Hace un tiempo lo comentamos. Muchos de nuestros padres y madres, incluso abuelos y abuelas, apenas pueden ayudarnos porque en su época el saber se había trasladado ya a los profesionales de la salud, que eran quienes daban las recomendaciones, muchas consideradas erróneas en la actualidad.
Basta con ver lo que les decían a las madres lactantes en los años 70 para entender por qué la mayoría de lactancias fracasaban.
Es normal que ahora se quejen y entonen el "a ver si se aclaran los médicos, que entonces nos decían una cosa y ahora dicen otra", como hace el protagonista del post de hoy. El problema es que en su intención de ayudarnos, mete la pata al decir a las madres que amamantan que "a demanda es el camino que no debéis seguir".
No se ponen de acuerdo con las "modas"
Son varias las veces que he visto el texto compartido por internet en los últimos días. Publicado en El Periódico de Extremadura como artículo de opinión, un director de instituto, ya abuelo, se queja de que en la época actual se recomiende a las madres que den el pecho a demanda, supuestamente porque eso va a provocar muchos problemas de conducta a los niños.
Si queréis saber cuáles son sus palabras, podéis leerlas directamente en su escrito. Si no, podéis leerlas a continuación, cuando las vaya comentando.
Los que fuimos padres en su día y ahora tenemos la suerte de ser abuelos, no tenemos por menos que sorprendernos por una nueva moda que está extendiéndose de manera vertiginosa y peligrosa por todas las maternidades y hospitales de nuestro país. Y, ¡mira que es difícil sorprender a los que hemos ido oyendo a lo largo de nuestra vida lo que nos han ido recomendando en hospitales y en consultas privadas de pediatras, sobre el cuidado y atención de nuestros bebés! Primero nos decían que era conveniente asegurarse de que el bebé durmiera siempre boca abajo, y que era sumamente peligroso que lo hiciera boca arriba porque podían, y de hecho parecía que se daban muchos casos, tener problemas de asfixia.
Así es. Se creía que los casos de muerte súbita eran elevados porque muchos niños dormían boca arriba asfixiados de alguna manera al regurgitar la leche, así que recomendaron ponerlos boca abajo considerando que, de ese modo, desaparecería el riesgo de asfixia.
Pasado un tiempo, la moda de dormir boca abajo cambió y, por supuesto, era mucho mejor y más aconsejable que los bebés durmieran boca arriba, aunque también fuimos aconsejados que probáramos de lado, primero el izquierdo y luego el derecho, antes de eso.
Bueno, no lo llamaría moda, sino acaso recomendación errónea. La evidencia demostró que la solución resultó ser un problema aún mayor: no morían menos niños, morían más, así que modificaron el consejo.
Es probable que algunos pediatras, sufriendo con la contradicción de verse recomendando el boca abajo, para luego recomendar boca arriba, decidieran decir "de lado", para que el cambio no fuera tan dramático.
Esta recomendación se dio en el año 1992, así que son ya 25 los años que los profesionales llevan recomendando que los bebés duerman en decúbito supino con la cabeza hacia un lado. La evidencia avala el consejo, así que "la moda" podría ser ya una costumbre.
Con el chupete pasó tres cuartos de lo mismo. Había que intentar, entonces, por todos los medios, que los niños no utilizaran el chupe. Parecía ser que eso les deformaba sus pequeñas y tiernas encías, por lo que los padres de entonces tenían que aguantar con verdadera y estoica paciencia, hasta que su nene, totalmente exhausto, acababa rendido y, agotado, por fin se dormía.
Y antes de eso decían que era muy positivo, así que al parecer han ido modificando el consejo según les ha parecido. Pero eso no quita que al niño haya que calmarlo, y todos sabemos que un bebé no necesita un chupete (a ver cómo lo hicieron nuestros antepasados, si el chupete es un invento moderno), así que aunque entiendo el enfado por ver los cambios, no entiendo que sus nenes acabaran exhaustos y rendidos llorando. ¿No tenían brazos los padres de aquella época para calmar a sus hijos?
No duró, sin embargo, demasiado esta práctica porque, en unos años, se puso de moda, de nuevo, el uso del chupete. Es más, hasta era muy aconsejable, porque evitaba muchos perrengues y cabreos a niños y niñas y, sobre todo, a padres y madres.
