Hace unas horas hemos visitado, el pediatra con el que trabajo y yo, a un chico de 14 años. Es de los más bajitos de la clase, y además es de octubre, así que toda su vida ha sido el más pequeñito de todos. Lo chocante para sus padres es que en su familia todos son altísimos, hasta el punto que su padre mide más de metro ochenta, y el tío llega casi a los dos metros.
Todo parece indicar que tiene un retraso constitucional del crecimiento, y es que parece que es ahora cuando están empezando a asomar los signos de su pubertad. Sin embargo, es ya la última revisión que le vamos a hacer, porque en cuanto cumpla 15 años pasará con el médico de adultos, y ahí ya no existe el mismo seguimiento, a menos que haya algún problema o enfermedad.
Como él, son muchos los niños y niñas que podrían verse beneficiados de seguir un tiempo más con los profesionales de pediatría, justo en una edad en la que hay aún muchos cambios, y además se inician ciertas conductas de riesgo. ¿Es por eso que la AEP insiste en ver a los niños hasta la mayoría de edad?
La adolescencia, un periodo crítico
Quizás hayáis oído hablar de esta posibilidad en los últimos años, que los niños estén más tiempo en pediatría para incluir también los años de la adolescencia y promover un mayor y mejor seguimiento en esas etapas.
Ahora vuelve a hablarse del tema, tal y como leemos en Heraldo, porque la Asociación Española de Pediatría (AEP) insistió hace unos días en llevar a cabo esa ampliación por edad "porque es un periodo en el que hay muchos problemas y no han terminado su crecimiento", en palabras de la presidenta María José Mellado.
Y es que como he mencionado más arriba, la adolescencia es una etapa de muchos cambios en la que muchos jóvenes tienen más riesgo de iniciar estilos de vida poco saludables, como fumar, beber alcohol, llevar una vida demasiado sedentaria o incluso iniciar prácticas sexuales sin protección.
Una buena relación entre profesionales y padres
Tanto los profesionales de la enfermería pediátrica como los pediatras hacen desde que nacen los bebés un seguimiento periódico de niños y niñas, y así acaban manteniendo con los padres una relación de confianza que luego se hace extensiva a los pequeños (sobre todo cuando ya no hay que ponerles tantas vacunas y empiezan a perder el miedo).
Esta relación puede ser muy útil para establecer una comunicación con los adolescentes, normalmente sin la presencia de los padres, bajo la confidencialidad necesaria y siempre con una premisa clara: los profesionales no están para decir a la gente lo que tiene que hacer, sino para explicar cuáles son los riesgos y consecuencias de ciertas prácticas, y ofrecer posibles soluciones y alternativas.
En la situación actual, con niños de 15 años ya sin revisiones ni control más que en caso de enfermedad y poco más, son muchos los que pueden llegar a quedarse un poco "huérfanos" de profesionales de referencia, y la ampliación de la edad podría serles muy útil, precisamente porque es cuando más necesitan información clara, concisa y válida (son muchos los mitos que aprenden de sus compañeros y amigos).
Pero... son muy grandes para ir al pediatra
El único inconveniente es que a muchos les da "palo" ir al pediatra y estar en la sala de espera junto a bebés y niños, porque ellos se sienten más cercanos al mundo adulto que al que acaban de dejar atrás.
Esto, obviamente, se puede solventar de muchas maneras: marcando una franja horaria para visitar a los niños más mayores, viéndolos en consultas un poco apartadas, o incluso teniendo a profesionales destinados sobre todo a ellos.
En el centro en el que yo trabajo, por ejemplo, hay un proyecto para hacer que la revisión de los 13-14 años sea más larga de lo que es ahora, y se trabajen todos los problemas e inquietudes que pueda tener el menor tanto a nivel físico, de salud, como psicosocial.
Pero claro, es una pena que luego todo eso se pierda, y por eso contábamos con traspasar luego esa información, ese contacto, a los profesionales que tras los 15 años verán a esos niños y niñas; la otra opción, como dice la AEP, es que enfermeras y pediatras sigan con ellos hasta la mayoría de edad.
A nosotros nos parece bien. ¿Y a vosotros?
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