deje libre de espinas. Lava bien la caballa antes de cocinar. En una sartén pocha cebolla, puerro y zanahoria, y cuando las verduras estén doradas incorpora un chorro de vino blanco, vinagre, una hoja de laurel y cocina a fuego lento hasta que la salsa se reduzca ligeramente. Fríe los filetes de caballa pasándolos previamente por harina, y después incorpóralos al escabeche que has preparado. Este plato tan delicioso puede consumirse frío o caliente.
  • Bacalao con tomate. Sofreímos en una cacerola con aceite, cebolla, ajo y tomates pelados de lata. Cocinamos un rato a fuego medio hasta que el agua de los tomates se haya reducido ligeramente. Cuando esté casi listo, incorporamos los lomos de bacalao y dejamos que se cocinen dentro de la salsa unos minutos más.
  • Sepia en salsa. Pocha en una sartén un poco de cebolla y zanahoria cortada en rodajas finas. Cuando las verduras estén doradas, incorpora la sepia troceada y añade tomate natural triturado. Cuando el tomate se haya hecho, añade una cucharada de pimentón dulce y otra de harina de maíz y vuelve a remover hasta que quede todo integrado. Por último, incorpora un chorrito de vino blanco, unas hojas de perejil fresco y cubre con agua para que la sepia termine de cocinarse.

Rellenos, sofritos y salsas

Las salsas y rellenos son muy socorridos a la hora de preparar un plato más elaborado que no pueda ser congelado íntegramente o que desees preparar en el momento.

Salsas para pasta

No todos los alimentos pueden ser congelados, ya que algunos pierden sus propiedades tras la congelación o sufren variaciones en su sabor. Dos ejemplos claros son la patata y la pasta.

Por eso, si quieres preparar alguna receta de pasta es recomendable que únicamente cocines y congeles la salsa, y cuezas la pasta cuando vayas a consumirlo. De este modo ahorrarás tiempo en la preparación de tu plato sin que el sabor se altere.

Algunos ejemplos de salsas para añadir a la pasta recién cocida son tomate y orégano, boloñesa, marinera, carbonara...

Rellenos para patata, calabacín y berenjena

La patata, berenjena y calabacín asados son una auténtica delicia, y mucho más aún si los rellenamos a nuestro gusto. Algunos rellenos que pueden prepararse con antelación son, por ejemplo, dados de atún con tomate, carne picada con cebolla o verduras salteadas con atún.

Rellenos para bocadillos, fajitas y sándwiches

Refrigera o congela tus rellenos en bolsas de uso alimentario para preparar  el bocadillo de tus hijos, una cena rápida e improvisada o para el sándwich que te lleves a la oficina.

  • Relleno de carne de ternera salteada con pimientos rojos, verdes y amarillos; relleno de  de atún con tomate; de ensalada de pollo con maíz y col; de champiñones y pimientos de piquillo; pavo asado con manzana; hummus; guacamole...

Caldo de pescado para arroz y fideuá

Elaborar un rico caldo con verduras y huesos de pescado no te llevará más de 20 o 30 minutos, pero a cambio obtendrás la base perfecta  para elaborar un montón de platos, como cremas de pescado y marisco, consomés, arroces o fideuás a la marinera.

Foto de portada | Freepik

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