El hierro es el principal componente de la hemoglobina y cuando hay una necesidad de este mineral, se suele reducir la cantidad de glóbulos rojos que contiene la sangre, aunque esto no es exactamente así, en realidad un número de estos glóbulos se tornan descoloridos.
Este tipo de anemia es de progresión lenta, aparece conforme las reservas de hierro del organismo del niño se agotan. Cuando esto sucede hay unas señales de alarma que nos indican la posibilidad de que el niño sufra anemia, como por ejemplo una actitud más inapetente, tiene ligeros dolores de cabeza, muestra cansancio fácilmente o incluso podemos notarlo por la fragilidad de su cabello y de sus uñas. A pesar de todas las señales de alarma que hemos mencionado, hay una que es muy clara y evidente, se trata de la palidez que el niño puede presentar en su rostro. Los especialistas suelen controlar el color rojo que deben presentar las mucosas internas, como las que hay en los parpados inferiores o las de los labios.
Por suerte, la leche materna asegura que el organismo del niño reciba la cantidad adecuada de hierro y el problema es más difícil que se presente mientras la toma. De hecho, si un niño toma leche de vaca pasteurizada antes de los 12 meses, le puede representar adquirir este tipo de anemia, ya que esta leche captura el hierro que contienen otros alimentos impidiendo que el organismo del niño pueda absorberlo.
El hierro es muy importante, ya que es utilizado por el organismo para activar el sistema inmunitario frente a alguna infección o enfermedad.
Siempre que tu hijo presente alguno de estos los síntomas, es conveniente llevarlo al pediatra para que valore cuáles son las medidas que se han de tomar en caso de una carencia de hierro.
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