Y hasta para prevenir la muerte súbita del bebé se recomienda, aunque la evidencia no está muy clara todavía.
Y que no se te ocurriera ponerle un gorro al bebé que, con todo el cariño del mundo, le había tejido la solícita abuela. Te decían que eso no era sano para el bebé porque tenía que tener la cabecita despejada para que se le aireara y cerrara bien la fontanela. ¡Y ahora no hay niño o niña que venga a este mundo que no aparezca en su primera foto de móvil con su gorrito ya colocado!
Toda la razón, y eso que la evidencia ya dice que el gorro no es necesario en las primeras horas, a menos que el niño vaya a salir a la calle y haga frío.
En lo que respecta al cordón umbilical, hemos pasado de la moda de hacerle curas diarias y bien tapadito, hasta no tocarlo mucho, no echarle nada y preferiblemente al aire.
De hecho, hemos pasado de la mercromina y la povidona yodada al alcohol y el agua con jabón, y ahora depende del hospital, dice una cosa u otra. Aún falta que se extienda una recomendación que en occidente se hace muy poco: poner leche materna. Sorprendentemente, parece que es como mejor se cura.
¿Y lo de la esterilización del «bibe» y el chupete? Si tenías la mala suerte de que rozara el chupe un segundo el suelo, había que dedicar casi una hora entera entre hervirlo, limpiarlo y secarlo para matar todos los bichos. Ahora parece que no es tan malo y no hace falta hervir tanto.
Antes, nuestras mascotas se han llevado unas broncas enormes y algún que otro conato de escobazo por haber chupado a nuestro niño en la mano. Bueno, pues ahora parece ser que es estupendo y muy aconsejable el contacto del bebé con las mascotas e incluso un buen chupetazo de un perro en toda la cara del niño es el mejor remedio para que no se constipe en todo el año.
Es lógico. En una época en que se tenía aún poca evidencia con respecto a los microorganismos y patógenos, lo más lógico parecía evitarle al bebé cualquier cosa que pudiera suponer un riesgo de infección.
Recientemente se ha visto que el sistema inmunitario necesita un poco de suciedad, porque si no "se lía" y empieza a actuar ante situaciones que no debería, produciendo alergias y otras enfermedades inmunes.
En lo que se refiere al horario de las tomas de pecho o de biberón, los pediatras y enfermeras eran taxativos. Había que organizar un horario en que las tomas se produjeran siempre a la misma hora. No debías darle el pecho al bebé, aunque lo estuviera pidiendo a lágrima viva, si no era la hora establecida con anterioridad para comer.
Y coincidiremos, imagino, que era una auténtica aberración. Tanto, que las cifras de bebés amamantados más allá de los tres meses eran bajísimas, ridículas. Pero no solo por eso: si ningún adulto hambriento espera a comer a una determinada hora (un día en el que no tenga obligaciones), ¿por qué se hacía con los bebés?
Pues porque se pensaba que tenían problemas para digerir y había que esperar a que ya no hubiera nada de alimento en el estómago para darle más. El problema era que la estimación de tres horas era exagerada y los niños pasaban muchísima hambre; además, la premisa era errónea, a los bebés sanos no les pasa nada si comen con comida en el estómago. Como sucede con nosotros, que no nos pasa nada si al rato de acabar de comer decidimos comer algo más.
La nueva moda de dar "a demanda"
Bien, pues ahora se acaba de imponer, no hace mucho, la nueva moda a la que me refería al principio, y es lo que se ha dado en llamar «a demanda». Es decir, a lo que quiera el nene y cuando le apetezca. Y aquí es donde se me revuelven las entrañas como padre, abuelo y, sobre todo, como profesor. ¿Cómo que «a demanda» y tan pequeñito? Ése es el camino que no debemos seguir.
No hombre, la moda era lo otro, lo de dejar llorar al niño con hambre sin razón y poner un horario para cada comida. Como padre, abuelo y profesor, sabrá que el reloj es una herramienta muy reciente también. ¿Cómo demonios amamantaban en la época en que no existían los relojes? ¿Cómo sabían cuándo había que darle? ¿Se guiaban por la posición del sol? ¿Y por la noche?
