Para nadie es un secreto que la obesidad es una epidemia que empieza a arrasar en el mundo entero y de forma muy acusada en países como Estados Unidos. La alerta es tal, que la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) ha creado una Guía de práctica clínica sobre el tratamiento de la obesidad infantil, en donde se dictan algunas directrices nunca antes propuestas para los pacientes menores de edad y en la que se pasa de una "espera vigilada" a una acción directa e incluso agresiva para intentar frenar el problema.
La AAP aconseja a los pediatras que "ofrezcan opciones de tratamiento temprano y con la mayor intensidad disponible". Esta debe incluir al menos 26 horas de un programa de nutrición y estilo de vida para toda la familia, cuando se justifique, puede incluir tratamientos farmacológicos en niños mayores de 12 años y, en algunos casos, cirugía para niños mayores de 13 años.
La obesidad infantil es un problema social que va más allá del estilo de vida
El plan empieza aclarando de forma muy importante que estigmatizar la obesidad infantil y determinarla como el resultado de decisiones personales, además de inexacto (un niño generalmente no toma las decisiones respecto a su dieta), es incompleto, ya que también tiene causas genéticas, sociales e incluso ambientales. Por eso reconoce que es un problema complejo y difícil de atajar.
Las tasas de obesidad infantil en Estados Unidos no paran de aumentar situándose actualmente en el 20 por ciento, según datos de los CDC (Centros para el Control de Enfermedades). Desde la década del ‘80, las tasas de obesidad se han triplicado en niños y cuadriplicado en adolescentes.
Teniendo en cuenta las consecuencias que tiene la obesidad en el estado de salud físico y mental de cualquier persona, estas insisten en que la identificación y el tratamiento deben comenzar lo antes posible y continuar longitudinalmente durante la niñez, la adolescencia y la adultez temprana, con una transición a la atención al llegar a la edad adulta.
La nueva guía de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) de Estados Unidos: medicamentos y cirugía bariátrica
Esta es la primera guía integral publicada por la AAP en 15 años que destaca más evidencia que nunca de que el tratamiento de la obesidad que sugieren es seguro y eficaz.
En ella recomienda al menos tres meses (y hasta 12) de entrenamiento intensivo sobre nutrición, actividad física y cambios de comportamiento y del estilo de vida para la familia en su totalidad, comenzando con niños de 6 años o más, pero que puede aplicarse incluso en niños de tan solo 2 años. Sin embargo, también reconoce que este tipo de tratamiento requiere mucho tiempo, es difícil de administrar y no está ampliamente disponible.
Además de estas recomendaciones, a partir de los 12 años, si no hay resultados, la AAP sugiere intensificar el tratamiento:
- Los médicos deben ofrecer a los adolescentes a partir de los 12 años de edad con obesidad farmacoterapia para la pérdida de peso, de acuerdo con las indicaciones, los riesgos y los beneficios de la medicación, como un complemento del tratamiento de la conducta de salud y el estilo de vida.
- Los adolescentes de 13 años o más con obesidad severa (IMC ≥120 % del percentil 95 para la edad y el sexo) deben ser evaluados para cirugía metabólica y bariátrica.
Medicamentos contra la obesidad. Aunque existen varios medicamentos aprobados para su uso en niños (Orlistat, Saxenda, Qsymia, Wegovy y Setmelanotida, este último recomendado en casos de síndrome de Barde-Biedl, una condición genética que genera obesidad), el más conocido es Wegovy (también llamado "Semaglutida"), un antidiabético que se usa para el tratamiento de la diabetes tipo 2 que se debe inyectar cada semana y que se ha hecho famoso por ser ampliamente recomendado por famosos e influencers en Tik Tok para adelgazar, con su consiguiente escasez gracias al "boca a boca".
Un estudio reciente publicado en New England Journal of Medicine encontró que este medicamento ayudó a los adolescentes a reducir su IMC en un 16% en promedio, mejor que los resultados en adultos. Sin embargo, es importante señalar que se le atribuyen efectos secundarios como aumentar el riesgo de desarrollar tumores de la glándula tiroidea, incluyendo carcinoma medular tiroideo.
La prevención no se incluye (de momento) en las medidas para controlar las tasas de obesidad infantil
Llama especialmente la atención que esta guía de recomendaciones no incluya una lista de acciones a tomar para prevenir la epidemia de obesidad (que lo harán próximamente), sino que se trate de unas pautas reactivas para llevar a cabo cuando un paciente menor de edad ya presente el problema.
Aunque Sandra Hassink, MD, una de las autoras de la guía y vicepresidenta del Subcomité de Guías de Práctica Clínica sobre Obesidad afirma que no hay evidencia de que la 'espera vigilante' (es decir, un tratamiento basado en dieta y ejercicio únicamente) o el tratamiento retrasado sean apropiados para los niños con obesidad” resulta difícil entender el motivo por el cual no se empieza por aquí como estrategia para detener el avance de esta enfermedad.
La epidemia de la obesidad crece a ritmos exponenciales y las autoridades norteamericanas son conscientes de los graves problemas sociales y económicos que entrañan el tener una población enferma y que precisa de un alto gasto sanitario. El panorama se aclara aún más al ver que su solución (o al menos la que intenta serlo), es prescribir pastillas, inyecciones que tienen como efecto secundario el desarrollo de tumores, y cirugías de estómago a niños. Eso nos tiene que abrir los ojos como padres y como sociedad (¿hola, menús infantiles de los restaurantes?), ante un drama del que no estamos muy lejos, ni en España ni en ningún pa´ís del mundo.