Mucho cuidado al añadir accesorios a las cunas porque puede acabar pasando lo que menos esperas que pueda pasar. Sucedió en Londres hace unos meses pero es ahora cuando nos enteramos de esta trágica noticia: una bebé de 14 meses murió al quedarse enganchado su pijama en un gancho que los padres habían añadido a la cuna, probablemente para que les sirviera para colgar cosas.
La noticia llega a través del Daily Mail, donde leemos que la niña estaba echando la siesta como cualquier mediodía. Pusieron a la bebé a dormir en su cuna, como cada día, y la madre fue acudiendo cada hora a ver que todo iba bien. Cuando fue a las dos de la tarde, su hija dormía plácidamente. Cuando fue a las tres, se la encontró colgando del gancho por el pijama, ya sin respiración. La cogió y corrió a casa de un vecino que intentó reanimarla hasta que la ambulancia se la llevó al hospital. A las 16:06 de la tarde certificaban su muerte, pues nada pudieron hacer para salvarla.
Al parecer, los padres habían comprado la cuna en IKEA (la que veis en la foto) y, además, uno de estos ganchos, llamados KROKIG, destinados a hacer de colgador en cualquier sitio, menos en la cuna, claro. Imagino que los padres lo pusieron como solución práctica. Quizás para dejar una toalla, una mantita o similar cuando era bebé, sin caer en la cuenta de que cuando creciera podía ser peligroso. La niña debió intentar salir de la cuna con tan mala suerte que se le enganchó el pijama y se ahogó.
Portavoces de la conocida empresa de muebles, al conocer la noticia, explicaron que aunque ambos elementos son de sus tiendas, no se comercializan como complemento el uno de lo otro. Por si acaso, para evitar que pueda suceder algo similar, decidieron añadir una nueva advertencia en las instrucciones de montaje de sus cunas:
No sujete, pegue o añada ningún elemento en el interior o el exterior de su cuna. Podría atrapar peligrosamente a su bebé.
Otros posibles peligros en la cuna
Imagino que son pocos los padres que ponen ganchos en la cuna y por eso he dudado de que una situación así pueda repetirse, pero he recordado que nosotros pusimos un móvil de cuna en un lateral que tenía algún saliente que podría haber hecho de gancho y he preferido realizar esta entrada como aviso. Cualquier cosa que añadáis a una cuna debéis retirarla en cuanto el bebé sea capaz de cogerse a la barandilla o los barrotes y trepar de algún modo, por peligro a que pase algo similar. Otra opción es no dejar al niño solo, o hacer uso de las conocidas cámaras de vigilancia.
En nuestro caso, como los niños han dormido las siestas siempre en nuestros brazos porque si no se despertaban enseguida, y como por las noches han dormido con nosotros, no hemos tenido que vigilar algo así en ningún momento, pero muchos niños sí duermen solos y cuando se mueven tratan de salir de sus cunas, a riesgo de que se caigan y a riesgo de que pase algo tan horrible como lo que le pasó a esta niña, por un accesorio ubicado donde no debía.
Una cuna es útil para que el bebé duerma, pero no como lugar seguro para un bebé que gatea y repta, a menos que pueda bajarse la altura del colchón de manera que le sea imposible salir.
Qué tiene que tener una cuna para ser segura
- La cuna tiene que estar homologada. En el BOE se recogen las normas y directrices que deben seguir los fabricantes para hacer de una cuna un lugar seguro para el sueño de los niños. La normativa europea vigente a fecha de hoy es la UNE-EN 716-1:2008. A la hora de comprar una cuna deberemos cerciorarnos de que cumple esta normativa.
- Que tenga una distancia correcta entre los barrotes. La distancia no debe ser ni muy pequeña, donde pueda quedar atrapado algún dedo, ni muy grande donde pueda entrar la cabeza, por ejemplo. La distancia correcta estaría entre los 4,5 y 6,5 cm.
- Que no esté fabricada con materiales tóxicos. Esto es de lógica, pero hoy en día vete tú a saber… los materiales no pueden ser tóxicos para el bebé. Cabe la posibilidad de que chupe los barrotes e incluso de que, cuando crezca y se aguante de pie, mordisquee la barandilla.
- Que la barrera se fije fuertemente cuando no tenga que moverse, para que sólo papá y mamá sean capaces de bajarla y subirla.
- Que el ancho mínimo de la cuna sea 60 cm y que sea al menos 20 cm más larga que el niño. La altura de la base de la cuna, donde va a dormir el bebé, tiene que ser también modificable: desde unos 60 cm desde el suelo al principio hasta 30 cm cuando el niño crece y bajamos la base.
- No debe tener protecciones ni chichonera. Hasta ahora se utilizaban para que el niño no se hiciera daño, pero cabe la posibilidad de que se acerque demasiado a ellas y no pueda respirar bien.
- Tener las decoraciones, pegatinas o dibujos bien pegadas o pintadas, para que el niño no pueda arrancarlas.
- Contar con ruedas que puedan bloquearse (al menos deberían poder bloquearse dos). Cuando el bebé se ponga de pie deberemos alejar la cuna de ventanas, sofás o camas para evitar que pueda utilizarlos como ayuda para salir. Además, habrá que bajar el colchón a una posición más baja para impedir que salga solo.
- No debe haber cojines, ni peluches, ni ropa de cama suelta.
- El colchón tiene que ser adecuado para la cuna que se tenga. De este modo quedará bien ajustado y no habrá huecos donde el bebé pueda quedar atrapado de algún modo.
Foto | iStock
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