Mucho se ha dicho e investigado sobre el sueño de los bebés. Esto no resulta sorprendente, pues es uno de los temás que más dudas ocasiona a los padres -en especial durante el primer año de vida- y ayudarnos a conocer sobre el tema nos ayuda a entender mejor las necesidades de los bebés.
Sin embargo, a pesar de que la evidencia ha indicado que los llantos del bebé siempre deben ser atendidos, hay algunas familias que continúan creyendo o utilizando ciertos "métodos" (bastante cuestionables) en los que sugieren dejar llorar al bebé hasta dormirse.
Por ello, hoy vamos a abordar este tema, desde el punto de vista científico. ¿Qué dicen los estudios sobre dejar llorar a los bebés hasta dormirse?
Dejarle llorar no es natural
Antes de pasar a hablar sobre los efectos de dejar al bebé llorar hasta dormirse, quiero abordar el tema desde la perspectiva de los padres. Dejar llorar al bebé no es algo natural - y no lo digo yo, lo dice la ciencia.
De acuerdo con una investigación de la Universidad de Oxford, el llanto de un bebé genera una potente respuesta en el cerebro de las personas, haciendo que sea imposible ignorarlo para todos, incluyendo aquellos que no tienen hijos.
Cuando tanto un hombre como una mujer adultos oyen un bebé llorar, instantáneamente, mucho antes que al oír el llanto de un adulto o de un animal, se activan dos regiones del cerebro involucradas con la respuesta emocional, poniéndoles alerta y activando una respuesta al instinto de supervivencia que emite el bebé a través de su llanto.
Por otro lado, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD, por sus siglas en inglés), encontró que el cerebro de la madre está biológicamente programado para atender el llanto del bebé, y que la reacción de éstas, independientemente del país o cultura que sean, consiste en cogerlos en brazos y hablarles para tranquilizarles.
En resumen, atender el llanto del bebé está vinculado a una reacción primaria, inconsciente, natural. Aunque quisiéramos, no podríamos bloquear esa respuesta, porque nuestro cerebro dice que ese indefenso bebé necesita que se le atienda. Dejarle llorar va en contra de nuestro instinto.
Por qué es importante atender a un bebé que llora
En Bebés y más hemos aclarado esto infinidad de veces: el llanto del bebé es su única forma de comunicarse y de pedir ayuda. En pocas palabras, cuando un bebé llora, es porque necesita ser atendido.
Los bebés no solamente lloran al tener hambre o estar incómodos (porque tienen el pañal sucio o porque algo en su ropita les molesta). Los bebés también lloran cuando tienen necesidades emocionales: calor, contacto, seguridad. Como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, los brazos también son una necesidad básica del bebé, como comer o dormir.
Un bebé necesita saber y sentir que sus padres están a su lado, y que le atenderán cuando llore. Aunque para nosotros puede ser obvio que estamos cerca, si el bebé no puede vernos, olernos o sentirnos, es como si no existiéramos para él o le hubiéramos abandonado.
De acuerdo con un reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los bebés que aprenden que alguien va a acudir a sus llamadas, de una forma afectuosa y adecuada, normalmente acaban teniendo mejores aptitudes sociales, emocionales y educativas.
Por ello, ese acompañamiento físico, que le demostramos a través de los brazos, besos y mimos, es algo fundamental para que tenga un desarrollo saludable, que le ayudará a ser un niño seguro e independiente.
¿Qué pasa si le dejamos llorar hasta dormirse?
Tras haber explicado cómo nos afecta el llanto de un bebé y entender por qué es tan importante atenderlo, veamos ahora lo que comentábamos al inicio: qué dice la ciencia acerca de dejarle llorar hasta dormirse.
Muchas personas piensan que los bebés luego crecen y no recuerdan si les dejaron llorar hasta quedarse dormidos. Pero en los primeros años de vida el cerebro crece de manera exponencial, creando mil conexiones nuevas por segundo en base a las vivencias del momento. Es decir, el cerebro que se está creando cuando un bebé crece estará en cierto modo condicionado a las vivencias que esté teniendo ese bebé.
Situaciones angustiantes, llantos que no son atendidos y la falta de contacto hacen que el bebé sienta una amenaza o peligro de vida, y como reacción a ello su cerebro segrega cortisol, la hormona del estrés. Veamos lo que dicen un par de estudios al respecto sobre esta hormona al momento de dormir.
