Tu bebé ya ha nacido, estás cansada pero llena de emoción y nada más salir ves como te lo entregan directo de tu útero, lleno de líquido amniótico, húmedo y deseoso de estar contigo, tanto como lo estás tú de estar con él. Solo quieres sentirlo en tu pecho, notar ese peso ligero y pequeño volumen encima de ti, su calor, su tacto y su olor.
Deseas conocerlo con todos tus sentidos y acercas tu rostro a su cabecita para darle besos, y olerle, y mirarle, en una imagen que quedará para siempre en tu retina y un olor que jamás olvidarás... a menos que antes de eso alguien le haya puesto un gorro y haya estropeado el momento: por qué el gorro para los recién nacidos debería ponerse solo para las fotos.
Enfermera, si no le pone ropa, ¿para qué le pone un gorro?
Hasta hace unos años lo primero que hacían al coger al bebé era lavarlo, medirlo, pesarlo, hacerle las exploraciones que consideraban importantes y vestirlo, para luego entregarlo a la madre listo casi para el bautizo. Ahora ya no se hace: el bebé nace y te lo ponen en el pecho porque se ha visto que es lo mejor para la madre y para el bebé. Para la madre, porque sabe que es su bebé, se enamora de él y lo percibe en toda su esencia, creando un vínculo de amor y responsabilidad más que fuerte, y para el bebé porque así mantiene mejor la temperatura, gasta menos energía porque tiene menos ansiedad, hace antes su primera toma y se coge mejor al pecho.
En este cambio se ha eliminado la ropa (no te lo visten para ponértelo al pecho), pero sin embargo en muchos hospitales mantienen el gorro. Como si el cuerpo de mamá fuera suficiente para calentar el cuerpo pero no la cabeza del bebé.
Pero, ¿por qué se pone el gorro?
Porque antes de que lo vistieran y te lo dieran, que es algo que se hacía hace pocos años, ni siquiera te daban al bebé. Se lo llevaban, lo lavaban para quitarle la vérnix caseosa, que es una capa de textura grasienta que tiene como finalidad proteger la piel y evitar la pérdida de calor, lo vestían y entonces lo ponían en una cuna en una nursery, un cuartito lleno de bebés vestidos y tapados con sábanas y mantas, solos, todo con la finalidad de que no perdieran calor (y en ausencia de sus madres, que sí aportan calor).
Lejos de ellas, y limpios sin ninguna protección natural, necesitaban cualquier cosa que evitara la mencionada pérdida de calor. Y una de las prendas era el gorro, que protegía el área de la cabeza.
Pero ahora esto ya no se hace: ya no lavan al bebé inmediatamente y en consecuencia ni se le enfría con el agua (el agua es caliente, pero cuando lo sacas del agua el bebé tiene frío), ni se le retira la vérnix, y ya no se separa de manera absurda al bebé de su madre, sino que se le deja en su pecho de manera que, no solo no pierde calor, sino que encima lo recibe.
Vamos, resumiendo: que no hay razón alguna para poner el gorrito al bebé porque el calor de su madre en las primeras horas tras nacer es suficiente, y así la madre tiene total libertad para conocer a su bebé tal como es, sin la barrera de un gorro que solo le deja libre el rostro, cuando en la cabeza podrían ir decenas de besos y un montón de cariño a través de la respiración, esa que huele al bebé, esa que memoriza su olor para siempre, con los ojos cerrados, conociéndole.
No, no, no... que si lo hacen es por algo
Seguro que más de uno y de una estaréis pensando que menuda tontería, que si se hace es por algo. Pues ya lo he explicado: se hace porque antes creían que tenía sentido. Y no lo digo yo, es que hasta hay estudios que lo corroboran. En el año 2008 la Cochrane hizo una revisión de estudios para conocer las medidas que ayudaban a los recién nacidos a mantener el color corporal en los primeros 10 minutos tras nacer, que es cuando más riesgo hay de padecer hipotermia.
Compararon tener una sala de partos a una temperatura de 25ºC, secar al bebé inmediatamente después del parto, envolverlo con mantas precalentadas, calentar previamente cualquier superficie de contacto y el uso de colchones radiantes o incubadoras con otros métodos como el contacto piel con piel. Vieron que los únicos métodos útiles para evitar la hipotermia eran el contacto piel con piel y el uso de colchones transmisores de calor. Sí era útil la incubadora en los bebés que pesaban entre 1200 y 2200 gramos, pero no tanto en el resto. A la hora de llegar a los gorros concluyeron que "los gorros tejidos no fueron efectivos para evitar la pérdida de calor".
Dicho de otro modo, es que ni siquiera antiguamente, cuando los dejaban solos con otros bebés, el gorro servía para algo a la hora de mantener la temperatura corporal.
Entonces, ¿sólo para la foto?
No. Cada padre y cada madre que haga lo que quiera, porque en realidad el hecho de ponerlo o ponerlo no afecta en nada a la salud del bebé. Yo si fuera madre preferiría que no lo llevara porque así al bebé le caerían más besitos en la cabeza y porque así lo vería tal y como es, y no con un gorro, pero si otros padres consideran que eso de oler al bebé y darle besitos no es importante, y prefieren usar gorro, adelante.
Para el recién nacido al salir, para las fotos, o para lo que cada pareja quiera. Pero no porque haga falta.
Fotos | MissMessie, Brad Kebodeaux en Flickr
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