El sueño de los hijos es uno de los temas que más interesan a los padres y también, uno de los que más puede llegar a preocupar. Cuando son bebés, por ejemplo, nos preguntamos en qué momento lograrán dormir de un tirón toda la noche. Y si bien llega una edad en la que finalmente lo hacen (o al menos no se levantarán con tanta frecuencia), hay ciertos problemas de sueño que pueden presentarse.
Uno de ellos, son los terrores nocturnos, un desorden del sueño que aparece por primera vez durante la edad preescolar. A veces, es difícil diferenciar entre éstos y un mal sueño, por lo que te compartimos cómo puedes distinguir entre pesadillas y terrores nocturnos.
Qué es un terror nocturno
Los terrores nocturnos, también conocidos en ocasiones como miedos del sueño, son parte de las parasomnias infantiles, como las pesadillas y el sonambulismo. Debido a que interrumpen el sueño de forma repentina y son similares a la reacción que tienen los niños tras una pesadilla, para algunos padres resulta difícil identificar uno del otro.
Estos terrores nocturnos suelen aparecer en los niños a partir de los tres años, y en algunos casos pueden desaparecer hasta la adolescencia. Pero en general, son poco frecuentes y afectan a un bajo porcentaje de los niños (alrededor del cinco por ciento), por lo que en la mayoría de los casos estaríamos hablando de una pesadilla.
No existe una única causa para los terrores nocturnos, sin embargo la mayoría de los expertos en el tema considera que se deben al propio proceso madurativo del cerebro, como una especie de reajuste nocturno. También podrían desencadenarse por otros factores como estrés, falta de sueño o fiebre, y así como aparecen repentinamente, también pueden desaparecer.
Siete claves para distinguir entre pesadillas y terrores nocturnos
Como comentaba al inicio, al ser similares a las pesadillas, es posible que sea difícil diferenciar entre ambos, por lo que te compartimos siete claves que te ayudarán a saber si se trata de una pesadilla o de un terror nocturno.
Si despierta o no
Las pesadillas son un sueño que provoca mucho miedo, seguido de un despertar completo. A diferencia de éstas, durante un terror nocturno el niño puede aparentar despierto, pero en realidad se trata de un despertar parcial desde una fase de sueño muy profundo.
El momento en el que nos damos cuenta que sucede
La pesadilla la notamos cuando ya ha pasado y el niño se despierta y nos cuenta sobre ella, en cambio, en los terrores nocturnos el niño grita y se mueve de forma agitada y desesperada mientras éste está teniendo lugar, para después tranquilizarse y al despertar, no recordar lo ocurrido.
El periodo de la noche en el que se presentan
Las pesadillas suelen aparecer muy tarde en el período de sueño, usualmente entre las cuatro y las seis de la mañana, cuando los sueños son más vívidos. Los terrores nocturnos, por otro lado, ocurren cuando el sueño es muy profundo, en la primera parte de la noche, ya sea durante la primera hora o entre la una y tres de la madrugada.
El aspecto y comportamiento del niño
Cuando tiene una pesadilla, el niño llora y permanece asustado después de despertarse. Durante un terror nocturno, el niño se sienta, se agita y hace movimientos extraños, mientras llora, grita, gime e incluso habla. Puede tener los ojos abiertos de par en par, estar sudoroso y tener el ritmo cardíaco acelerado. Todos estos miedos y confusión, desaparecen cuando finalmente despierta.
La reacción a tu presencia
Al despertar de una pesadilla, el niño puede ir en tu búsqueda para que lo reconfortes, o bien, se da cuenta de tu presencia y se tranquiliza al verte. Cuando sucede un terror nocturno, el niño parece no darse cuenta de que estás con él, e incluso, puede intentar apartarte, gritando y agitándose aún más si intentas inmovilizarlo.
La facilidad con la que vuelve a conciliar el sueño
Tras una pesadilla, es posible que le cueste volver a dormir debido a lo asustado que se siente. Durante un terror nocturno, o mejor dicho, cuando éste ha pasado, el niño vuelve a conciliar el sueño rápidamente sin llegar a despertarse por completo.
Su recuerdo de la experiencia
En el caso de las pesadillas, el niño recuerda lo que ha soñado y puede contarte acerca de ello. En cambio, tras haber vivido un terror nocturno, el niño no recuerda nada de lo que ha soñado, ni tampoco la agitación o los gritos que tuvo durante éste.
Qué hacer si tu hijo tiene terrores nocturnos
El tema de los terrores nocturnos puede llegar a ser muy angustiante para los padres. En otras ocasiones te hemos compartido algunas cosas que puedes hacer para evitar su aparición, entre las que destaca el reducir los niveles de estrés del niño y ayudarle a relajarse antes de la hora de dormir.
Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos van desapareciendo a medida que los niños crecen, y su presencia suele ser durante un breve tiempo, por lo que debemos ser pacientes y acompañarle lo mejor posible.
En caso de que ambos aparezcan con frecuencia o durante un periodo prolongado, lo mejor siempre será comentarlo con el pediatra o un especialista, para investigar los posibles motivos por los que continúan presentándose y que nos den las recomendaciones adecuadas para tratar a nuestros hijos de forma personalizada.
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