Se le ha roto un diente al niño

Los profesionales afirman que entre los 2 y los 4 años y entre los 8 y los 10 años, se producen más fracturas en los dientes debido a los golpes o caídas, ya sea en el patio, en la piscina, un accidente con la bicicleta, etc. El primer grupo de niños tiene dientes de leche y los segundos ya deben tener los dientes definitivos, pero no por ello es más necesaria la visita al odontólogo si a tu hijo se le ha roto un diente.

Si tu hijo recibe un golpe en un diente de leche, hay que saber qué hacer, debéis acudir lo antes posible al odontólogo para que le haga unas pruebas, éste no habrá que repararlo, simplemente redondearlo para que no se haga daño en la lengua o en los labios con el diente astillado.

Posteriormente es posible que el diente cambie de color, pero esto sólo precisará el seguimiento del especialista, en el caso de que salga un flemón, el odontólogo puede indicar que se trate el nervio o se quite el diente de leche. Si éste último fuera el caso, se valorará el tiempo que falta para la salida del diente definitivo, si falta poco no se hará nada, pero si falta todavía mucho tiempo, se pondrá un diente “postizo" que no se notará a simple vista y que reservará el hueco del diente definitivo, favoreciendo un desarrollo adecuado de la dentadura. Un golpe o rotura en los dientes de leche puede afectar en el diente definitivo que ya se está formando debajo del diente de leche, por eso puede ser necesario realizar una radiografía, hay que evitar que el diente definitivo salga torcido o se retrase a causa del golpe.

En el caso de los dientes definitivos, recomiendan que tanto si se ha roto un trozo como si la pieza dental ha salido despedida de la boca, es necesario que en un máximo de media hora se acuda al odontólogo transportando el diente en leche o saliva del menor para su recolocación o reparación.

Lo más adecuado, en el caso de la pieza entera, sería coger el diente por la corona, lavarlo en leche o suero, colocarlo en el espacio de la encía de donde se ha desprendido y colocarle una gasa o pañuelo para que presione, además de aliviar un poco el dolor puede reducir el sangrado.

No hay que olvidar que ante todo no hay que ponerse nervioso y tranquilizar al pequeño. Según el traumatismo, posiblemente en los días posteriores el niño necesite una dieta blanda que no le cause molestias a la hora de comer y no saltarse las posteriores visitas al dentista aunque las molestias hayan remitido.

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