No es la primera vez que hablamos de esta práctica, que consiste en el envío de mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico y sexual personal a través del móvil mediante mensajería instantánea, como Whatsapp, o redes sociales. Se conoce con el nombre de 'sexting' y hace referencia al acrónimo de ‘sex’ o sexo y ‘texting’ o escribir mensajes.
También hemos comentado su aumento entre los menores y los peligros a los que se enfrentan por su afán de conseguir 'likes'. Porque aunque en principio es un envío privado entre dos personas, puede caer en manos de terceros.
Además ahora, investigadores de la Universidad de Calgary han analizado más de una veintena de estudios relacionados con esta práctica y han hallado una correlación entre el sexting y el aumento de la actividad sexual entre los jóvenes. Según esta investigación, los adolescentes que sextean tienen 2,16 posibilidades más que el resto de no usar ningún método anticonceptivo y 1,79 más probabilidades de padecer patologías como la ansiedad y depresión.
Peligros asociados al sexting
Este metaanálisis, publicado en la revista JAMA Pedriatics, ha encontrado una asociación entre hábitos sexuales, como la falta del uso de anticonceptivos (más de 2,16 % de posibilidades) o la cantidad de actividad sexual practicada, pero también otras prácticas peligrosas. Los adolescentes que practican sexting tienen:
1,79 % más de probabilidades de padecer trastornos mentales como ansiedad o depresión.
3,78 posibilidades más de beber alcohol.
3,48 veces más riesgo de consumir drogas.
2,66 más opciones de ser fumadores.
2,5 más probabilidad de pasar por un comportamiento delincuente.
Decepción emocional, en sexting con fines inofensivas
Es otra de las conclusiones de este estudio que insiste en afirmar que la correlación no indica causalidad, es decir, que quien practica sexting no tiene necesariamente que incurrir en prácticas de riesgo.
Según el macroanálisis, que incluye 23 estudios con 42.000 menores de edad, los adolescentes con menor edad pueden ser más susceptibles a los riesgos asociados con el sexting debido a su relativa inmadurez, en comparación con los adolescentes mayores.
No son conscientes de que cabe la posibilidad de que estos contenidos subidos a Internet, acaben en manos no deseadas por fallos técnicos, hackers, descuidos, extorsiones, acoso, chantaje, troyanos...
La psicóloga Sheri Madigan, autora del estudio y profesora asistente de psicología en la Universidad de Calgary (Canadá), ya había participado en otro estudio sobre sexting, publicado en la revista Jama Pediatrics. Ya entonces hablaba de ese uso inadecuado. Concluyó 1 de cada 7 menores de 18 años (15%) ha enviado algún mensaje de este tipo y 1 de cada 4 (27%), lo ha recibido.
Pero para ella los datos no deben sorprender. Lo que es más preocupante es que "casi el doble de los adolescentes dicen que han compartido contenido sexual que no les pertenecía":
"Entre un 12 y un 13 por ciento de los jóvenes refieren que han reenviado un mensaje con contenido sexual a otra persona sin el consentimiento del emisor. Reenvían mensajes de imágenes o videos explícitamente sexuales de otras personas sin consentimiento".
La autora advierte de que los adolescentes no se dan cuenta de que las fotos que comparten podrían acabar en manos de terceros, que podrían usarlas para amenazarlos o chantajearlos.
Aunque ya lo sabíamos, este estudio refuerza la idea de que tenemos que saber qué ven y hacen nuestros hijos en Internet, para protegerles de esos peligros que ni siquiera saben que existen.
Fotos | iStock
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