Hay accidentes que por desgracia se repiten cada verano y están relacionadas con el agua: a los ahogamientos de niños pequeños se añaden los golpes provocados por saltos o zambullidas de cabeza, realmente severos. De hecho, la Sociedad Española de Neurología calcula que el 6% de todas las lesiones medulares del año se producen durante estos meses.
Y son los adolescentes y los jóvenes son los más afectados. Así lo confirman también los expertos del servicio de neurorrehabilitación Vithas NeuroRHB, que expresan su "preocupación" por el incremento de estos casos. Por tanto, es muy importante recordárselo a nuestros hijos.
Accidentes "totalmente evitables
Los rehabilitadores recuerdan que este tipo de accidentes son "totalmente evitables".
"Mientras los producidos en carretera, suelen tener diferentes condicionantes y no suele depender solo del conductor poder evitarlos, en el caso de accidentes en el agua, solo hace falta el sentido común para no realizar saltos de gran altura o zambullidas al agua de cabeza sin saber la profundidad existente".
Según Joan Ferri, director de Vithas NeuroRHB, una de las primeras consecuencias al sufrir un traumatismo en la cabeza es la pérdida de conciencia: "La duración y el grado de ésta es uno de los indicadores más significativos de su gravedad".
Gran diversidad de secuelas físicas
Explica el experto que la mayoría de los pacientes con traumatismo craneoencefálico presentan gran diversidad de secuelas físicas, cognitivas y de comportamiento que varían en su naturaleza y gravedad, en función de la extensión y localización del daño cerebral, así como de las características de personalidad e inteligencia previas del afectado.
"A pesar de esta diversidad podemos decir que existe un patrón de afectación específico asociado a lesiones cerebrales focales que implican los lóbulos frontales y temporales. De hecho, las alteraciones cognitivas más relevantes y que aparecen más a menudo son los problemas de regulación y control de la conducta, dificultades de abstracción y resolución de problemas, trastornos de aprendizaje y memoria, así como alteraciones en el ámbito de la personalidad y el ajuste emocional".
En el caso de tener lesión medular como consecuencia del accidente, la doctora Carolina Colomer, directora clínica de Vithas NeuroRHB, explica que "afortunadamente, el grado lesional que solemos encontrar en los pacientes por zambullida suele ser incompleto".
"Una lesión completa implica que toda la información está interrumpida y no hay sensibilidad ni movilidad por debajo del nivel de la lesión. En las lesiones incompletas algunas vías nerviosas han quedado indemnes o sólo parcialmente dañadas, por lo que pueden transmitir algo de información. Cuantas más vías queden indemnes o se recuperen, más control del cuerpo por debajo de la lesión y mejor pronóstico funcional".
Ambas lesiones traumática y medular, explica Colomer, implican la afectación de la persona a distintos niveles clínicos y funcionales y el abordaje "debe realizarse desde un punto de vista global, coordinado y multidisciplinar".
Así que, a la vista de estas graves secuelas, que también pueden incluir la muerte, solo podemos que sentarnos a hablar con nuestro hijo adolescente y hacerle comprender que una imprudencia puede cambiarle su vida para siempre. Y, como dicen los expertos, por suerte es un accidente totalmente evitable.
Vía | Europa Press
Foto | J. Ketelaars en Pixabay
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