El aborto es una de las soluciones que muchas mujeres (y muchas parejas) toman cuando saben que vendrá un bebé que no desean o que no podrán cuidar. Es una solución a lo que consideran que es un problema, pero en cierto modo es también otro problema, porque no deja de ser un acto en el que se pone fin a un proyecto de vida que ya se había iniciado.
Esto hace que muchas mujeres sufran años después con el recuerdo de lo que pudo ser y no fue, y desde hace unos años tanto ellas como aquellas que han sido madres y están pensando en abandonarlo, cuentan con el apoyo de un hombre que decidió estar ahí para lo que hiciera falta: la preciosa historia del hombre que adopta a decenas de bebés para que sus padres no los aborten o abandonen.
El hombre que adopta a los bebés, en Vietnam
Su nombre es Tong Phuoc Phuc y en el año 2001 vivió con mucho miedo el embarazo de su mujer, que se complicó sobremanera. Decidió que si sobrevivía encontraría la manera de ayudar a otras personas en la vida.
Ya en el hospital, cuidando de ella, se dio cuenta de que muchas mujeres llegaban embarazadas y salían del hospital sin bebé. Aunque al principio no entendió el porqué, pronto se dio cuenta de que eran mujeres que iban para abortar, y pensó que quizás podría hacer algo por ellas y esos bebés que no llegarían a nacer.
Siendo Vietnam considerado dos años antes el país con el mayor número de abortos anuales, optó por ahorrar un poco de dinero para poder comprar un campo en el que enterraría los fetos de esas mujeres, que por entonces eran desechados con la basura habitual del hospital.
Así es como Tong se hizo con un pequeño cementerio en el que hay ya más de 10.000 fetos abortados, que no solo le da paz a él, sino también a muchas mujeres que abortaron en algún momento de sus vidas y que acuden allí para rezar.
Pero eso no es todo, desde que empezó con el cementerio se corrió la voz de su obra y algunas mujeres que tenían intención de abortar empezaron a buscarlo para explicarle la situación. Él pensó que el mejor modo de ayudarlas era ofrecerles un lugar donde hospedarlas y la posibilidad de adoptar a los niños que ellas no fueran a cuidar.
Fue así como desde el año 2004 ha ido adoptando a más de 100 niños y ha conseguido que muchos de ellos, con el tiempo, hayan vuelto a vivir con sus madres.
Algunos nacen ahí y otros son abandonados
Las mujeres que se hospedan con él le entregan a sus bebés, y otras, conocedoras del lugar, los abandonan en la puerta de su casa, donde también los acoge.
A todos los niños les pone el nombre de Vinh, que significa "honor", si son niños, o Tam, que es "corazón", si son niñas, añadiendo como segundo nombre el de su madre o el del pueblo de la madre por si algún día vuelven a por ellos. Como apellido, les pone Phuc, que es el suyo.
En la actualidad, Tong cuenta con una segunda casa que ya hace las veces de orfanato, separando así los bebés (suele tener entre 20 a 30) con los niños más mayores (unos 30 en los últimos tiempos), de los que cuida con todo el cariño del mundo, desde hace ya 15 años.
Vía | Nuestro Mundo al Revés
Foto | iStock
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