Hace cosa de un año hablamos en Bebés y más de la necesidad o innecesidad de bajar a los bebés la piel del prepucio para evitar la fimosis y hoy quiero retomar el tema porque algunos expertos se han pronunciado acerca del mejor momento para intervenir a los niños y curiosamente, en contra de lo que mucha gente cree, la edad ideal es a partir de los ocho años.
Son muchos los niños que son intervenidos más pequeños por no esperar a que el prepucio se vaya abriendo solo y, peor, son muchos los pediatras que dan tirones a los niños cuando tienen tan sólo seis meses con el fin de conseguir que la piel se abra antes, produciendo lesiones y heridas que luego tienen que cicatrizar y que, en consecuencia, logran lo contrario a lo que se busca: como las cicatrices son menos elásticas que la piel sana, el prepucio puede acabar siendo menos elástico también.
Hasta el año la fimosis es fisiológica, es decir, no deberíamos hacer nada hasta ese momento, más allá de bajar un poco la piel, siempre sin forzar, para que entre agua y jabón durante el baño. Pasados los primeros doce meses las adherencias van desapareciendo y las fimosis se van resolviendo hasta el punto que hacia los 5-7 años el 90% de niños ya no tienen fimosis. Más tarde, entre los 8 y los 11 años, sólo el 6% de los niños siguen con ella.
De este modo, esperando hasta los 8 años, son muchos los niños que se ahorran una intervención quirúrgica, ya no sólo por la intervención en sí, sino porque hasta ese momento la anestesia es general, y operar con anestesia local es menos arriesgado.
Esto es lo que ha destacado Natalio Cruz, coordinador nacional del Grupo de Andrología de la Asociación Española de Urología (AEU), al comentar que la operación de fimosis es “relativamente banal y sencilla" y que, por lo tanto, la anestesia general es una medida “desproporcionada". Como a los ocho años la intervención se puede hacer ya con anestesia local, parece lógico esperar hasta ese momento. Además, sugiere que el remedio casero de dar tirones debería descartarse al producirse en la piel “pequeñas heridas”.
En resumen, dejemos en paz el pene de nuestros hijos (si no es que tienen infecciones habituales o problemas para orinar, males que pueden hacer necesaria la operación), que normalmente son ellos los que se curan las fimosis a base de darle meneos (probad a quitarle el pañal a un niño de un año o más y veréis), y si la cosa no se resuelve démosles tiempo, probad con una crema de corticoides que os recete el pediatra y a los ocho años, si aún siguen con fimosis, valorad la posibilidad de hacer la intervención, bastante simple, ya con anestesia local.
Vía | Andalucía Noticias
Foto | Ytang 3
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