Una de las cosas que peor llevamos los padres en referencia a nuestros hijos es la enfermedad. Se encuentran mal, lloran, te piden ayuda y tú desearías hacer algo cuanto antes para que vuelvan a ser los mismos de antes. Ese cuanto antes tiene como intención paliar su sufrimiento, y de paso estar más tranquilo tú, porque cuando se encuentran mal sientes que pierdes el control de su salud, pero es poco recomendable si hablamos, por ejemplo de la fiebre.
La fiebre es un síntoma, la muestra de que un niño tiene alguna infección por un virus o una bacteria, pero es también una solución a esa infección. Por eso, si tu hijo está a 38ºC de fiebre (100,4ºF), los pediatras insisten en que no los lleves al médico, que no es un motivo de consulta ni una razón para darle ningún medicamento al niño.
Padres que medican los 37ºC (98,6ºF)
La fiebre es un síntoma, no una enfermedad, y por eso no hay que tratarla lo antes posible porque en realidad ayuda a los niños a curarse antes. Hay padres que a la que el niño tiene 37ºC ya le están dando algo para bajarle esas pocas décimas, esté el niño como esté (ahora hablo más de esto).
El Hospital Nisa 9 de Octubre, de Valencia, ha realizado recientemente una encuesta a los padres, pues veían que uno de los motivos más frecuentes de consulta era la fiebre, sobre todo en bebés hasta el año de vida. En dicha encuesta, la mitad de los padres considera que la fiebre es una reacción beneficiosa para el organismo, sin embargo, cuando aparece, la mayoría la tratan para bajar la temperatura.
Ante esta situación, Mariam López, supervisora del estudio, y en palabras a Mallorca Diario, dijo:
Nos llama mucho la atención las opiniones contrapuestas que hemos observado en las conclusiones del estudio, pues a pesar de que una gran parte de los encuestados considera la fiebre como una reacción beneficiosa del organismo, la primera medida que toman frente a la misma es administrar un fármaco antitérmico, bien por prescripción facultativa o en la mayoría de casos por cuenta propia. Y esta automedicación muchas veces implica una mala administración de los fármacos con los consiguientes problemas que ello conlleva.
No pida hora para su pediatra
La fiebre es un mecanismo de defensa frente a virus y bacterias. Cuando hay una infección, el cuerpo se calienta porque con una temperatura superior el patógeno se "mata" antes. Los niños a los que se les permite tener fiebre tardan menos días en estar bien porque tienen una mejor respuesta del sistema inmune. Si cada vez que el cuerpo se calienta un poco bajamos la fiebre, el niño estará más tranquilo, pero su enfermedad seguirá ahí, con más facilidad para permanecer más tiempo.
A menos que...
No pida hora para su pediatra, recomiendan los pediatras del Hospital Nisa 9 de Octubre a menos que:
- La fiebre esté por encima de 40ºC (104ºF).
- El niño lleve 4 o más días con fiebre.
- El niño tenga menos de 3 meses.
Como los padres somos bastante más asustadizos que los médicos y muchos piden hora para el pediatra 3 minutos después de darse cuenta de que tiene unas décimas, quizás habría que buscar un punto medio (por nuestra salud cardíaca, que yo veo a mi niño con 40ºC y me da algo). Por ejemplo, si un niño tiene fiebre de horas de evolución, es absurdo ir al pediatra porque en la mayoría de ocasiones es imposible conocer el foco de la fiebre. Por eso un término medio para los padres, según mi criterio, sería acudir al pediatra en caso de que:
- La fiebre esté por encima de los 39ºC (102,2ºF), o si vemos que sube rápidamente: una fiebre muy alta o que sube rápido puede provocar convulsiones febriles, que es una condición benigna, pero que a los padres nos asusta muchísimo.
- El niño lleve 2 o más días con fiebre.
- El niño tenga menos de 3 meses.
Los bebés menores de 3 meses son especialmente frágiles y en caso de fiebre hay que llevarlos directamente al hospital, para que hagan los análisis oportunos.
Tratar la fiebre con sentido común: hacer caso al niño, no al termómetro
El termómetro es un indicador muy útil porque nos puede decir cuán alta está la temperatura del niño, pero no es al termómetro únicamente a quien hay que hacer caso, sino también, y sobre todo, al niño.
Quiero decir con esto que yo también les he dado a mis hijos un antitérmico cuando tenían 37ºC, pero no porque tuvieran sólo 3 décimas, sino porque lloraban y se encontraban mal. Si otras veces me los he encontrado así y los he visto bien, animados, no les he dado nada. Lo mismo he hecho cuando los he visto a 38ºC o a 39ºC. Si han estado tranquilos, los he dejado sin darles nada y he ido controlando la temperatura a ratitos, pero si los veo "chafados", llorando, pidiendo ayuda, entonces sí.
Por eso en realidad, cuando hablamos de niños y fiebre, hay que hacer caso al niño, no al termómetro. Así el niño te lo agradecerá y, si tiene fiebre alta pero está bien, te lo agradecerá su sistema inmunitario.
¿Y si es un bebé?
Si es un bebé de hasta 3 meses olvidad todo lo comentado hasta ahora. Si tiene fiebre, hay que ir directamente al hospital, porque hay que saber de dónde viene la fiebre y controlar el foco de infección. En esas edades el riesgo de sufrir complicaciones por una infección es mucho mayor y por eso no tiene sentido tener al bebé en casa con fiebre.
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