Tal y como explicó Lola ayer, Lactalis está procediendo a retirar todos los lotes de productos para bebés que hayan salido de la fábrica de Craon (Francia), para asegurarse de que lo que pasó con el niño de Bilbao y a decenas de niños en Francia no le pase a ninguno más.
Hablamos de un caso de salmonelosis (infección por salmonela) en un bebé que tenía algo menos de un mes cuando todo empezó. El Diario Vasco ha hablado con ella y sus palabras son claras: ¿Cómo llega leche contaminada a una consulta de Pediatría?
La historia del pequeño Marcos
Nació el 22 de agosto y cuando tenía cerca de 20 días de vida su madre lo llevó a la consulta de pediatría porque notaba que estaba estreñido y que se quejaba de la barriga. Allí, la doctora le recomendó cambiar de leche y le dio una muestra de Damira Pro 1, una leche con proteínas hidrolizadas con la que consideró que el bebé estaría mejor.
Aunque en un primer momento pensó que le estaba yendo genial, porque estaba menos irritable y las cacas empezaban a ser más blandas, pronto empezó a hacer deposiciones diarreicas, y al ver que la fiebre subía hasta 38,5ºC decidieron ir al hospital, donde se quedó ingresado dos días.
El cultivo de las heces mostró que el pequeño sufría una infección por salmonela, y empezaron a indagar para conocer la posible causa, preguntándole por la leche que tomaba y si en casa tenían animales como pájaros, serpientes o tortugas.
Un mes después tuvieron que volver a urgencias con el pequeño a más de 40 de fiebre y la tez pálida. Allí vieron que sufría una sepsis por estreptococo (no relacionada con la infección anterior, pero que podría haber combatido en mejor estado de salud de no haber tenido salmonelosis), de la que también logró recuperarse.
Semanas después les confirmaron que era el único caso de infección por salmonella agona, que había afectado a 37 niños en Francia como consecuencia de unos lotes de alimentos infantiles contaminados. La madre llamó a Lactalis, que le confirmó que su caso era como consecuencia de ello, y que se harían cargo de los gastos médicos.
Marcos es portador de la salmonela
Pero la madre está dispuesta a reclamar daños y perjuicios, al hacerse todas estas preguntas: "¿Cómo es posible que llegue leche contaminada a una consulta de pediatría? ¿Qué controles de calidad ha pasado? ¿Por qué no me lo dijeron antes?".
Y es que Marcos, además de todo lo que ha vivido ya en su corta vida, tiene que seguir haciéndose cultivos de heces cada mes hasta dentro de un tiempo, y aunque ya parece recuperado es portador de la salmonela, de manera que sus padres tienen que extremar la higiene después de cambiarle el pañal para evitar contagiarse ellos mismos, o a otras personas.
¿Cómo llega una leche contaminada a pediatría?
Es una muy buena pregunta, si desconoces que estas cosas a veces pasan. Leche contaminada llega a una consulta de pediatría y llega a la farmacia, y a cualquier sitio, porque la leche artificial en polvo no es estéril, y aunque generalmente no conlleva riesgos importantes, a veces se contamina por algunas bacterias como la de la salmonela o el Cronobacter, que sobre todo en bebés pequeños puede llegar a ser muy peligroso.
Pero esto no es todo. La pregunta en realidad debería ser otra: ¿Cómo llega una leche de inicio a pediatría?. En Diario Vasco lo han explicado así:
La doctora le recomendó que cambiara de leche y le dio una muestra en un bote pequeño –práctica habitual– de una marca especial antiestreñimiento que se adquiere sólo con receta, Damira Pro 1.
Tienen razón, es una práctica habitual. Pero eso no quiere decir que sea una práctica legal. En España existe una ley que regula la fabricación y distribución de fórmulas de inicio y de continuación, que es el Real Decreto 867/2008, que en el Artículo 9.4 dice que:
Se prohíbe a los fabricantes o distribuidores de preparados para lactantes proporcionar al público en general, a las mujeres embarazadas, madres o miembros de su familias, productos por debajo del precio de coste o por precio simbólico, muestras ni ningún otro obsequio de promoción, ya sea directa o indirectamente a través de los servicios sanitarios o del personal sanitario.
O lo que es lo mismo, se prohíbe que los fabricantes o distribuidores hagan llegar a los servicios sanitarios o personal sanitario muestras de preparados para lactantes, que es la leche que se da a los bebés desde que nacen hasta al menos los 6 meses de vida (las número 1).
Que sí, que es una práctica habitual, pero eso no quita que siga siendo ilegal. Los profesionales sanitarios no deberíamos dar muestras de leche tipo 1 (y la Damira Pro 1, aunque es hidrolizada, no deja de ser un preparado para lactantes).
¿Y si se hubiera preparado el biberón según recomiendan las sociedades científicas?
Desde hace unos años (más de 10 años) la OMS recomienda que los biberones se preparen con el agua a una temperatura de entre 70 y 90 grados para que, en caso de que el polvo tenga salmonela o Cronobacter la probabilidad de infección sea mucho menor. Los CDC (centros de control de enfermedades de EE.UU.) se sumaron también a esta recomendación, también el servicio de salud de Gran Bretaña (NHS), y en 2016 la Generalitat de Catalunya, en la guía de alimentación más reciente que tenemos en España (y con la última evidencia), donde podemos leer esto:
Verter el agua necesaria inmediatamente al biberón. Esperar 3 minutos para que la temperatura del agua se sitúe cerca de los 70 ºC, añadir la leche en polvo en la cantidad recomendada por el equipo de pediatría y agitar el biberón. El agua a 70 ºC está lo bastante caliente para destruir las bacterias que pueda haber en la leche en polvo.
Si los profesionales de la salud explicáramos que el mejor modo de preparar un biberón es con el agua a 70ºC el riesgo de infección por cualquier patógeno presente en el polvo de la leche artificial disminuiría. Pero es probable que a la madre de Marcos no se lo explicaran.
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