Las familias han lanzado su cruzada y esto es algo que no entendemos, si los científicos y expertos muestran que no hay relación ninguna, ¿por qué trasladar el tema al sistema jurídico cuando este organismo no tiene los conocimientos necesarios y su decisión pudiera ser más una cuestión política o jurídica que científica?
Recordemos que el autismo es un trastorno relacionado con una disfunción de la química cerebral que deriva a su vez en diversas disfunciones. Las causas se desconocen, pero los expertos se encuentran inmersos en descifrar esta enfermedad para poder obtener una cura y esta tarea la realizan desde hace varios años. Es lógica la preocupación de los padres que tienen un hijo que padece autismo, no desean que otra familia pueda sufrir las consecuencias de la enfermedad por una posible causa externa (en este caso la vacuna).
Todas las pruebas realizadas muestran lo contrario a lo que sospechan los padres, incluso un componente de esta vacuna, el thimerosal, fue eliminado ante la sospecha de que fuera el causante del aumento de casos de autismo, esto se realizó hace ya algunos años, sin embargo, la incidencia de esta enfermedad sigue ascendiendo.
El caso es que la desesperación de los padres les ha llevado a realizar una demanda colectiva que posiblemente no prospere, aunque parezca duro, ojalá realmente fuera la vacuna la responsable del aumento del autismo, por lo menos se conocería la causa y podría eliminarse.
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