De acuerdo con una investigación, responder a los bebés por la noche está asociado a un menor nivel de cortisol, es decir, menos estrés. Otro estudio, señala que los hijos de madres que están emocionalmente disponibles por las noches, y que respondían al llanto de sus bebés de forma rápida, tenían niveles más bajos de cortisol que aquellos bebés de madres menos responsivas al llanto, además de mostrar patrones circadianos de forma más temprana.
Los resultados de estos estudios parecen simples, pero tenemos que entender que el cerebro del bebé es particularmente sensible al estrés y como padres debemos procurar evitar que lo padezcan. Los bebés no saben qué hacer con él, y cualquier cantidad de cortisol superior a la que deberían tener es un exceso de estrés que no saben gestionar.
Como ya lo explicamos algunos años atrás: si un niño crece con una cantidad de cortisol constantemente elevada, porque le dejan llorar mucho o porque se estresa con facilidad, la amígdala se acaba acostumbrando a ese cortisol sobrante (algo así como cuando oímos un reloj en una habitación y acabamos por no oírlo) y deja de emitir la señal de alarma. Al no haber alarma, el cerebro no ofrece una respuesta de gestión a ese estrés y el individuo acaba por no saber manejar esas situaciones que le generan ansiedad.
Si exploramos un poco más atrás en el tiempo, encontramos que los estudios sobre los efectos del estrés no son nuevos. En 1999 el gobierno canadiense publicó su reporte titulado Early Years Study, en donde explica que la habilidad del cerebro para reaccionar a los estímulos que son estresantes está influenciado por la forma en cómo se desarrolla el cerebro en sus primeros años -lo que comentábamos previamente- y que los adultos que se estresaban mucho cuando eran bebés, como al dejarles llorando sin atenderles, tenían reacciones anormales al estrés, así como una mayor vulnerabilidad a ciertos trastornos sociales relacionados con el apego.
Otro estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, publicado en 1998, mostró que los bebés que lloraban excesivamente eran más susceptibles al estrés cuando eran adultos, así como más sensibles a futuras experiencias de trauma. De acuerdo con los investigadores, no responder de forma rápida al llanto del bebé puede conducir a incidentes de estrés postraumático y trastornos de pánico cuando se llega a la edad adulta.
Pero han dicho que no pasa nada...
Ah, el famoso "a mí no me pasó nada". ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase en conversaciones relacionadas con la crianza de los hijos? Lo que debemos hacer en estos casos, es cuestionarnos de dónde provienen esos comentarios.
Regularmente, quienes dicen que "no pasa nada" si se deja llorar al bebé hasta dormirse son dos personas: quienes lo vivieron (y por lo tanto, lo normalizaron y quizás habría que investigar cómo les afectó a nivel emocional para resistir ese instinto natural de responder al llanto del bebé) y quienes inventaron esos famosos "métodos". Métodos que, hay que señalar, no existían hasta hace algunas décadas.
Incluso los pocos estudios que han intentado probar que dejar llorar al bebé no tiene efectos negativos, han sido cuestionado por expertos debido a varias fallas y errores en sus conclusiones y la forma en cómo fueron realizados, por lo que hasta el momento se sigue considerando que dejar llorar al bebé no es recomendable ni deseado.
En resumen: no dejes llorar a tu bebé
Además de toda la evidencia que ya hemos compartido, y que nos ha demostrado que dejarle llorar sí tiene efectos negativos a largo plazo, no debemos olvidar que bebés y niños no tienen la capacidad de regular sus emociones por sí solos.
De acuerdo con una extensa investigación realizada por La Leche League, publicada en su web, la autoregulación -que es uno de los argumentos de quienes apoyan el dejar llorar a los bebés- no es algo que podamos hacer por nosotros mismos en los primeros años de vida. La zona del cerebro que nos ayuda a regular nuestras emociones es una de las últimas partes en madurar e incluso no termina de desarrollarse por completo hasta que alcanzamos los veinte años.
Dicho claramente: durante los primeros años de vida, bebés y niños dependen de nosotros para tranquilizarse. Esperar que el bebé aprenda a calmarse por sí solo mientras llora desconsoladamente es, simplemente, irreal y contraproducente.
Foto de portada | Rodnae Productions en Pexels