Abril, una pequeña que nació a las 27 semanas de gestación, es uno de los nueve neonatos que ya se han beneficiado del cierre por cateterismo del ductus arterioso, un defecto arterial común que afecta sobre todo a los bebés prematuros.
La noticia del uso de esta técnica en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que sustituye a la cirugía convencional, mucho más agresiva, es bien recibida sobre todo hoy, Día Mundial del Prematuro, una fecha especial para rendir homenaje a todos esos pequeños grandes héroes que han llegado al mundo demasiado pronto y que luchan día a día por salir adelante.
Técnica mínimamente invasiva
Según datos de la Organización Mundial de la Salud cada año nacen en el mundo 15 millones de niños prematuramente, antes de cumplir la semana 37 de gestación, y unos 500.000 en Europa, situando a la prematuridad como un importante problema sanitario, educativo y sociofamiliar.
El avance del equipo de pediatras especializados en Hemodinámica del Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, supone un paso más en los cuidados de estos pequeños bebés. Al emplear técnicas mínimamente invasivas en lugar de la cirugía convencional, se puede cerrar el ductus, un defecto arterial, a edades cada vez más tempranas (al mes de vida) o en pesos cada vez más bajos, ya que es mucho más segura, tiene un mejor pronóstico y una más rápida recuperación.
Según informa la Junta de Andalucía, los resultados que están consiguiendo hasta la fecha son equiparables a los conseguidos con la cirugía, pero con claros beneficios para los bebés, ya que tras el cierre por cateterismo precisan menor soporte respiratorio y cardiovascular, con un menor número de infecciones respiratorias y una clara mejoría de la función de los pulmones inmaduros.
Además, presentan menos secuelas, ya que no se producen distorsiones en la anatomía del tórax o afectaciones neurológicas.
Los nueve pequeños que se han beneficiado hasta ahora de la técnica han sido grandes prematuros con una edad gestacional al nacimiento de incluso 23 semanas y un peso que oscila entre 1,470 y 6 kilogramos de peso (cinco de ellos menores de dos kilos). Dos de ellos han sido derivados de otros hospitales para someterse a este procedimiento.
Un defecto común en bebés prematuros
El ductus arterioso es una estructura embrionaria presente en todos los fetos que conecta la aorta con la arteria pulmonar principal y que tiene como finalidad asegurar el flujo en ambas arterias y, por tanto, su desarrollo adecuado.
En condiciones normales se produce un cierre espontáneo de este vaso al nacimiento, entre las 24 y las 72 horas de vida, una vez el bebé comienza a respirar con normalidad a través de sus pulmones fuera del útero materno.
Pero en caso de bebés prematuros, no se cierra, lo que provoca una sobrecarga de volumen sobre los pulmones inmaduros, conlleva un aumento de necesidad de ventilación mecánica y del riesgo de infecciones pulmonares, además de una mayor inestabilidad cardiovascular.
Hasta ahora el ductus arterioso persistente se trataba con medicación y, si no funcionaba, había que recurrir a la cirugía abierta para realizar el cierre.
Vía | Junta de Andalucía
Fotos | iStock
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