Ha vuelto a ocurrir: hace unos días se viralizó un vídeo grabado en el interior de un avión en el que se ve a un pasajero estallar en cólera ante el llanto insistente de un bebé. "¡Si el niño puede gritar, yo también!", exclama visiblemente alterado y montando un espectáculo bochornoso.
Los hechos han ocurrido durante un vuelo que cubría la ruta Baltimore - Fort Lauderdale. En un momento dado un bebé comienza a llorar de forma desconsolada. Sus padres tratan de calmarlo sin éxito, lo que acaba provocando la exagerada reacción del pasajero.
Pese a los intentos de la tripulación de intentar apaciguar los ánimos, el hombre continua gritando enfadado y pidiendo que callen al bebé: "¿Puedes calmar al niño, por favor? Tenía los auriculares puestos...¡Estaba durmiendo!" "Estamos en una maldita lata con un bebé, en una maldita cámara de eco. ¿Por qué grita el bebé? Yo no estoy gritando. ¿Quieres que grite? Voy a gritar. ¡Por favor, detén al bebé!", continua exclamando incluso cuando en el vídeo ya no se escucha el llanto.
La escena fue grabada y compartida en Tik Tok por un pasajero llamado Mark Grabowski, al que se le ve riendo y sin dar crédito a lo que está presenciado:
Las reacciones no se han hecho esperar, ¡y las hay de todo tipo!
El vídeo se viralizó en poco tiempo y ha suscitado todo tipo de comentarios.
La mayoría de la gente pide más empatía y comprensión para las familias que viajan con bebés y niños pequeños, pues si ya de por sí volar en avión suele resultar incómodo para los adultos, con más razón lo es para los niños, que además solo pueden expresarlo mediante el llanto.
Pero también hay comentarios que empatizan con el pasajero alterado, aludiendo que tener que soportar el llanto incesante de un bebé en esas circunstancias es realmente molesto. De hecho, hay quien considera que los vuelos solo para adultos son la mejor opción.
No cabe duda de que el llanto de un bebé es uno de los sonidos más incómodos e irascibles para el ser humano. Y si lo pensamos tiene toda su lógica, pues el llanto es la única forma que tiene un bebé de garantizar su supervivencia.
Pero hay que entender que los aviones son sitios muy reducidos en donde los niños apenas tienen espacio para moverse en libertad, algo que va absolutamente en contra de su naturaleza. Si a esto le sumamos otras incomodidades propias del vuelo como la presión en los oídos, el frío o los cambios en las rutinas, es normal que muchos bebés se muestren realmente incómodos durante el trayecto.
Quejarse no ayuda a calmar la situación y demuestra una gran falta de empatía
Ningún padre desea que su bebé llore durante el vuelo. En primer lugar por el propio bienestar del niño, pues un bebé que llora es un bebé que no se siente bien. Y en segundo lugar porque como padres, sabemos que el llanto de un bebé puede resultar molesto para la gente que nos rodea, y evidentemente, nadie quiere molestar a propósito.
Pero dicho esto, y puesto que el bebé no tiene un botón que apague su llanto, quejarse, gritar, montar en cólera o perder los papeles no es en ningún caso la solución.
Más bien todo lo contrario: demuestra una falta total de respeto a las necesidades de un bebé, una falta de empatía hacia los padres, y sobre todo, una gran falta de madurez y contención emocional. Porque somos los adultos quienes entendemos el contexto de la situación y quienes deberíamos saber regular nuestras emociones y no dejarnos llevar por ellas.
Por eso, lejos de quejarnos siempre se puede tender la mano a quien lo necesita, prestar nuestra ayuda para calmar a ese bebé, o simplemente entender que los niños no lloran para fastidiar al pasaje.