Ya somos demasiado permisivos en la infancia y la adolescencia (todo lo que piden los niños por su boca lo tienen al momento y sin esfuerzo alguno por conseguirlo) como para empezar a hacerles ver que, desde que salen del seno materno llegan a este mundo «a demanda».
Pero es que una cosa no tiene que ver con la otra. El alimento tiene que ser a demanda, el amor también. Lo demás, depende. Depende de lo que le pida. Si su nieto le pide un rato con usted, que le lea un libro, que le explique alguna historia interesante, de esas que como profesor conoce, si le pide que le ayude con las sumas o que le explique quién cree que construyó las pirámides, ¿se lo va a negar? ¿Hay un horario para responder? ¿Le dirá a su nieto que no le dará tal información porque los niños de hoy en día están demasiado acostumbrados a tenerlo todo al momento y sin esfuerzo por conseguirlo?
Desde que son pequeños, en todos sus cumpleaños, nos preocupamos de que tengan, además de los de casa, 28 o 30 regalos más, tantos como compañeros tienen en su clase. No tienen tiempo en ese día tan especial ni siquiera de abrirlos todos para jugar y disfrutar de ellos.
Sin embargo, los pediatras y educadores no hacen más que recomendar que la cantidad de regalos se limite. Los regalos sí, no así el alimento de un bebé, que necesita alimentarse para triplicar su peso en el primer año de vida. ¿O es usted de los que a los niños les da de comer menos de lo que necesitan comer, por aquello de que pasen hambre para que sepan lo que es sufrir por comida, y busquen ellos mismos el modo de conseguir su alimento? Porque podría rozar el maltrato por omisión de cuidados...
Están los colegios e institutos llenos de chicos y chicas que vienen de casa estando convencidos que, en esta vida, se consigue todo sin esfuerzo. No creo que sea bueno criar a un niño «a demanda». Si desde que nace le organizamos su vida con un mensaje tan insólito como «¡Venga, niño, pide por esa boquita que aquí estamos todos para lo que quieras y cuando quieras!», acabaremos haciendo personas insolidarias, egoístas, exigentes, vehementes, nerviosos, impacientes, impresentables, en definitiva, pequeños monstruos que, desde su más tierna edad, les hemos ido enseñando a hacer lo que le salga de «sus demandas».
Pero es que no se le dice eso a un niño. Sólo se le dice, a un bebé que no tiene raciocinio y que funciona en base a instintos (como una cría animal), que nos haga saber cuándo tiene hambre, para darle de comer, y que nos haga saber cuándo no la tiene, para dejar de ofrecerle. Lo primero para que se alimente y sacie su hambre y su sed, lo segundo para no alimentarlo más de lo necesario.
No es nada más que eso. Atender al recién nacido, un ser totalmente dependiente, en base a sus necesidades básicas. Darle de comer, darle cobijo, ponerle una mantita cuando llore porque tiene frío, cambiarle el pañal cuando se queje porque está sucio, cogerlo en brazos cuando se queje por que se siente solo.
¿O es usted uno de esos abuelos o padres que consideran que el bebé es el último que sabe lo que necesita? ¿Uno de esos adultos que creen que saben más que los propios niños y que, por ende, consideran que sus nietos no tienen nada que enseñarle? Porque entonces sería una pena, pero sobre todo para usted, por haber perdido la capacidad de asombro, y sus nietos la oportunidad de querer explicarle cómo ven ellos el mundo.
Conste que estoy de acuerdo con usted en una cosa: los niños deben saber el esfuerzo que cuesta conseguir las cosas, y deben aprender a hacer muchas cosas ellos mismos, que los padres no somos sus mayordomos, sino sus guías y el ejemplo en el que mirarse para aprender a vivir por sí mismos.
Pero hombre, esto no empieza cuando un bebé nace... esto empieza cuando un bebé tiene la capacidad de razonar y, sobre todo, la de buscar soluciones por sí mismo.
Que lo digo todo sin ir a la evidencia, con lo que habría acabado mucho antes: lo que usted llama "moda" es el mejor modo de alimentar a un bebé, tome biberón, tome teta, tal y como recomiendan los organismos competentes en términos de salud infantil.
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