Hace un par de meses os hablé un poco del tipo de sociedad que hemos inventado (o que hemos dejado que nos inventen), en el que los niños tienen poca importancia real en el engranaje de un mundo adulto y acaban siendo casi un impedimento para que desarrollemos nuestra actividad profesional, viéndonos obligados a buscar a alguien que cuide de ellos.
Es lo que ha pasado. Tenemos que tirar de los abuelos o apuntarlos a la guardería y, aunque la mayoría están unas horas y ya está (que ya de por sí no tendría que suceder, porque los padres tendríamos que tener opción a cuidar de ellos), se ha visto que el 22% de los niños que van a la escuela infantil pasa ahí más de 8 horas al día. Vamos, que en horario "trabajan" más que la mayoría de los adultos. Lamentable.
Son las cifras que se desprenden del estudio "Guarderías y Familias 2013", realizado por Edenred, y que muestran que hay un aumento, ya que el año pasado eran el 16% los niños que seguían esos horarios. Además, han visto que el 80% de los niños pasa un mínimo de cinco horas.
Ahora los niños van más tarde
Probablemente relacionado con la crisis y la falta de medios de las familias, este año se ha visto que los niños entran más tarde en la guardería. En 2012 el 75% de los niños entró antes de cumplir el año de vida y este año el porcentaje ha descendido hasta un 70%. Además, si en años atrás el 10% de los niños iban a la guardería los 12 meses del año, este año sólo lo hace el 6%. El resto la utilizan de 10 a 11 meses, quedándose ese mes o dos meses con los padres o con algún familiar.
¿Y esto es un problema?
Vale, algunos niños pasan más de 8 horas al día en la guardería, durante 10-11 meses. Esto hace que lleguen a estar unas 1800 horas al año allí. ¿Es esto un problema para los niños? Pues no para todos, porque no se puede generalizar, pero sí para muchos, ya que muchos niños se estresan por el simple hecho de estar separados de su madre y su padre.
Como hemos comentado en otras ocasiones, un niño no debería estresarse. Los adultos nos estresamos. Algunos hasta nos quemamos de tanto estrés, y las consecuencias las conocemos todos: infelicidad, somatizaciones, depresión, ansiedad, etc. Es una situación desagradable de la que queremos salir, algo que se logra normalmente con un cambio de hábitos o un cambio de vida, es decir, alejándonos de la fuente de estrés. Si nosotros los adultos, que tenemos herramientas para gestionar ese estrés queremos alejarnos de él, imaginad niños pequeñitos, que no han aprendido aún a vivir con el estrés y mucho menos a tratar de atajarlo.
Sólo les queda quejarse, sólo les queda llorar, por si alguien se apiada de ellos, y sólo les queda apechugar con lo que toca por el día y demostrar a los padres, cuando luego están con ellos, que no están a gusto con la situación en la que están, es decir: portándose mal, retándoles constantemente y haciéndoles rabiar. Algo así como un "mira, toda la tensión que he acumulado hoy en la guardería la tengo que sacar en algún momento, y qué mejor sitio y momento que en casa, con las personas en las que confío".
Así que ocho horas...
Así que sí, ocho horas son muchas horas para cualquier niño. Demasiadas. Son cuarenta horas semanales. Lamentable. Y no lo digo para culpar a los padres, porque "lo estáis dejando allí todo el día". Lo digo porque si lo hacen así es porque con toda probabilidad no tienen otra manera de hacerlo, y esto es lo que no debería pasar. Los niños son los ciudadanos del futuro, y son también el presente. Debemos darles recursos, herramientas y acompañamiento en su crecimiento y su desarrollo para que crezcan emocionalmente sanos, físicamente fuertes y con una relativa autonomía que les permita tomar decisiones y buscar soluciones.
En los primeros años de vida, que son los que más importancia tienen a nivel emocional, los niños necesitan sobre todo, sobre todo, a sus padres.
Sus padres, porque son las personas que más les quieren, los que más cariño les pueden dar y los que más tiempo pueden pasar, en exclusiva o casi en exclusiva (que a veces hay otros hermanos), para que conozcan el mundo, la vida, las emociones, los conflictos, las soluciones, el amor, el sentirse seguro, el sentirse protegido y el aprender a vivir y a ser. Sí, en la guardería se pueden aprender muchas de estas cosas, pero no es lo mismo. La idea es que creen vínculos y lazos de confianza con alguien, y no hay nadie mejor que sus padres para que eso suceda.
¿Pero tanto se estresan?
Pues eso parece. En un estudio realizado en Suiza en el año 1999 se compararon los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en 70 niños, con edades entre 39 y 106 meses. Les tomaron muestras en casa y en la guardería a la que iban durante todo el día en dos momentos, a media mañana y a media tarde. Además, los padres y los maestros rellenaron unos cuestionarios para evaluar el comportamiento y el temperamento de los niños (si eran extrovertidos o más bien introvertidos, si se comportaban de manera agresiva, etc.).
Los investigadores vieron que los niveles de cortisol aumentaba cuando los niños iban a la guardería o al colegio, y vieron además que los niños de 3-4 años, los más pequeños de los estudiados, incrementaban el nivel de cortisol a medida que avanzaba el día. Cuando los niños jugaban con otros niños y tenían buena relación los niveles aumentaban menos que cuando los niños jugaban solos, que sufrían un aumento más acusado y que, además, tenían peor autocontrol y peor comportamiento. Cuando estaban en casa, los niveles tenían la tendencia contraria. Por la mañana eran algo más elevados y a medida que llegaba la tarde iban disminuyendo.
Lo normal es eso, que los niveles de cortisol sean más elevados por la mañana, que es cuando estamos más activos, y a medida que el día avanza vayan descendiendo, bajando por la tarde hasta caer por la noche para ir a dormir. En los niños de 3-4 años, en cambio, la tendencia era la contraria, por lo que se puede afirmar que sí es para tanto, que sí se estresan bastante, sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de niños que aquí en España, por edad, ya van al colegio. Imaginad cuánto se estresarán los que aquí se separan de sus padres siendo mucho más pequeños.
Y ya no sólo el estrés, también está la salud
Pero no sólo es estrés lo que puede coger un niño que pasa más de ocho horas en una guardería. Por todos es sabido que en un lugar donde hay muchos niños las enfermedades se propagan con increíble facilidad, porque todos ellos tienen sistemas inmunitarios muy inmaduros.
Se calcula que los niños que van a la guardería tienen el doble de riesgo de padecer otitis, neumonía y virasis y por eso los pediatras han llegado a recomendar que no se les matricule en una escuela infantil hasta que tengan al menos dos años.
Pero bueno...
Pero nada, es lo que hay, esto está siendo así y seguirá siendo así mientras los gobiernos destinen más recursos a crear plazas de guardería para que conciliemos el trabajo y la familia dejándoles ahí para que les cuiden los demás que a darnos bajas más largas para cuidar de ellos. No, calla, que esto era hace unos años. Ahora ni plazas de guardería ni tiempo remunerado para estar con los hijos.
Vía | Europa Press Fotos | Kate Lundy, PortableChurch en Flickr En Bebés y más | Riesgos y beneficios de ir a la guardería: conclusiones, ¿En la guardería o en casa?, ¿Hay que ir a la guardería para prepararse para el colegio?