Durante el embarazo, los pechos son una de las partes del cuerpo de la mujer que más cambios experimenta, para poder alimentar al recién nacido tras el parto.
De hecho, su transformación suele ser uno de los primeros signos del embarazo. Su aspecto no será el mismo antes de la gestación que durante el embarazo, pero también variarán al comenzar la lactancia y, de nuevo, en el momento del destete. ¿A qué se deben estos cambios?
A pesar de que es en la pubertad cuando las mamas comienzan a desarrollarse, tras esa etapa todavía aún no son órganos maduros y siguen en constante cambio hasta la menopausia. Así lo explica Medela, que habla de estas transformaciones.
Antes de la gestación
Además de los cambios habituales de la edad, los pechos renuevan sus propias células internas como parte del ciclo menstrual, motivo por el cual las mujeres pueden notarlos blandos y sensibles o experimentar hinchadez durante la regla.
Embarazo
Con la gestación, el ciclo de renovación de las células internas de los senos queda interrumpido: los niveles de progesterona de la madre empiezan a descender, iniciándose la transformación de los pechos en órganos productores de leche.
Los conductos galactóforos (los conductos internos de la mama que se encargan de llevar la leche desde los lóbulos mamarios hasta el pezón) aumentan en número y en complejidad, y comienzan a bifurcarse hasta formar un complejo sistema de alimentación para el bebé.
A su vez, los lactocitos (las células productoras de leche) también empiezan a desarrollarse en el interior de los pechos y se duplica la cantidad de sangre que les llega. Por esa razón, incluso pueden verse las venas a través de la piel.
Además, es probable que la mujer termine su embarazo con una talla y media o dos de pecho más. Por esa razón, es recomendable que use un sujetador de embarazo o lactancia, aproximadamente a las 12 semanas de gestación. Son modelos sin costuras, con tirantes anchos y con un tejido suave y transpirable.
Debe tener en cuenta al comprarlo, que también es probable que el contorno aumente porque la caja torácica se expande para dejar espacio al bebé.
Primer trimestre
A menudo, los cambios que experimentan las mamas son el primer signo de embarazo en muchas mujeres.
A partir de las tres o cuatro semanas, el aumento de las hormonas y la transformación en la estructura de los senos hacen que tanto los pechos como los pezones tengan mucha sensibilidad y estén más blandos.
En la mayoría de casos, este dolor remite tras superar el primer trimestre, pero en algunas mujeres el dolor puede persistir hasta el momento del parto .
Segundo trimestre
Es posible que los pezones y areolas (los círculos de piel que rodean los pezones) aumenten su tamaño, ya que sobre la semana 15 de gestación se activan las células productoras de leche, y a la semana 22 se iniciará su producción.
Pero las hormonas del embarazo evitan que se acumule o que se produzcan pérdidas de leche, por lo que el cuerpo la reabsorbe.
Otro cambio apreciable se nota en los tubérculos de Montgomery (los pequeños bultos o granitos de la areola). Se hacen más grandes y oscuros, secretando un aceite hidratante que protege contra el dolor y las infecciones al iniciarse la lactancia.
Tercer trimestre
La leche materna está lista en los pechos antes de que nazca el bebé. Por eso, es probable que durante las últimas semanas del embarazo los pezones comiencen a secretar algo de calostro (primera leche).
Para evitar que las manchas de humedad traspasen la ropa, la futuras madres pueden colocar dentro del sujetador unos discos absorbentes.
Un consejo: si la mujer tiene los pezones planos o invertidos, es aconsejable que coloque unos formadores de pezones en el interior del sujetador para que ayuden a sacar los pezones, a partir de la semana 32 semanas de gestación. Así facilitará que el recién nacido se agarre bien al pecho.
Durante estos últimos meses es probable sentir los pechos más pesados o doloridos. Esta sensación puede mejorar con el uso de un sujetador para dormir y uno deportivo como refuerzo para hacer ejercicio y evitar dolores en los pechos y en los ligamentos.
Lactancia
Entre el segundo y el cuarto día después del parto es normal que los pechos estén más llenos y firmes debido a que se produce la llamada ‘subida de la leche’. Puede suceder mas tarde si ha habido una cesárea o un parto traumático.
Algunas madres sienten molestias o dolor en los senos tras el nacimiento del bebé. Este problema, denominado ‘congestión’, ocurre cuando la madre produce más leche de la que pueden soportar los pechos, provocando que estos se endurezcan en exceso y estén extremadamente llenos.
Es una situación temporal y hay que seguir dando el pecho al recién nacido.
Para que los pechos no sufran, es importante:
Asegurarse de que el bebé tiene un buen agarre.
Dar el pecho al menos ocho veces al día y en distintas posiciones.
Masajear los pechos durante la toma para lograr el máximo vaciado o extraer leche hasta sentirse cómoda.
Además, durante los tres primeros meses de lactancia, es probable continuar notando los pechos bastante llenos antes de una toma. Conforme el bebé va creciendo, la madre notará que sus pechos no están tan llenos. Pero eso no significa que produzcan menos leche.
Transcurridos seis meses, lo normal es perder tejido graso del pecho, con lo que su tamaño tenderá a reducirse progresivamente. Este cambio se producirá aunque la madre ya no dé el pecho al bebé, y se debe a que los pechos trabajan de un modo más eficiente, posiblemente provocado por una redistribución del tejido mamario .
Tras el destete
En el momento en que el bebé deje de tomar el pecho, con independencia de cuándo suceda, el pecho volverá a su estado inactivo, invirtiéndose todo el proceso de lactancia.
Lo habitual tras el destete es que en un plazo de tres meses los senos recuperen el tamaño previo al embarazo.
Vía | Medela
Fotos | iStock
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