Hay algunas situaciones muy excepcionales donde la leche materna, en lugar de beneficiar ocasiona problemas al recién nacido, por ejemplo, si el bebé presenta intolerancia a la lactosa (azúcar lácteo) debido a que el intestino del pequeño no produce una cantidad adecuada de lactasa (encima que se encarga de degradar la lactosa). Este trastorno se presenta en ocasiones en los recién nacidos o en la población infantil en general, aunque los síntomas de la intolerancia no aparecen antes de los 3 años. Una vez escuchamos como una madre que se encontraba en la sala de espera de la consulta del ginecólogo, le decía a otra madre que su hijo tenía alergia a la leche que ella producía, esto nos dejó muy perplejos y tras buscar la información comprendimos que no era alergia a la leche, sino a los componentes que presentaba.
Que el bebé presenta alergia a la leche materna no es la definición correcta, en realidad y para ser más concretos, la alergia se debe a los alergenos que la madre ha ingerido en su dieta y que en ocasiones pasan a la leche. En ocasiones este problema es fácil de eliminar, basta con cambiar la dieta de la mamá, los productos que pueden transmitir estos alergenos (sustancias que causan reacciones alérgicas) son generalmente los chocolates, huevos o nueces.
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