Estas son las 13 cosas por las que a una madre se la considera una "Superwoman": ¿eres una de ellas?
"Superwoman", "Supermamá", "Supermadre" o sin entrar a valorarlo en términos heroicos, podemos hablar de grandes madres, o madrazas, a las que se admira y que parecen ser el ideal al que llegar, el reto de toda mujer, aquello a lo que debe aspirar. Si lo eres, tranquila, estás a salvo de las críticas. Si no lo eres, prepárate, porque te van a caer como la lluvia en un día torrencial: por "tos laos".
¿Y cómo saber si eres ya una "Superwoman"? Pues muy fácil. Basta con conocer cuáles son los requisitos que hay que cumplir y ver si ya lo has conseguido: estas son las 13 cosas por las que a una madre se la considera una "Superwoman":
Antes de empezar a leer, aviso de algo: está escrito en tono sarcástico, irónico, con la intención de hacer una crítica a lo que la sociedad espera que una mujer haga para ser considerada una buena madre y mujer, que es muchísimo, y lo que espera de un hombre para ser considerado un buen padre, que es casi nada.
Claro que no creo que deba ser así, como vais a leer a continuación, pero la presión sobre las mujeres es enorme, y a veces vale la pena explicarlas de este modo, con humor, para que nos demos cuenta de lo que estamos haciendo entre todos y todas:
1. Sus hijos están por encima de todo
Son lo primero siempre. Cualquier decisión que tengas que tomar debe ser contando con ellos y teniendo en cuenta hasta qué punto les puede beneficiar o no. Incluso cuando ya tengan varios meses y puedan estar un rato con su padre. Si esto sucede tiene que ser por causa de fuerza mayor, porque es incomprensible que una madre deje a su hijo con el padre o la abuela si ella tiene tiempo libre. ¿Que qué es tiempo libre? Pues todo lo que no sea trabajar o hacer algo por lo que se perciba dinero.
Ir a la peluquería, quedar con las amigas, salir a dar un paseo o de compras no está bien si eso supone hacerlo sin los hijos. Una Superwoman no hace nada de eso porque se queda con ellos, y si lo hace, se los lleva, obviamente.
2. Recibe visitas desde el primer momento
Las visitas también son lo primero. En cuanto des a luz tienes que poder recibir a los amigos, a tus padres, suegros, etc., y si puede ser que te hayas acicalado un poco: se puede entender que en las primeras horas puedas estar un poco despeinada y sin maquillar, pero en cuanto te puedas levantar deberías poder darte una ducha, peinarte y ponerte un poco de color en ese pálido rostro de mujer recién parida.
3. No hay dolor
Cuanto antes puedas hacer las cosas, más admiración causarás:
-Uff, es que llevo unos días ya y me cuesta un montón levantarme. -Pues la hija de la Puri el primer día ya estaba en el supermercado comprando y en casa haciendo las cosas. -Bueno, pero seguro que a ella no le hicieron una ces... -Y fue cesárea. Con los puntos y haciendo de todo: una auténtica Superwoman.
4. Trabaja un poco incluso cuando está de baja
Coges al bebé y te lo llevas al trabajo para que todas lo conozcan. Y ya que estás, ve a hablar con el jefe o jefa y dile que en casa puedes hacer algunas gestiones, o adelantar algo de trabajo, o que te diga si hay algo que puedas hacer desde allí. Que tu madre pueda explicar a las amigas que su hija ha sido madre hace poco y le está pidiendo cosas que hacer al jefe hará que los ojos le lloren de la emoción.
5. Recupera la figura cuanto antes
En dos meses si es posible, como las de Vogue. No hay nada que asombre más a los demás. Lo más importante es conseguir que la gente dude de si el bebé es tuyo o no... porque creen recordar que estuviste embarazada, pero ese cuerpo que gastas no casa con el tiempo del bebé. Y además, como vas arreglada, no puede ser que el bebé sea tuyo. "¿Se lo cuidas a una amiga?", "¿Eres su tía?", "¿Es tuyo? ¿Cómo puede ser? ¡Si estás estupenda!".
6. No tiene excusa: muestra su vientre six-pack
No hace falta que sea a los dos meses, pero si a los tres o cuatro meses lo logras, sin duda serás candidata a Superwoman del mes, o del año. Como la mujer que tuvo tres hijos y tenía un abdomen increíble con su marcado six-pack. Ella no tenía excusa para no conseguirlo, así que tú tampoco.
No solo tienes que volver a tener el cuerpo que tenías, sino que tienes que poder estar aún mejor.
7. Da de comer... de todo, pero que canse
Si das el pecho y consideras que te está yendo bien, que es fácil, lo mejor es que te pases al biberón (a menos que le des todo el santo día y que tu hijo gane dos kilos por mes, entonces no hace falta).
Para pasar al biberón lo ideal es que, o compres leche, o si quieres dar de la tuya, que te la saques. La sacas, congelas, descongelas y se la das. Eso supone un ajetreo importante y así cuando alguien hable de "lo mal que le va la lactancia a María" se le podrá contestar, hablando de ti:
No te quejes, que mírala a esa: cada hora y media se pone el despertador para sacarse leche, meterla en bolsas y congelarla, y luego la tiene que ir sacando y descongelando para dársela a su bebé en biberón, que apenas lo acepta. Pero la tía lo está consiguiendo...
