Más de la mitad de niños que hace deporte no bebe suficiente agua: por qué hidratarse antes, durante y después de la actividad física

Más de la mitad de niños que hace deporte no bebe suficiente agua: por qué hidratarse antes, durante y después de la actividad física
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El agua es la bebida más sana para mantener hidratado el organismo a cualquier edad, y es un elemento tan importante en la alimentación y para la salud de las personas, que es esencial cumplir con los requerimientos adecuados.

La cantidad de agua que debemos beber depende de variables como la edad, el sexo, la temperatura ambiente, nuestro estado de salud o la etapa de la vida en la que nos encontremos (por ejemplo, durante el embarazo y la lactancia el consumo de agua debe aumentar). Además, también es importante hidratarse bien en el caso de practicar algún deporte, en cuyo caso es fundamental beber agua antes, durante y después de la actividad física.

Sin embargo, según una investigación llevada a cabo por la Universidad Complutense de Madrid, el 51,7% de los niños de entre siete y 12 años que practica deporte no consume la cantidad de agua necesaria, y esto puede acarrear importantes problemas de salud.

Por qué es tan importante la hidratación cuando se practica deporte

La Copa COVAP, iniciativa deportiva y educativa infantil promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches (COVAP), y el Hospital Universitario Reina Sofía (HURS) de Córdoba, destacan la importancia de llevar a cabo una hidratación adecuada antes, durante y después de la práctica deportiva para mejorar el rendimiento físico y evitar problemas ocasionados por la pérdida de agua corporal (hipohidratación), como dolores de cabeza, mareos, confusión o cansancio.

Además, un estudio elaborado por prestigiosas universidades norteamericanas sostiene que contar con una adecuada hidratación en el marco de la práctica deportiva, no solo aportaría beneficios para la salud sino que mejoraría el rendimiento físico.

Hay que tener en cuenta que cuando el niño practica deporte su temperatura corporal aumenta, y con ella la sudoración, perdiéndose agua y electrolitos, especialmente en en el caso de los niños más pequeños y si hace mucho calor.

“Con una pérdida de un 1% de agua corporal sentimos sed y esto nos indica que las células han comenzado a acusar este déficit de agua, afectando a ciertas funciones metabólicas. Cuando este porcentaje aumenta al 2%, se percibe una falta de rendimiento y resistencia, ausencia de concentración y falta de coordinación” - advierte la doctora Mercedes Gil, coordinadora de la Unidad de Metabolismo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

En el mercado existen diversas bebidas con diferentes composiciones y sabores que llevan agua, electrolitos y azúcares con distintas concentraciones. Pero no son más adecuadas que el agua para restituir los líquidos perdidos durante la práctica deportiva.

La cantidad de agua corporal que pierden los niños mientras hacen deporte depende de una serie de factores, como la edad, la duración e intensidad del ejercicio, si este se realiza al aire libre o en un recinto cerrado, la estación del año en la que estemos o la temperatura y humedad del ambiente.

¿Cómo asegurar al niño deportista un correcto aporte de agua?

beber agua

Aunque existen mecanismos autorreguladores en el organismo que se perciben a través de la sensación de sed o saciedad, no debemos esperar a que el niño tenga sed para ofrecerle agua (en el caso de los más pequeños) o recordarle que se hidrate con frecuencia.

Además, si nuestro hijo practica deporte con frecuencia, hemos de asegurar una correcta ingesta de agua siguiendo las siguientes recomendaciones de los expertos:

  • Al menos media hora antes de comenzar el ejercicio, el niño debería beber agua. También debe hacerlo en pequeñas dosis durante la actividad física, y al menos dos horas después de haber terminado tendría que seguir bebiendo.

  • Los niños deportistas (aunque esta recomendación podría ser extensible a cualquier ámbito) deben acostumbrarse a llevar siempre en la mochila una botella de agua. Si elegimos materiales de fabricación como el acero inoxidable, no solo estaremos evitando el uso de plásticos, sino que la botella será más duradera, fácil de limpiar y mantendrá el agua fresca durante más tiempo.

  • Es importante evitar la exposición prolongada al sol y en las horas centrales del día, además de eludir los cambios bruscos de temperatura.

  • El agua que consuman los niños no debe estar muy fría. En este sentido, los pediatras recomiendan una temperatura de entre 12-13º.

  • Y finalmente, es necesario que en los entornos educativos también se promueva el consumo de agua en los descansos, así como recordar a los niños la importancia de ir al cuarto de baño, ya que muchos niños dejan de beber agua cuando sienten que la vejiga está llena, aumentando con ello el riesgo de deshidratación.

Cantidades de agua recomendadas según la edad

Una vez analizadas las recomendaciones sobre la ingesta de agua en niños deportistas nos preguntamos, ¿cuánto agua deben beber al día los niños? ¿Y a los bebés también hay que ofrecerles agua?

Según las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), los niños y bebés deben beber estas cantidades de agua (cantidades orientativas):

  • Durante los seis primeros meses de vida los bebés no deben tomar agua, pues obtienen agua a través de la leche materna a demanda o de los biberones de leche de fórmula. De este modo, mediante su alimentación cubren los requerimientos de 700 ml de agua al día, aproximadamente.

  • De seis meses a un año los niños deberían tomar entre 800 ml y 1000 ml cada día, y una buena parte de esas cantidades se sigue aportando a través de la lactancia.

  • Los niños de uno a tres años deberían beber entre 1100 ml y 1300 ml cada día. Esto equivaldría aproximadamente a tres-cinco vasos de agua, pero recordemos que el agua también se obtiene de otras fuentes de alimentación como la leche/lactancia, las frutas, las verduras, las sopas...

  • A partir de los cuatro años los requerimientos van subiendo hasta llegar a los dos litros al día, aproximadamente, que deberían tomar los niños de 13 años. En la adolescencia el consumo de agua vuelve a incrementarse, debiendo estar entre los dos litros y los dos litros y medio.

En cualquier caso, volvemos a insistir en que estas recomendaciones son orientativas, y que pueden variar en función de múltiples factores. Así, en verano es fundamental controlar la hidratación de los niños, especialmente de los bebés, pues corren un mayor riesgo de deshidratación.

Además, y salvo la leche, los niños no deberían consumir otras bebidas para saciar su sed. Ni zumos (especialmente en menores de un año), ni refrescos, ni bebidas energéticas. El agua es la opción más saludable -además de económica- para todos.

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