El tema de cómo preparar el biberón es uno de los que más preocupación me genera, porque la mayoría de padres los prepara de un modo que no es el más recomendable, y no solo porque en los botes de leche esté mal explicado (luego los padres tampoco parece que sigan las instrucciones), sino porque la mayoría de profesionales tampoco explican correctamente cómo se prepara un biberón.
El agua para preparar el biberón se ha hervido toda la vida para eliminar impurezas. Uno llenaba un cazo con agua del grifo y la ponía a hervir unos minutos. Luego la retiraba del fuego, la echaba en el biberón, se mezclaba con el polvo de la fórmula y se enfriaba el biberón externamente para dárselo al bebé.
Ahora la mayoría de padres y madres utilizan agua embotellada, que a todos nos aporta más seguridad, y esto hace creer a los padres y a los profesionales que ya no hay que hervir el agua, y sin embargo no es así. Por qué es recomendable hervir el agua para el biberón incluso si es embotellada.
La leche artificial en polvo no es estéril
Cuando hervíamos el agua conseguíamos dos cosas, que el agua fuera válida para el bebé y que del polvo desaparecieran todas las posibles bacterias y microorganismos. Pero la gente pensaba que sólo estaba haciendo lo primero.
Al cambiar el agua del grifo por la de botella, y dejar de calentarla, el polvo ya no es tratado con calor y muchos bebés podrían estar en riesgo de coger enfermedades leves, pero a veces graves.
Esto sucede porque la leche artificial en polvo no es estéril. Los métodos industriales actuales no son capaces de ofrecerla al consumidor de ese modo, así que son los padres los que tienen que realizar las "maniobras" adecuadas para que la leche que finalmente reciba el bebé no sea peligrosa.
El Cronobacter y la Salmonella
Aunque son muchos los microorganismos que podemos encontrar en el polvo de la leche artificial, los que más llaman la atención, los que más miedo dan, son el Cronobacter (antes llamado Enterobacter sakazakii) y la Salmonella.
De los dos, es el Cronobacter el que más problemas puede ocasionar, pues puede producir meningitis, bacteriemias y enterocolitis necrotizante (como podéis ver en este estudio), sobre todo en los bebés prematuros y nacidos con bajo peso; enfermedades que cuentan con una mortalidad de entre el 40 y el 80%.
Según los centros de control de enfermedades (CDC) de EE.UU., es poco probable que un bebé se contagie por Cronobacter, pero cuando sucede la mortalidad es elevada:
Por lo general ocurre en los primeros días o semanas de vida. Los CDC son informados de alrededor de 4-6 casos de enfermedad por Cronobacter en los recién nacidos cada año, aunque la declaración de la enfermedad no es obligatoria.
Es decir, parece que sucede pocas veces, pero tampoco disponemos de una cifra clara porque los médicos no están obligados a declarar la enfermedad a los CDC.
Cuando se ha estudiado la presencia de Cronobacter en las fórmulas para bebé se ha encontrado que la contaminación podría suceder en la misma fábrica, aunque podría pasar también en casa, una vez se abre el bote o durante la preparación de algún biberón.
En el caso de las industrias, un estudio de 2010 analizó 5 fábricas de leche artificial para ver hasta qué punto el Cronobacter podía encontrarse en ellas. De las 298 muestras ambientales (no de leche, del ambiente) que tomaron en ellas, el 32% contenían el patógeno, y eso contando que la higiene en dichas fábricas está fuera de toda duda: el Cronobacter es capaz de sobrevivir en condiciones extremadamente secas. Hace unos días se publicó un estudio en el que analizaban muestras de leche en China. De 1032 muestras recogidas entre 2011 y 2013, 42 muestras estaban contaminadas con Cronobacter.
Las fórmulas para bebé líquidas sí son estériles
Ante esta situación la recomendación es que, siempre que sea posible, y sobre todo si tienes un bebé prematuro, o con bajo peso que no es amamantado, reciba leche artificial líquida; la que viene ya preparada. Esta leche sí es estéril y no puede contener Cronobacter, Salmonella ni ningún otro patógeno.
¿Y cómo se prepara el biberón con leche en polvo?
Las instrucciones que vienen en las latas de leche en polvo no siempre son adecuadas. Sí hay algunas marcas que dicen que el agua debe llegar a los 100ºC y prepararse unos minutos después, pero son las menos. La mayoría habla de 40ºC, y a esta temperatura el Cronobacter, en caso de que lo haya en el polvo, no se elimina.
Pero es que la mayoría de padres ni siquiera calientan el agua hasta llegar a los 40 grados, así que simplemente no están haciendo nada con la leche en polvo. Si viene sin patógenos, el bebé recibirá una leche sin riesgos. Si viene con algún patógeno, pues el bebé lo recibirá directo, simplemente mezclado con agua para poder tragar la leche.
La OMS hace años que explica que los biberones deberían prepararse con el agua a 70ºC, también los CDC, y en Reino Unido es raro que a los padres les expliquen que el agua no debe hervirse primero, porque desde su sistema de salud (el NHS) la recomendación es exactamente la misma (de hecho, ni siquiera recomiendan el uso de agua embotellada por si tuviera demasiado sodio).
