A diario convivimos con miles de especies de microbios que influyen de una manera u otra en nuestra salud y la de nuestra familia. De hecho, por cada célula de nuestro cuerpo hay nueve bacterias, así que imaginaos la cantidad de seres vivos microscópicos que interactúan en nuestro organismo.
Lo más curioso es que, como señala el microbiólogo estadounidense Jack Gilbert, ese mundo paralelo invisible que marca nuestras vidas no acaba en uno mismo. Cada familia tiene su propio mundo de bacterias. Incluso si nos mudamos de casa, cada familia también se lleva consigo sus bacterias.
El microbiólogo estudió junto con su equipo a siete familias de tres estados diferentes de los Estados Unidos durante seis semanas. En total participaron 15 adultos, tres niños, tres perros y un gato, de quienes se tomaron muestras con bastoncillos de algodón esterilizado. Se tomaron del interior de su nariz, de sus manos y de sus talones, y también de partes de la casa como la manija de la entrada principal de su casa, el pomo de la puerta del baño, el suelo del dormitorio y la encimera y el interruptor de la cocina.
Hallaron que cada hogar tiene una fauna microscópica característica. Y que cuando una familia se muda de casa se lleva también su "aura" de bacterias. En un sólo día el nuevo hogar tiene la misma flora microbiana que el antiguo.
Las combinación de bacterias propia de una familia es única e irrepetible. Con tomar una muestra de bacterias del suelo de una casa se puede determinar a qué familia pertenecen.
Las bacterias son necesarias, forman parte de nuestra vida y muchas de ellas son imprescindibles para nuestra salud. Sabemos, por ejemplo que la falta de algunas bacterias puede influir en nuestra propensión a desarrollar asma y alergias alimentarias.
Por tanto, no es necesario mantener una limpieza exagerada, ya que el exceso de higiene puede ser perjudicial para mantener a salvo el mundo de bacterias de cada familia. Curioso, ¿verdad?
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