La fimosis es la imposibilidad de bajar la piel del prepucio del pene. En los bebés es una condición fisiológica, ya que el prepucio y el glande están adheridos desde el nacimiento. Con el paso de los años, estas adherencias irán desapareciendo sin necesidad de hacer nada, y la fimosis se resolverá por sí sola.
Pero puede haber situaciones en las que se recomiende operar al niño, especialmente si presenta episodios recurrentes de balanitis (inflamación dolorosa del pene), infecciones de orina o si la fimosis no se soluciona con la edad.
En este post hablamos hace un tiempo sobre la operación de fimosis en niños, y hoy queremos detenernos en el posoperatorio: ¿qué cuidados se necesitan los días posteriores a la intervención quirúrgica y cómo es la recuperación tras la circuncisión?
¿En qué consiste la circuncisión o la operación de fimosis?
La circuncisión u operación de fimosis consiste en cortar circularmente una porción del prepucio del pene con el objetivo de liberar el glande y dejarlo al descubierto. En algunos países esta práctica se realiza por motivos religiosos o culturales, pero nosotros vamos a centrarnos en la circuncisión quirúrgica realizada por motivos médicos justificados.
La operación de fimosis tiene lugar mediante anestesia general, aunque en función de la edad que tenga el niño se podría realizar bajo anestesia local, eliminando las complicaciones asociadas al despertar de la anestesia general, como la confusión, el aturdimiento, las náuseas o los escalofríos.
Las suturas de la piel se hacen con hilo absorbible que tardan entre dos y tres semanas en desaparecer.
Se trata de una operación de carácter ambulatorio, cuya duración aproximada es de 30 minutos. Una vez que el niño haya despertado de la anestesia, si todo va bien y no hay ninguna complicación, será dado de alta para continuar el post-operatorio en casa.
Primeros días del post-operatorio: curas y aspectos a considerar
Tras la operación, el pene estará envuelto en una gasa estéril, colocado hacia arriba y cubierto con un apósito comprensivo que evitará que sangre y se inflame. Salvo que el cirujano indique lo contrario, es recomendable mantener este tipo de vendaje durante las 24-48 horas siguientes, pues es cuando más riesgo de edema y hematoma hay.
La herida debe curarse varias veces al día con agua tibia y jabón neutro, aunque también podría recomendarse el uso de un antiséptico como la clorhexidina o incluso suero fisiológico. Después de lavar la herida hay que secar bien el pene con ayuda de una gasa estéril, aplicando toquecitos suaves por toda la superficie; sin arrastrar.
Hay médicos que también podrían recomendar antibiótico, así como la aplicación de una pomada o vaselina para lubricar la zona, favorecer la cicatrización y evitar roces.
Dada la especial sensibilidad que tiene la zona operada, los primeros días es recomendable rodear el glande con una gasa estéril y utilizar calzoncillos de algodón ajustados. La gasa deberemos cambiarla tantas veces al día como sea necesario, asegurándonos siempre que permanece limpia y seca. Podría ocurrir que al retirar la gasa para cambiarla, esta se hubiera quedado pegada a la herida. En ese caso debemos despegarla con mucho cuidado, ayudándonos de agua tibia o suero para que se desprenda más fácilmente.
Los dos primeros días días tras la operación son los más dolorosos. Podemos dar al niño paracetamol y/o ibuprofeno -según las recomendaciones del médico- para aliviar las molestias. También se puede aplicar sobre la zona compresas frías (¡nunca hielo en contacto directo con la piel!) que ayudarán a bajar la inflamación y reducir el dolor.
¿Duele la herida cuando toca ir al baño?
En contra de lo que podamos pensar, el momento de ir al baño no tiene por qué ser especialmente doloroso para el niño. Sin embargo, sí puede escocer la herida si se moja con orina. Por eso, -y para evitar infección- es fundamental que después de ir al baño limpiemos la herida y cambiemos la gasa por una nueva.
En cualquier caso, si ir al baño le supone al niño un problema (ya sea por miedo a que le duela o porque refiera a continuación mucho escozor), un truco que podría aliviarle es llenar el bidé con agua tibia y permitirle que haga pis en él, ya que el contacto con el agua mitigará las molestias.
Precauciones que debemos tomar hasta que los puntos hayan caído
Los puntos se caerán aproximadamente entre las dos y tres semanas después de la operación, momento en el cual la herida ya estará completamente cicatrizada y el niño podrá volver a recuperar su actividad normal.
Pero hasta entonces, es recomendable que guarde un reposo relativo y evite el deporte y las actividades que impliquen un cierto riesgo de sufrir un golpe o traumatismo. Igualmente, el baño en piscinas y playas también está prohibido hasta que los puntos caigan. No así, como hemos mencionado más arriba, la ducha o el baño en la bañera de casa.
Al igual que ocurre con cualquier otra herida, hasta que haya curado por completo debemos vigilar cualquier signo de alarma que nos indique una posible infección: la presencia de pus o secreción, sangrado que no cesa tras la aplicación de cuidados, fiebre, dolor que no se controla con analgésicos y/o que va a más, así como zona inflamada y enrojecida. En estos casos, debemos ponernos en contacto con el pediatra de inmediato.
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