Así, os dejo a continuación las instrucciones para preparar un biberón de la mejor manera posible:
Higiene adecuada
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la higiene al preparar el biberón debe ser adecuada. Lavarnos las manos y preparar el biberón en una superficie limpia. El biberón no hace falta que esté esterilizado, pero previamente debe haber sido lavado adecuadamente y dejado a secar sin tocar trapos ni nada por el estilo (lo de meter el trapo para secar el biberón es muy poco recomendable).
Hervir el agua
La razón de hervir el agua es hacerla llegar a 100ºC para calcular el tiempo necesario a partir de entonces. A esta temperatura no podemos echar el polvo porque se aglutinaría y endurecería, y además se activarían esporas bacterianas, así que hay que esperar para que el agua esté entre 90ºC y 70ºC.
Esperar entre 5 y 30 minutos
Se considera que 30 minutos es el tiempo máximo que se puede esperar para preparar un biberón, pues después de ese tiempo el agua estará por debajo de los 70ºC. Antes de 5 minutos estará demasiado caliente, así que la ventana de tiempo para mezclar el polvo con el agua está entre los 5 y los 30 minutos.
Según los estudios, el Cronobacter desaparece del polvo en unos 6 minutos a 90ºC, y la Salmonella tarda más o menos lo mismo; a 80ºC el Cronobacter tarda entre 7 y 13 minutos, y la Salmonella entre 10 y 12; a 75ºC el Cronobacter tarda entre 23 y 24 minutos en desaparecer, que es lo mismo que tarda la Salmonella. Pero es solo una orientación para explicaros que es mejor hacerlo pasados 5 minutos y que, aunque tenemos 30 minutos de margen, es mejor no esperar mucho.
Echar el polvo en la proporción adecuada
Una vez han pasado al menos esos 5 minutos, echamos el polvo en la proporción adecuada: un cacito raso por cada 30 ml de agua, y agitamos la mezcla.
Dárselo al bebé o refrigerarlo
Si se le va a dar al niño inmediatamente hay que enfriar (obviamente) el biberón. Para ello podemos ponerlo en contacto con agua muy fría, incluso agua con hielo, y estar seguros antes de ofrecerlo de que no quema.
Desde que se prepara hay dos horas de margen para que el niño se lo tome... pasadas dos horas hay que tirarlo, porque la proliferación de bacterias lo convierte ya en una leche poco segura para el bebé.
Por eso, en caso de que no se le vaya a dar en ese lapso de tiempo, el biberón se debe refrigerar lo antes posible. Se recomienda entonces preparar el biberón, enfriarlo un poco tras prepararlo y meterlo en la nevera, donde podrá permanecer hasta 24 horas.
Sacar los biberones de la nevera
Cuando lo necesitemos, basta con sacarlo de la nevera y calentarlo al baño maría, en contacto con agua caliente o con un calienta-biberones hasta que esté a una temperatura agradable para consumirlo. Desde ese momento tenemos dos horas para que se lo acabe. Pasado ese rato, dos horas, hay que tirar lo que sobre.
¿Y todo esto hay que hacerlo por la noche?
No necesariamente. Como expliqué hace un par de años, pueden prepararse los biberones por la noche y dejarlos en el frigorífico (como acabo de explicar ahora). Así, basta con ir sacándolos a medida que el niño los pida... en un momento los tenemos calentitos y podremos dárselos.
Este medida puede hacerse también durante el día, si tenemos un bebé de esos que tienen poca espera (si no va avisando, sino que arranca a llorar como si no hubiera comido en 7 años). Podemos preparar el biberón cuando se haya acabado el anterior, por ejemplo, enfriarlo y dejarlo en la nevera. En realidad es mejor cuando se prepara y se le da al bebé al momento, pero entre hervir, esperar 5 minutos y enfriar pueden pasar tranquilamente 15 minutos con el bebé descompuesto.
¿Y si seguimos haciendo los biberones sin calentar el agua?
Teniendo en cuenta que la mayoría de padres no hace lo que acabo de comentar y que la mayoría de los bebés están bien, el riesgo no parece ser muy elevado (aunque, y esto es teoría mía y quizás sea una tontería, no sé si esos microorganismos no eliminados podrían ser los causantes de tantos cólicos y molestias intestinales en muchos bebés que toman biberón). Sin embargo, la recomendación es la que comento, el mejor modo de prepararlos es con agua caliente entre 70 y 90ºC.
En caso de no disponer de ella, la OMS dice lo siguiente:
- La forma más segura de preparar una toma es utilizar agua que haya sido hervida y enfriada a no menos de 70°C.
- Si no puede disponer de agua hirviendo, tal vez desee utilizar preparaciones para lactantes líquidas estériles.
- También puede preparar las tomas utilizando agua potable limpia a temperatura ambiente y administrar el alimento de inmediato.
- Las tomas preparadas con agua a menos de 70°C deben consumirse inmediatamente; no deben almacenarse para utilizarlas más adelante (nada de nevera).
- Deseche todos los restos de tomas al cabo de dos horas.
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