Estas son las cinco cosas que puedes hacer y las tres que deberías evitar si tu hijo te da una mala contestación

Estas son las cinco cosas que puedes hacer y las tres que deberías evitar si tu hijo te da una mala contestación
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Cuando los niños estallan emocionalmente, se enfadan o se frustran por algo es posible que nos den una mala contestación fruto del estrés y la tensión del momento. Este tipo de situaciones suele hacerse más notables durante la adolescencia, especialmente cuando se sienten invadidos en su privacidad o cuestionados.

Ante una mala respuesta, una burla o una falta de respeto por parte de los hijos, a los padres enseguida se nos enciende la "luz de emergencia", pues no solo entendemos que han quebrantado un límite fundamental -el respeto-, sino que vemos cuestionada nuestra autoridad. Y lógicamente, eso duele.

Pero es importante saber cómo actuar para no empeorar la situación y reconducir a nuestros hijos de una forma respetuosa y educativa.

Tres cosas que NO deberías hacer si tu hijo te da una mala contestación

Tomártelo como algo personal e iniciar una lucha. Si tu hijo, ya sea niño o adolescente, te da una mala respuesta, no deberías tomártelo como algo personal, aunque a priori te parezca un ataque directo a tu persona, autoridad, normas u opinión.

Probablemente, esa mala respuesta sea fruto del estrés, los nervios y la frustración del momento. Si a este "cóctel" sumamos la inmadurez emocional de los niños pequeños y los cambios cerebrales de los adolescentes, es en cierto modo normal que se produzcan este tipo de reacciones.

Esto no significa que lo pasemos por alto (como a continuación veremos), pero si iniciamos una lucha con nuestro hijo desde el plano personal (con gritos, peleas, reproches...), no solo le estaremos dando un nefasto ejemplo sobre gestión emocional, sino empeorando la situación y alejándonos aún más de ellos.

Ignorarlo o pasar por alto lo ocurrido. En el extremo opuesto están aquellos padres que deciden obviar o ignorar las faltas de respeto de sus hijos. Esto suele suceder cuando estamos especialmente cansados y no tenemos ganas ni fuerzas de corregir comportamientos. También ocurre en crianzas permisivas y ausencia de límites, o cuando los padres sienten que sus hijos adolescentes les desafían continuamente y se 'rinden' ante ello.

Pero en muchas ocasiones, los comportamientos de los hijos son tan solo la punta del iceberg de una necesidad que no estamos sabiendo ver ni satisfacer, por lo que ignorarlo no es la mejor opción. Además, nuestros hijos necesitan saber que las faltas de respeto hacia los demás son comportamientos intolerables, y como tal deben ser corregidos.

Castigarlo. Si castigamos a nuestro hijo por su mala contestación estaremos centrándonos exclusivamente en su conducta en ese momento y pasando por alto las necesidades que mencionábamos en el punto anterior. Por otro lado sabemos que los castigos no son educativos, y nuestra labor como padres es educar con herramientas respetuosas, positivas y efectivas a largo plazo.

Cinco cosas que SÍ debes hacer si tu hijo te da una mala contestación

Valida la emoción, no la acción. Es lícito que los niños sientan rabia, ira o se desborden emocionalmente. En el caso de los adolescentes, es normal que se enfaden con nosotros o muestren su desacuerdo con respecto a ciertos temas. Quien más o quien menos, ha tenido alguna vez estos sentimientos, y no hay nada malo en ello. Pero sostener a nuestros hijos emocionalmente, acompañarlos y validar lo que sienten no significa que validemos sus faltas de respeto.

Averiguar que hay detrás de su conducta. Como comentábamos al inicio, pueden ser muchas las situaciones que desencadenen un desbordamiento emocional en niños y adolescentes que conlleve faltas de respeto hacia nosotros. Pero si somos capaces de ver más allá de esa mala conducta, es posible que logremos entender (que no justificar, insistimos) los motivos que la han provocado y reconducir la situación de forma respetuosa.

Comparte con tu hijo cómo te sientes. Con cuidado de no cargar sobre él/ella la responsabilidad de tu estado emocional, explica a tu hijo cómo te sientes cuando te falta al respeto, y mediante preguntas de curiosidad invítale a reflexionar cómo se sentiría si alguien le tratara de la misma forma.

Invítale a reparar su error. Una vez que tu hijo se haya calmado y haya entendido que lo que ha hecho no es correcto, invítale a reparar su error con una disculpa sincera. También es recomendable enfocarse en el futuro y ayudarle a encontrar alternativas respetuosas que le sirvan para gestionar su comportamiento si vuelve a presentarse una situación similar.

Predica con el ejemplo. Y como ocurre con cualquier otro aspecto de la crianza y educación de los hijos, el ejemplo de los padres es fundamental. Y es que no podemos exigir a nuestros hijos que no nos falten al respeto, si nosotros se lo faltamos a ellos con frecuencia. Y en este sentido, conviene recordar que ciertas acciones que a menudo justificamos con los niños serían consideradas una falta de respeto si se hicieran entre adultos.

Foto de portada | Freepik

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