Últimamente me pregunto, aún sabiendo que tanto la pregunta como la respuesta son muy complejas, qué quedará de mí en mis hijas... si voy a ser capaz de transmitirles los valores que me dejaron mis padres y si hay algo de todo aquello que lo adoptarán como suyo.
Justamente hace algunos días me topé con este vídeo viral de @melpaquot que describe a la perfección esos pensamientos y a quien queremos agradecer por permitirnos compartirlo aquí. Esa llama que representa la luz que nos transmiten nuestras madres desde que somos pequeños, que a veces no nos hace mucha gracia cuando somos adolescentes, que empezamos a valorar cuando nos hacemos adultos, pero que nos queda para siempre y sale a flote cuando nos convertimos en madres también.
Porque tanto las madres como los hijos crecemos a la vez. Cada palabra que decimos, cada juego que compartimos y cada día que vivimos forman un conjunto único e irrepetible que recibimos de forma distinta en cada época de nuestra vida, pero que dejan una huella imborrable que se queda grabada en nuestro interior.
Muchos aprendemos a ser hijos cuando nos convertimos en padres
Otra cosa que me recordó el vídeo es que muchos aprendemos a ser hijos cuando nos convertimos en padres: hasta que no nos vemos en esa misma situación no entendemos todos los esfuerzos que entraña cuidarles, criarlos y guiarles por la vida hasta que se pueden defender solos.
Es en ese momento cuando vemos claramente todo lo bueno que dejaron en nosotros e incluso nos damos cuenta que nos parecemos a ellas e imitamos muchas de las cosas que hacían con nosotros: vamos siguiendo el modelo que mejor conocemos y el más fuerte que tenemos sobre cómo ser mamá: nuestra madre.
Este vídeo me ha servido para recordar que mi influencia más importante siempre ha sido ella, mi madre, que a pesar de ser una mujer adulta, aún hay momentos en los que necesito que me ayude a encender la llama. También en que llegará el momento en el que puede que a ella también le suceda, momento en el que espero estar a la altura y ser tan amororsa como lo ha sido siempre cuando sea mi madre quien necesite de mi.