La Asociación Española de Pediatría(AEP) acaba de publicar las Recomendaciones sobre la alimentación complementaria en el lactante amamantado, un documento clave porque se recopila toda la información más actual en este tema. Por cierto, aunque ponga "lactante amamantado" también vale para los bebés que toman biberón o lactancia mixta.
La principal novedad es inclusión del Baby-led weaning (BLW) o "alimentación complementaria dirigida por el bebé", entre las recomendaciones para la alimentación complementaria de los niños mayores de seis meses. Una práctica que mamás y papás llevan años realizando, pero que todavía no había obtenido el beneplácito oficial de este organismo.
Reconocimiento oficial al BLW
Las familias "puré-free" a partir de esta semana lo tendrán un poco más fácil a la hora de defender su forma de alimentar a sus hijos ante comentarios como: "si se va a atragantar" o "con eso no está alimentado", porque por primera vez la AEP ofrece una extensa explicación del método y concluye que "parece una buena estrategia para fomentar hábitos saludables desde la primera infancia", aunque añade que "hacen falta más estudios para determinar su efecto en el aumento de peso".
Entre las "ventajas relevantes" de la introducción de sólidos siguiendo los principios del BLW se destacan:
- Favorece el mantenimiento de la lactancia materna. Independientemente de que las madres que dan pecho son más propensas a practicar el BLW, en un estudio aleatorizado se ha observado un incremento de la duración media de la lactancia materna en el grupo BLW.
- Favorece la alimentación perceptiva y basada en las señales de hambre y saciedad del niño, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto potencia una relación sana con la comida.
- Favorece la preferencia por la comida sana y variada a medio y largo plazo.
- Se ha relacionado con una mejor autonomía y desarrollo psicomotor.
- La mayoría de familias se sienten muy satisfechas, ya que se disfruta de los momentos de comer en familia y disminuye la percepción a corto y medio plazo de que los niños son ?malos comedores?.
Más novedades
Aparte de recomendar el BLW, la nueva guía recopila o actualiza la información sobre muchos de los temas que preocupan a los padres cuando sus hijos empiezan a comer sólidos. La guía da respuesta a estas cuestiones:
Cuándo empezar
La recomendación de esperar hasta alrededor de los seis meses es sabida, pero se incluye no retrasarla más allá del séptimo mes porque hay más riesgo de carencias nutricionales (sobre todo de hierro y zinc), aumento del riesgo de alergias e intolerancias alimentarias o peor aceptación de nuevas texturas y sabores, entre otras.
También se habla de los peligros de introducir alimentos antes del 4º-5º mes que serían, a corto plazo, posibilidad de atragantamiento o infecciones y, a largo plazo, aumento de alergias, intolerancia al gluten, obesidad o diabetes.
¿Cómo se introducen los alimentos?
Introducir los alimentos en un orden concreto se ha demostrado que no aporta nada a la alimentación, así que en los últimos años la máxima es que los bebés pueden comer casi de todo a partir de los seis meses según los gustos y necesidades de cada familia.
Además de evitar los alimentos prohibidos hay que tener la precaución de introducirlos de uno en uno, con intervalos de dos a tres días para observar la tolerancia y aceptación y seguir unas normas de seguridad básicas para saber cómo actuar en caso de atragantamiento que también se describen en la guía.
La AEP ofrece un calendario orientativo de incorporación de alimentos basado en la guía de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, el documento de referencia en cuanto a nutrición en la primera infancia.
Introducción del gluten
En la guía se recoge que, a día de hoy, "se desconoce cuál es la mejor forma de introducir el gluten con el objetivo de disminuir la incidencia de la enfermedad celíaca".
"La recomendación actual es no adelantar ni retrasar su introducción; pudiendo ser introducido entre los 4 y los 11 meses de edad (idealmente esperando a los 6 meses), y procurando no dar cantidades muy grandes de gluten al inicio".
No a los zumos
Se recomienda ofrecer toda la variedad de frutas a los peques desde los seis meses, ya sea en trocitos o triturada, pero evitar los zumos (aunque sean caseros) porque aumentan el riesgo de caries y, además, aportan calorías "no nutritivas" contribuyendo a una "ganancia inadecuada de peso" (en algunos casos sobrepeso y en otros escaso aumento de peso al desplazar el consumo de leche).
Las papillas industriales no son necesarias
Respecto a los cereales, la recomendación es introducirlos a los seis meses "dando preferencia a las harinas integrales". En el documento dan opciones como añadir cereales en polvo a la leche en alguna de las tomas, mezclarlos con frutas y verduras, en forma de arroz hervido, pan pasta arepas o tortas de maíz, quinoa, avena...
"Las papillas de cereales infantiles en polvo no son necesarias si se sigue una dieta rica en hierro. Si bien estos preparados están fortificados con hierro, su biodisponibilidad es mucho menor que el hierro hem de las carnes. Por otro lado, contienen una gran cantidad de azúcares libres y tampoco está demostrado que disminuyan los despertares nocturnos".
Los sólidos, no después de los 8-9 meses
Se recomienda aumentar progresivamente la consitencia de los alimentos: comenzar con grumos, texturas gruesas y sólidos lo antes posible, nunca más tarde de los 8-9 meses, ya que "se han descrito problemas de alimentación a largo plazo y un consumo escaso de frutas y verduras en niños en los que se introdujeron tardíamente las texturas gruesas y semisólidos".
Recordar lo básico
Además de las novedades, en las nuevas recomendaciones de la AEP se recuerdan otros aspectos a tener en cuenta a la hora de iniciar la alimentación complementaria:
- No sustituir tomas de pecho por comida: hasta el año, el principal alimento del bebé es la leche, por lo tanto la comida sería un extra, complemento. Digamos que el plato principal sería la leche y la comida el postre.
- Respetar los ritmos de hambre/ saciedad del bebé: Nosotros tenemos la obligación de ofrecer a los niños comida sana, nutritiva y segura, pero les corresponde a ellos decidir cuánto quieren comer: "La mayoría de las calorías durante el primer año de vida provienen de la leche materna, por lo que no es tan importante la cantidad total de AC que ingieran como su variedad, su disponibilidad y el establecimiento de hábitos futuros".
- Los alimentos potencialmente alergénicos (huevo, pescado, frutos secos, lácteos, legumbres, todo tipo de frutas) se introducen, como todos los demás, a partir de los seis meses, ya que retrasarlo no previene alergias, sino que podría aumentar el riesgo. También se desmiente que ofrecer estos alimentos mientras se mantiene la lactancia materna disminuya el riesgo de alergia ni que modificar la dieta de la madre embarazada o lactante tenga alguna utilidad preventiva.
- Es importante que los primeros alimentos que introduzcamos en la dieta del bebé sean ricos en hierro y zinc.
Vía AEP
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