Pólipo endometrial y mioma uterino: síntomas y tratamiento de dos de las patologías uterinas más frecuentes

Pólipo endometrial y mioma uterino: síntomas y tratamiento de dos de las patologías uterinas más frecuentes
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Los miomas o fibromas uterinos y los pólipos endometriales son dos de las patologías uterinas más frecuentes en edad fértil. Además de ocasionar síntomas molestos en la mayoría de los casos, los miomas y los pólipos también podrían afectar a la fertilidad de la mujer, por lo que es necesario su diagnóstico y tratamiento precoz.

Miomas y pólipos endometriales son similares, aunque tienen algunas diferencias. Te explicamos en qué consisten y en qué se diferencian estas patologías comunes, y cuál es el tratamiento más indicado en cada caso.

El útero, el órgano más grande del aparto reproductor femenino

pólipos endometriales

El útero cuenta con una parte alargada y estrecha ubicada en la zona inferior, llamada cérvix o cuello, y otra más ancha en la parte superior formada por dos capas: el endometrio (la capa más interna) y el miometrio (la capa externa).

Su forma se asemeja a la de una pera invertida, y cuando no hay embarazo tiene unas medidas aproximadas de 8 cm x 5cm x 3 cm (longitud, ancho y grosor) y un peso de entre 50-70 gramos. Tras el embarazo, tanto las medidas como el peso pueden variar ligeramente, llegando a los 9 o 10 cm de longitud y a los 80 gramos de peso.

Según el Instituto Europeo de Fertilidad, una de cada 10 mujeres en edad fértil presenta algún problema para quedarse embarazada, siendo las patologías en el útero una de las grandes causas

En las mujeres que están en edad fértil, los ovarios producen la hormona estrógeno al comienzo del ciclo menstrual. El estrógeno ayuda a preparar el recubrimiento del útero (endometrio) para un embarazo. Cuando el útero está listo, uno de los ovarios libera un óvulo que baja por la trompa de Falopio, donde espera la posible fecundación.

Si la mujer queda embarazada, el óvulo ya fecundado se mueve hasta el útero, donde se adhiere al endometrio. Si no queda embarazada, el endometrio y el óvulo no fecundado se eliminan a través de la vagina durante la siguiente regla.

Miomas uterinos: causas y síntomas

miomas uterinos

De entre todas las patologías que pueden afectar al útero, los miomas o fibromas son las más comunes.

Se trata de pequeñas masas no cancerígenas formadas por células musculares y otros tejidos que crecen dentro de la pared del útero, en la parte externa o entre los músculos uterinos.

Son el tipo más común de tumor benigno en las mujeres en edad fértil. Según estadísticas, se estima que se presentan en el 20–50% de las mujeres en edad reproductiva, afectando con mayor frecuencia a las mujeres que padecen obesidad, hipertensión o tienen antecedentes familiares.

El 30% de las mujeres con miomas uterinos no presenta síntomas, pero en otros muchos casos sí, siendo los más habituales:

  • Sangrado uterino anormal: reglas abundantes y/o sangrados fuera del periodo menstrual.
  • Dolor pélvico.
  • Hinchazón y dolor abdominal.
  • Micciones frecuentes y estreñimiento por la compresión del mioma sobre otros órganos.

Pólipos endometriales: causas y síntomas

A diferencia de los miomas, que se forman por células musculares y son más pesados, los pólipos están formados por tejido del endometrio que no se desprende durante la regla, sino que se queda adherido a la pared uterina.

Son lesiones focales, hormono-dependientes (sensibles al estrógeno) y en la mayoría de los casos benignas, que pueden presentarse solas o en grupo.

Se desconocen las causas de aparición de los pólipos endometriales, aunque hay ciertos factores que elevan el riesgo:

  • Estar cerca de la menopausia o haber pasado la menopausia.
  • Tensión arterial alta.
  • Obesidad.
  • Tomar Tamoxifeno, un tratamiento hormonal para el cáncer de mama

Los pólipos endometriales pueden ser asintomáticos, especialmente si solo hay uno y es pequeño, o producir alteraciones menstruales como sangrados abundantes, sangrado entre periodos o sangrados después de la menopausia. Su presencia también se asocia a infertilidad.

Miomas y pólipos: ¿pueden afectar a la fertilidad y el embarazo?

pólipos endometriales infertilidad

Dependiendo de su tipo y localización muchos miomas son compatibles con un embarazo y parto normal. Sin embargo, en otros casos pueden acarrear la aparición de complicaciones, pues debido al efecto de las hormonas los miomas tienden a crecer, elevando el riesgo de abortos de repetición, parto prematuro, alteraciones en el desarrollo fetal y aumentando las probabilidades de parto por cesárea.

Cuando los miomas causan síntomas importantes, son de elevado tamaño o interfieren en la fertilidad (especialmente en el caso de los submucosos e intramurales, ya que distorsionan la cavidad uterina) o el normal desarrollo del embarazo se recomienda extraerlos.

En cuanto a los pólipos endometriales, se considera que afectan negativamente a la fertilidad de la mujer, inhibiendo la unión entre el espermatozoide y el ovocito, dificultando el proceso de implantación y aumentando la tasa de abortos.

No en vano, según los estudios tras su extirpación las tasas de embarazo llegan a aumentar hasta en un 76%.

Cómo se diagnostican y tratan los miomas uterinos y los pólipos endometriales

miomas y pólipos

Para detectar la presencia de miomas y pólipos endometriales, el ginecólogo debe hacer un estudio de la historia clínica de la mujer y una ecografía transvaginal, que generalmente se recomienda hacer después de la menstruación.

A veces también podría ser necesario otro tipo de pruebas complementarias, como ecografía en 3D, histerosalpingografía, histeroscopia o histerosonografía.

Una vez diagnosticada la patología, se procederá al mejor tratamiento en cada caso concreto, dependiendo de la sintomatología y de cómo el mioma o el pólipo afecte a la fertilidad de la mujer.

La extirpación de los pólipos endometriales se realiza mediante histeroscopia quirúrgica bajo sedación o anestesia general. Este procedimiento consiste en la introducción de un aparato a través del cérvix compuestos por un sistema óptico e instrumental para tomar y resecar las muestras.

Tras la intervención, que dura aproximadamente 30 minutos, la mujer deberá guardar reposo relativo y  evitar actividad física vigorosa, mantener relaciones sexuales y bañarse durante los 15 días posteriores para evitar infecciones.

En cuanto al procedimiento de extirpación de los miomas, dependerá del tipo de mioma y su localización. Así, podrían extraerse mediante histeroscopia quirúrgica,  laparascopia o laparatomía (corte en abdomen para extraer el fibroma conservando el útero).

La recuperación de la mujer dependerá de la técnica quirúrgica empleada, siendo la laparoscopia la opción más rápida y cómoda, y la cirugía abierta convencional la más prolongada.

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