Celia Gómez Jiménez es estudiante de Ingeniería en Tecnologías de Telecomunicación en la Universidad de Navarra y acaba de diseñar un sistema que puede ahorrar a los niños diabéticos el pinchazo a la hora de medir la glucosa en sangre.
Se trata de una pulsera inteligente, capaz de detectar tanto las subidas como las bajadas de azúcar en cuestión de segundos y de manera no invasiva. El dispositivo, que aún está en fase de desarrollo, se prevé que comience a comercializarse dentro de dos años.
Una pulsera que mejorará la calidad de vida de los niños diabéticos
La hermana de Celia fue diagnosticada de diabetes tipo 1 cuando tenía 10 años, y durante el mes que estuvo ingresada en el hospital, Celia y su otro hermano Eduardo, recién graduado en Medicina por la Universidad del País Vasco, comenzaron a investigar más acerca de la enfermedad.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de que no existían muchas alternativas para medir de forma no invasiva y continua los niveles de glucosa en sangre, por lo que Celia decidió aprovechar sus conocimientos de microondas para diseñar un sistema que mejorara la calidad vida de los pacientes diabéticos, especialmente de los niños.
Y así fue como surgió el proyecto "Be Easy", en el que también trabaja Eduardo y dos investigadores de la Universidad Pública de Navarra: Israel Arnedo Gil, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, y Jon Mikel Percal Ciriza, alumno de doctorado.
Se trata de una pulsera inteligente que se conecta a un sensor mediante tecnología Bluetooth LE (bajo consumo). El sensor se coloca en la oreja y funciona como un radar, detectando anomalías de la glucosa en sangre y realizando mediciones de forma continua que se ven reflejadas en la pulsera.
De este modo, el paciente puede consultar las mediciones de forma rápida y no invasiva, y ser avisado mediante un sistema de alerta cuando se detecta alguna alteración.
Existe además la posibilidad de configurar la pulsera para que los padres o tutores del niño reciban un SMS o un mensaje mediante aplicación con las alertas registradas, de manera que la distancia no sea un impedimento para que éstos puedan estar informados de cualquier problema que pudiera tener su hijo.
El sistema detecta tanto la hipoglucemia, que puede llegar a provocar mareos irreversibles, como la hiperglucemia, que aunque no provoca síntomas puede tener también consecuencias muy graves en el paciente.
Celia espera que esta pulsera inteligente mejore la calidad de vida de los niños diabéticos, ahorrándoles el pinchazo para la medición de glucosa y alertando de forma temprana en caso de producirse alteraciones en los niveles en sangre. No obstante, tanto el sensor como la pulsera serán ajustables para que también puedan utilizarlo los adultos que lo deseen.
De momento está en fase de desarrollo pero sus creadores esperan que pueda comenzar a comercializarse dentro de dos años.
Este proyecto ha obtenido el primer premio de los galardones InÍciate 2017 (valorado en 10.000 euros) convocado por el Gobierno de Navarra a través de la sociedad pública Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (CEIN).
A lo largo del tiempo se han ido desarrollando todo tipo de aplicaciones, proyectos y portales informativos para ayudar en su día a día a los pacientes diabéticos, y mejorar su calidad de vida.
Se ha visto también que tras un entrenamiento específico los perros son capaces de detectar con su olfato bajadas bruscas de glucosa en sangre, por lo que ya hay hospitales que trabajan con estos animales como un importante apoyo a los pacientes.
La diabetes en la infancia
Se calcula que en España hay 29.000 menores de 15 años con diabetes mellitus, que aumentan en 1.100 casos nuevos cada año.
Segun datos publicados por la Fundación para la Diabetes, el 95% de los niños y adolescentes de nuestro país que tienen diabetes es del tipo 1, aunque recientemente se viene constatando un aumento del número de casos de diabetes de tipo 2.
La diabetes ocurre cuando el páncreas no produce suficiente cantidad de insulina para regular los niveles de azúcar en sangre. Se desconocen las causas que provocan esta enfermedad, pero parece que se trata de una mezcla de factores genéticos, autoinmunes y ambientales.
El diagnóstico precoz es fundamental para dar con el tratamiento más adecuado y evitar complicaciones, por eso es importante reconocer los síntomas, que suelen ser confusos y pasar desapercibidos durante bastante tiempo.
No en vano, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), la mitad de los niños menores de 5 años y casi el 70 por ciento de los niños menores de dos años diagnosticados con diabetes ya tenían cetoacidosis, que es una complicación grave derivada de la falta prolongada de insulina en el organismo.
Los síntomas que pueden ponernos en alerta son:
El niño orina de forma frecuente e incluso se pueden dar casos de niños que comienzan a mojar la cama de manera recurrente cuando habían dejado de hacerlo
Al perder líquido a través de la orina el niño experimenta sed constante
Hambre excesiva
Pérdida de peso inexplicable
Cansancio
Irritabilidad
Visión borrosa
Naúseas o vómitos
Dolor abdominal
Mal aliento
El aumento mundial de la obesidad y la inactividad física en la infancia están desempeñando un papel importante en el desarrollo de la diabetes. Por tanto, alimentarse de modo sano y adoptar unos hábitos de vida saludables podrían constituir una fuerte defensa frente a esta enfermedad.
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Vía Redacción Médica
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