Hace solo 20 días nos hacíamos eco de un feliz desenlace de siamesas: Safa y Marwa, que nacieron unidas por el cráneo, habían salido del hospital tras ser separadas con éxito.
Hoy hablamos de Mariane y Ndeye, dos hermanas senegalesas a las que los médicos solo daban unos días de vida. Fue en mayo de 2016 y, en contra de la opinión experta, siguen sonriendo gracias a los cuidados del Great Ormond Street Hospital (GOSH) en el Reino Unido, el mismo que logró lo imposible con las hermanas de Pakistán.
Hasta allí se trasladó su padre, Ibrahima Ndiaye, con sus otros cuatro hijos, cuando las pequeñas solo tenían ocho meses de vida para buscar ayuda para sus pequeñas, ya que nunca se ha rendido.
Y sigue sin hacerlo. Tras recibir la peor de las noticias hace solo unos días, que la operación para separar a sus hijas con éxito es imposible porque comparten órganos vitales, ha tomado la decisión más dura para un padre: dejar que sigan juntas “el tiempo que les quede”, aunque si no las separan es muy probable que las dos mueran.
Su padre no pierde la esperanza
Aunque en principio los especialistas del hospital inglés veían posibilidades de separarlas, han descubierto que el sistema circulatorio de las niñas está tan estrechamente vinculado, que es imposible separarlas con éxito. Además, aunque cuentan con corazones y espinas dorsales separadas, comparten un hígado, una vejiga y un sistema digestivo comunes.
Pero su padre sigue luchando y no pierde la esperanza de que todo mejore.
De hecho, no se esperaba que vivieran más de unos pocos días y, tras cumplir tres años de edad, las niñas siguen sorprendiendo a los médicos.
Su padre explicaba a BBC News que "los médicos saben ahora que son un caso único y complejo. Están muy unidas internamente, lo que explica que haya superado todas las expectativas de vida".
Tras tomar la dura decisión de no operarlas y tener que elegir entre una de ellas, los médicos están trabajando para mantenerlas con vida juntas. Y, según Ibrahima, "la situación es un poco más optimista".
Así lo confirma la pediatra Gillian Body, consultant en el Hospital Infantil Noah's Ark de Gales. Asegura que las pequeñas están estables y no dejan de sorprender a los médicos con su evolución:
"El año pasado pensamos que Marieme dependía mucho de Ndeye, pero los últimos estudios muestran que dependen la una de la otra para seguir con vida".
Nueva vida para las niñas
La decisión de no operarlas también ha implicado cambios para las pequeñas, tal y como explica su padre:
"Es bueno que una dependa de la otra ya que no van a ser separadas. Estamos deseando que comiencen a la escuela infantil y espero que puedan disfrutar como niñas que son".
Y es que aunque la salud de las pequeñas sigue siendo inestable y su situación se considera 'al límite de la vida', ahora están en una etapa de tranquilidad que permite que la familia se centre en su futuro.
Así se expresa Ibrahima, que añade que "su lenguaje avanza y son capaces de moverse con mayor independencia".
Ahora las niñas asisten a un centro de juego durante unas horas a la semana, pero a partir de septiembre, irán a la guardería cada mañana.
Sin duda alguna la fuerza de este padre es digna de admiración y un ejemplo de lucha, que se emociona al imaginar a sus hijas en uniforme, cuando muchas veces había pensado que nunca llegaría a verlas.
Y ese éxito quiere compartirlo con "aquellas personas que han llevado a las niñas en sus corazones" y espera poder ayudar a otros niños con discapacidad porque:
"En nuestra situación y con todo lo que hemos pasado, no puedo cerrar los ojos a otros niños con discapacidades y necesidades complejas. Así que estoy creando una fundación, llamada Destino Conjunto, en colaboración con el orfanato infantil Ty Hafan".
Vía | BBC News
Foto | Facebook Ibrahima Bamba Ndiaye
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