Quienes hemos viajado en avión, seguramente nos hemos encontrado en alguna de estas situaciones: o viajamos con un bebé o niño pequeño, o viajamos solos pero nos encontramos con niños alrededor, como sucede en cualquier vuelo comercial. Desafortunadamente, algunas personas no ven bien que bebés y niños pequeños viajen en avión.
Una muestra de ello, es lo que vivió recientemente una madre, quien escribió una carta abierta al hombre que dejó muy claro que se sentía molesto, por la simple presencia de ella y su hija en el mismo avión que él.
Viajar con bebés y niños pequeños en avión rara vez es fácil. Entre todas las cosas extras que debemos llevar "por si se necesitan" y el asegurarnos que nuestros hijos vayan cómodos y tranquilos, el vuelo puede convertirse en una verdadera odisea. Pero si a eso le sumamos las miradas molestas de otros pasajeros, nuestra experiencia puede volverse muy incómoda.
Algo como esto último fue lo que le sucedió a Stephanie Hollifield, una madre que viajaba con su hija en avión por primera vez. Desde el momento en el entraron en él, notó que un pasajero estaba muy molesto solo por la presencia de ellas en el avión.
"La primera vez que te vi, fue cuando suspiraste ruidosamente en cuanto nos viste a mi y a mi hija abordando el avión", es como inicia la carta de Stephanie, dirigida a "el caballero en el vuelo 1451", un hombre que viajaba con su esposa y cuyo asiento estaba justo enfrente del de ella y su hija.
Al sentarse en sus lugares y abrochar sus cinturones, el hombre continuaba resoplando y mostrando que se sentía molesto por tenerlas cerca, mientras la niña jugaba y reía en voz alta, como naturalmente lo hacen los niños.
Me preguntaba si habías tenido un mal día o si este temperamento gruñón era tu comportamiento usual. Me preguntaba si tu esposa se sentía avergonzada mientras ella asentía silenciosamente ante tus frustraciones. Me preguntaba si tenías hijos. Me preguntaba muchas cosas acerca de ti. ¿Te preguntabas tú algo sobre nosotras? ¿Te preguntaste algo acerca de esta madre y su pequeña hija, que viajaban solas?
Stephanie cuenta que ambas estaban emocionadas por vivir una nueva aventura, pero que ella estaba muy nerviosa, debido a que era la primera vez que viajaba con una niña y sola. Y a pesar de que se había preparado buscando consejos, llevando juguetes y libros, así como películas para que su hija viera, a veces los niños simplemente se sienten incómodos.
Por más que intentó mantener a su hija calmada y tranquila, asegurándose de que nunca pateara el asiento frente a ellas, la niña comenzó a llorar cuando el avión despegó, comenzando así un largo berrinche en el que hubo gritos y patadas.
Ella estaba despierta desde muy temprano. Ella no había comido mucho porque no le gustaba la comida del aeropuerto. Ella se estaba terminando de recuperar de una sinusitis, y me preguntaba si la presión de la altitud le estaba lastimando sus oídos. Ella estaba cansada e incómoda.
Mientras esto sucedía, el pasajero frente a ellas continuaba quejándose de ambas y viéndolas con molestia. Stephanie se disculpaba con todos lo que estaban a su alrededor, y estuvo a punto de comenzar a llorar: "me sentía culpable y avergonzada por no poder controlar a mi propia hija".
Afortunadamente, una auxiliar de vuelo se acercó amablemente a ella y le llevó a su hija un vaso y un popote para que jugara, porque los juguetes que llevaban no llamaban su atención. Y entonces, con la amabilidad de la azafata y una nueva distracción, su hija finalmente se calmó. "¡Todo está bien" Viajar en avión es difícil para todos, y ustedes dos lo están haciendo bien", le dijo la azafata a Stephanie.
De alguna manera, su amabilidad calmó a mi bebé. De alguna manera, sus palabras simples me hicieron sentir mejor. Ella tenía razón. ¡Lo estábamos haciendo bien! Estábamos haciendo lo mejor que podíamos. El problema no era con nosotras, era contigo.
Y así, fue como Stephanie logró recuperar la calma, pues en realidad estaba haciendo lo mejor que podía, y respecto al pasajero, no habría mucho que pudiera hacer, pues incluso él estaba molesto desde el momento en que las vio subir al avión. Entonces, procedió a explicar algunas cosas:
Lo que necesitas saber, es que mientras los niños pueden ser terriblemente inconvenientes ahora, ellos dominarán el mundo cuando tú estés viejo y lleno de canas.
Los niños pueden ser molestos y francamente odiosos, pero también son innovadores y brillantes.
Estos niños quizás algún día descubran la cura para el tipo de cáncer que se presente en tu familia.
Ellos pueden ser egoístas y ruidosos, pero también pueden ser preciosos y amorosos.
Ellos podrían crecer para servir a otros, de una manera en la que nos haría desear volver en el tiempo y desear haberlo hecho todo de nuevo.
Ellos son el futuro.
Ellos son un regalo para su familia, su comunidad y el mundo.
Los necesitaremos a ellos, así como ellos nos necesitan ahora.
Ellos necesitan una palabra amable. Necesitan la novedad de un vaso de plástico y una conversación con un nuevo amigo.
Necesitan que alguien vea a sus madres nerviosas a los ojos y les diga que lo están haciendo genial y que todo estará bien.
Si no puedes poner una sonrisa y decir un hola, entonces un simple silencio será suficiente.
Entiendo, los niños pueden ser una molestia para algunos, pero la próxima vez que estés obligado a estar cerca de uno, espero que seas más como la azafata. Y espero que en lugar de frustración y molestia, sientas esperanza y bondad.
Este mundo ya tiene suficiente negatividad sin que nosotros se la agreguemos, y quizás la amabilidad que hoy des a otros, se te devolverá en el futuro.
No olvidemos que sólo son niños
La publicación de Stephanie fue bien recibida y ha tenido miles de comentarios, porque además de contar una situación en la que muchos padres nos hemos encontrado, nos recuerda algo que a veces olvidamos: los niños solo son eso, niños.
Su intención no es molestar ni incomodar a otros, simplemente aún son demasiado pequeños para poder entender y gestionar sus emociones o para saber cómo actuar y qué pedir o decir para sentirse mejor y más tranquilos.
Y como hemos visto en ocasiones anteriores, ayuda más un gesto amable que simplemente quejarse. No nos cuesta ni nos quita nada el ayudar, y a veces, con el simple hecho de saludar a un niño o sostener a un bebé en brazos por unos minutos, toda la experiencia puede ser muy diferente.
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Vía | Parents