El pasado día 2 de Abril fue el Día Mundial para Concienciar sobre el Autismo y como habréis notado en Bebés y más estamos dedicando varios artículos al Trastorno del Espectro Autista porque son muchos los niños afectados, cada vez más, y porque lo más importante para ayudarles a ellos y a los padres es que entre todos tomemos conciencia de qué es el autismo.
Si hace unos momentos Lola nos ha traído un estupendo vídeo en el que podemos ver y escuchar cómo es la vida de un niño con autismo, ahora os vamos a explicar qué es, por qué se produce, qué comporta y otras cuestiones y dudas que pueden surgir al respecto. Vamos a hablar del autismo en bebés y niños y a explicar todo lo que creemos que hay que saber.
Qué es el autismo
Es un trastorno neurológico que forma parte de un grupo de trastornos llamados TEA (Trastorno del Espectro Autista), que afecta a la capacidad de comunicarse y relacionarse con los demás de una manera más o menos intensa. Es más frecuente en niños (cuatro niños por cada niña) y es independiente de la etnia o clase social.
Es característico de las personas con autismo el tener comportamientos repetitivos y tener unas rutinas que pueden llegar a seguir de manera obsesiva, aunque los síntomas pueden ser leves o severos.
Una definición que siempre me ha gustado mucho al respecto es la que hizo Lorna Wing, psiquiatra y madre de una niña con TEA, al afirmar que el autismo es:
Un continuo que abarca desde las personas más profundamente retrasadas, tanto física como mentalmente... hasta las personas más capaces, realmente inteligentes, pero con grandes dificultades sociales como su única y sutil discapacidad. Se superpone con las dificultades de aprendizaje y se difumina en la excéntrica normalidad.
¿Cuándo se sabe que un niño tiene autismo?
Dado que en los primeros meses y años de vida la interacción entre los niños y otros niños, o con sus padres, puede ser relativamente pobre (hay niños que hablan antes, otros que hablan después, y niños más espabilados y otros algo menos), puede saberse entre los dos y los tres años, según sea la severidad del trastorno. Nuevas investigaciones parecen estar encontrando la manera de descubrirlo bastante antes, y esto será positivo porque las terapias tempranas pueden ayudar a los niños a adaptarse mejor al medio y al entorno en una época de mucho desarrollo y aprendizaje.
En cualquier caso suelen ser los padres los que dan la señal de alarma cuando tienen la sensación de que no hace lo mismo que otros niños o que incluso parece que hace menos cosas que otros niños, aunque a veces son los pediatras los que se lo señalan a los padres, al ver que no cumple los hitos que se esperan de un niño de la edad concreta.
Puede suceder también que a la preocupación de los padres venga un consejo de esperar un poco, porque ciertamente muchos niños tienen un desarrollo algo más lento, aunque lo recomendable, en caso de duda de los padres, es realizar una valoración por parte de un especialista, que descarte o confirme el trastorno.
¿Qué es eso del espectro?
Se habla de espectro porque el autismo se manifiesta de muchas formas diferentes: no todas las personas con autismo actúan del mismo modo porque en algunas el trastorno puede ser leve y en otras muy severo. Hay niños que pueden ir al colegio con los niños de su edad, pese a tener dificultades para relacionarse con ellos de algún modo, y hay otros que tienen más dificultades comunicativas y que incluso tendrán problemas para aprender a leer y escribir. También los hay que tienen muchos problemas con los estímulos sensoriales que reciben (como el niño del vídeo que ha puesto Lola) y otros que no tienen tantos problemas de este tipo.
¿Por qué un niño puede llegar a tener autismo?
Gran pregunta cuya respuesta es de lo más complicada, porque aún no se puede determinar claramente cuál es la causa, probablemente porque no parece que haya una única. Parece ser que la herencia genética tiene bastante fuerza, dado que hay un gran número de genes relacionados con el trastorno, pero la genética no lo puede explicar todo porque si no, los padres u otros familiares lo tendrían también.
Esto quiere decir que parece ser que hay uno o varios desencadenantes que lo provocan, ya sea en el embarazo, en el parto o una vez el bebé nace. Por ejemplo, se ha visto que muchos niños con autismo lo son desde el embarazo, y que podría estar relacionado con infecciones, con padecer preeclampsia o con el consumo de antidepresivos. Asimismo, parece que comer pescado y tomar ácido fólico ayuda disminuyendo el riesgo de tener un bebé con autismo.
También se está investigando la posible relación entre la oxitocina sintética que se utiliza en un gran número de partos y el aumento de probabilidades de autismo en el bebé, y a pesar de que el debate sobre las vacunas y el autismo está aún candente, no se ha encontrado hasta la fecha ninguna relación directa entre una cosa y otra.
¿Hay cura para el autismo?
No hay cura y por eso se dice que es un trastorno con el que se lidia toda la vida. Pero que no la haya de momento no quiere decir que no haya esperanza, porque en países como EE.UU. se está trabajando incluso en una ley que serviría para proteger y financiar la investigación de un trastorno que cada vez es más numeroso.
Por otro lado, aunque no hay cura, sí hay terapias que pueden ayudar a los niños, sobre todo cuando la detección es temprana, pues su cerebro está en crecimiento y desarrollo y se puede promover la creación de nuevas conexiones neuronales en base a juegos, a terapias con música, con animales, etc., que ayuden al niño a relacionarse mejor con los demás.
¿Y si creo que mi hijo tiene autismo?
Si crees que podría tener autismo lo mejor es no quedarte con la duda y comentarlo a su pediatra, porque cuanto antes se tenga el diagnóstico antes se puede empezar a actuar y mejor es el pronóstico. Como ya hemos explicado, hay niños que no pueden ir al colegio con los niños de su edad, pero muchos otros sí, y crecer y avanzar con ellos.
¿Y cómo se diagnostica?
El diagnóstico lo realiza un profesional en base a la observación del niño en diferentes situaciones y actividades, hablando con los padres, interaccionando con el niño, viendo cómo juega, cómo se relaciona con los demás, etc. En cualquier caso, para que podáis haceros una idea de si vuestro bebé o niño pudiera tener un trastorno del espectro autista, mañana os explicaremos qué tenéis que tener en cuenta si tenéis sospechas al respecto.
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