¿Deben los niños esperar dos horas para hacer la digestión antes de bañarse?
Salud infantil

¿Deben los niños esperar dos horas para hacer la digestión antes de bañarse?

Es una de las recomendaciones que más oímos en verano en playas y piscinas, y una de las máximas grabada a fuego en nuestra infancia, que al parecer no tiene mayor justificación. Después de comer teníamos que esperar dos horas antes de bañarnos por miedo a sufrir el tan temido corte de digestión.

Mirábamos ansiosos el reloj deseando que llegara la hora y nos dieran el pistoletazo de salida para poder entrar al mar o zambullirnos en la piscina. ¿En realidad es peligroso o es un mito? ¿Deben los niños esperar dos horas para hacer la digestión antes de bañarse? ¿Por qué dos horas?

¿Qué es el (mal llamado) corte de digestión?

En realidad, lo que conocemos como corte de digestión como tal no existe, porque la digestión no se interrumpe en ningún momento. En realidad lo que sucede es un síndrome de hidrocución.

Se produce por un reflejo de inmersión extremo, cuando se produce una alteración brusca de los reflejos al contacto con el agua, pudiendo provocar una pérdida de conocimiento o una parada cardiaca.

Al introducirse en el agua de forma brusca, el organismo reacciona disminuyendo la frecuencia cardiaca y una vasoconstricción periférica para garantizar que el cerebro tenga un aporte preferencial de sangre y por tanto de oxígeno.

Los niños, al igual que los ancianos, son más propensos a estas descompensaciones, pues sus mecanismos de reflejos son más lentos.

Tengamos en cuenta que hablamos del verano, cuando el cuerpo presenta una elevada temperatura por haber estado al sol o realizando una actividad física, frente al contraste del agua fría del mar o de la piscina. Cuanto más baja es la temperatura del agua y más elevada la temperatura corporal, más acusado será este reflejo.

¿Qué tiene que ver la digestión en este proceso?

Entonces, si es una cuestión de temperatura, qué tiene que ver la digestión. Cuando se habla de 'hacer la digestión' no nos referimos al proceso completo, sino a aquel que se produce en el estómago y que puede durar desde minutos a 2-3 o incluso más horas (depende de lo que se ingiera).

Mientras se hace la digestión, los vasos del aparato digestivo se dilatan para favorecer el proceso. Como consecuencia de ello, otras zonas del cuerpo, como puede ser el cerebro, reciben una cantidad menor de sangre.

Si en ese momento entramos al agua fría de forma súbita, la sangre del tubo digestivo se desplazará a otros órganos como la piel, para contrarrestar el cambio de temperatura. La hidrocución puede darse sólo por un reflejo de inmersión extremo, pero la digestión puede favorecer que se desencadene ya que el cerebro recibe menos oxígeno durante este proceso. El peligro de hidrocución aumenta si la comida ha sido muy abundante, si el agua está muy fría y si la piel está muy caliente.

Depende de lo que se ha comido

Entonces, ¿debo hacer que el niño espere dos horas antes de bañarse o no? Una vez más, el sentido común es el mejor consejero.

La respuesta dependerá, en gran medida de lo que haya comido. Si ha ingerido una comida copiosa, el estómago necesitará mayor cantidad de sangre para digerirla. Si encima el niño ha estado al sol (tiene el cuerpo caliente) y se mete al agua (muy fría) de forma brusca, el riesgo de sufrir un síndrome de hidrocución es muy elevado.

En cambio, si el niño ha comido un sandwich o una ensalada, basta con controlar que entre al agua lentamente y de forma progresiva para que el cuerpo se vaya acostumbrando al cambio de temperatura.

Prudencia para evitar un susto

Las dos horas de espera no son necesarias si se minimizan los riesgos. Si la comida ha sido ligera, ha estado a la sombra y se entra al agua de forma progresiva, refrescando primero brazos, cabeza y cuello, o jugando en la orilla (o en la parte baja de la piscina) prácticamente no hay riesgo.

Lo que no debe hacerse es zambullirse de golpe en agua fría tras haber estado al sol o haciendo ejercicio, y mucho menos tras una comilona.

A la más mínima sospecha de que el niño está mareado, con náuseas o visión borrosa, debe salir del agua lo más rápido posible y pedir ayuda.

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