La exposición prenatal a la contaminación del aire se ha relacionado con diferentes efectos adversos en la salud de los niños, como el bajo peso al nacer y las enfermedades respiratorias y problemas de desarrollo neurológico. Sin embargo, se sabe muy poco sobre cómo la contaminación del aire afecta al crecimiento físico en los primeros años de vida.
Un nuevo estudio del Centro del Instituto para la Salud Global (ISGlobal), ha encontrado una asociación entre la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo y retrasos en el crecimiento físico en los primeros años después del nacimiento.
Menos masa corporal a los cuatro años
El estudio español, publicado en Environment International, ha analizado datos de más más de 1.700 parejas madre-hijo de Asturias, Gipuzkoa, Sabadell y Valencia inscritas en el Proyecto INMA Medio Ambiente e Infancia.
Los investigadores del ISGlobal, un centro apoyado por la Fundación "la Caixa", estiman que una mayor exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) y a las partículas materia finas (PM2.5), dos de los contaminantes atmosféricos más comunes relacionados con el tráfico en las ciudades, durante el primer trimestre de embarazo, se asocia con un mayor riesgo de menor peso e índice de masa corporal (IMC) a los cuatro años de edad.
Serena Fossati, autora principal del estudio, explica que los resultados de la investigación sugieren que "la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo puede ser asociado con retrasos en el crecimiento en los primeros años de vida":
"La conclusión es que la exposición prenatal a los contaminantes del aire tiene un efecto duradero en el crecimiento después del nacimiento y que este parámetro debe ser seguido en edades posteriores".
Los mecanismos biológicos que sustentan los efectos adversos de la contaminación atmosférica en el crecimiento de la infancia "sigue sin estar claro", según la investigadora de ISGlobal Martine Vrijheid, coordinadora del estudio:
"Las hipótesis que estamos considerando incluyen la oxidación, estrés e inflamación, interferencia con las hormonas de la tiroides, inducción a la muerte celular, debido a daños en el ADN, y un mayor riesgo de enfermedades respiratorias y otros problemas de salud que podrían retrasar el crecimiento".
Lo que sí parece tener claro es que la contaminación del aire tiene efectos adversos en la gestación "por lo que las mujeres embarazadas deben ser consideradas un grupo prioritario en las políticas sanitarias destinadas a reducir la exposición a la contaminación del aire".
Así las cosas, parece que vivir en un entono limpio de contaminación es beneficioso para los bebés y los niños, algo que nadie pone en duda. Y en tiempos de cuarentena, una de las consecuencias positivas del estado de alarma es el descenso del tráfico rodado y la limpieza del aire en las grandes ciudades. Habrá que comprobar si los bebés nacidos durante esta crisis sanitaria crecerán más sanos.
Vía | ISGlobal
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