Y si quieres que tome leche artificial, lo ideal es que no le siente bien. Si le sienta bien no tendrás problema, pero si le sienta mal conseguirás mucha admiración por tu periplo por las farmacias (comprando todo modelo de leche disponible entre las anticólico, antireflujo, hipoalergénica, parcialmente hidrolizada, de soja, de cabra, hidrolizada,...) y en los médicos, que ahora no gana peso, que ahora sí, que ahora mejor, que ahora peor...
Vamos, que la mejor opción no es en realidad la teta ni el biberón, sino aquella que canse más. Pero ya sabes, que no se note. Que canse un huevo para explicarlo, pero que parezca que no te afecta. Porque una Superwoman lo es porque sufre mucho, la que más, pero sabe sufrir.
8. En cuanto se acaba la baja, se pone a trabajar
Este es uno de los puntos más importantes. Las mujeres que se quedan en casa con sus bebés, que alargan bajas o que se cogen excedencias son consideradas unas comodonas, mantenidas por sus maridos, que aprovechan la excusa del bebé para no hacer nada.
No. Tienes que trabajar. Levantarte pronto para darle el pecho al bebé, o la leche que te extrajiste, o el biberón de la leche que peor le vaya a sentar (porque así dos horas después tienes que pedir permiso en el trabajo para volar a casa porque tu hijo se ha puesto malo... esto da un montón de puntos "Superwoman"). Sigo: dejar al bebé con la abuela, o si puede ser en la guardería, donde las profesionales harán con tu bebé un increíble trabajo de estimulación para que tengas un superbebé acorde a su supermadre.
Puedes entonces aprovechar la hora de lactancia para volar del trabajo a donde esté el bebé y darle de comer, para luego volar de nuevo al trabajo. Sal del trabajo y directa a por el bebé y para el supermercado (el Supermercado es uno de los sitios favoritos de las Superwoman), donde tienes que comprar el máximo posible en el menor tiempo posible, consiguiendo las mayores ofertas posibles.
No sabéis el placer que da explicar, cuando una mujer dice "a la próxima voy al súper sin el bebé, que no hay manera", que tu hija va con el bebé, compra de todo sin llevar lista, te llama después para avisarte de las ofertas que hay y que cuando le preguntas por el bebé, si lo tiene bien alimentado, te dice que sí, que le da el pecho mientras mete las cosas en las bolsas, a pesar de que le hace grietas cuando mama.
9. Tiene la casa siempre a punto
Ya sabes, que pueda ir la gente y esté todo perfecto... impoluto. Tu bebé sonriente durmiendo en la cunita. ¿Que nada cuadra porque habíamos dicho que el bebé come fatal y ella duerme fatal y no tiene sentido que la casa esté estupenda? Claro, eres Superwoman, no una madre normal y corriente de esas que se quejan por todo y no hacen la mitad de lo que se les presupone... si cuadrara no tendría gracia.
Que puedas aceptar visita en cualquier momento y que puedas decirle "ay, perdona... no sabía que venías y me has pillado con un juguete del niño en medio del pasillo", porque todo lo demás esté para que vengan los de la revista "HOLA" a hacerte un reportaje.
10. Es mujer, es amante
No olvides a tu marido, claro. Una Superwoman que se precie tiene que tener claro que lo primero son sus hijos, pero también su pareja. Hay hombres que tienen problemas para entender que el cariño de su mujer se desvía hacia los hijos, y sienten hasta celos... así que lo normal es que consigas lidiar con ello y le demuestres que entre vosotros nada ha cambiado, que sigues tan enamorada de él como el primer día.
Una cena romántica, algún detalle cada día, prepararle el almuerzo y ponerle mensajes bonitos... no sé, todas esas cosas que se cuentan y que tanta admiración provocan en los demás. Que además de buena madre, seas buena esposa (y buena hermana, y buena hija, y buena...).
11. No hay enfermedad que la tumbe
¿Qué es una gripe? ¿Qué es la fiebre? Nada que pueda hacerte mermar tus posibilidades ni tus fuerzas. Pero eso ya lo saben todas las mujeres. Solo los hombres tenemos derecho a ponernos enfermos. Un resfriado nos deja hechos polvo, pero a vosotras no. Imagina la vergüenza de tener que explicar a la gente que los niños fueron ese día al colegio sin su desayuno con forma de Hello Kitty o Darth Vader, o que no iban bien peinados o vestidos, o que se dejaron algo en casa, porque su madre estaba en la cama con fiebre.
E imagina el orgullo de explicar lo contrario, que estando con fiebre, de 40ºC si puede ser, te levantaste e hiciste lo de cada mañana, dejando a los niños en el cole como siempre, sonriendo a las otras mamás, para llegar a casa y desmayarte.
12. Hace los trabajos del cole de tus hijos, cuanto más increíbles, mejor
Porque todo el mundo sabe que las manualidades que las profesoras piden a sus hijos no son más que una excusa para poner a prueba la calidad, la dedicación y el amor de sus madres. Y para ponerlo más difícil, lo piden de un día para otro, que te llega el niño del cole y no dice nada y a las diez de la noche, con las tiendas cerradas y mientras les acabas de contar el cuento, uno te dice "mañana tengo que llevar una maqueta a escala 1:120 de un gran monumento del siglo XIX". A lo que la mamá sonríe y ve la oportunidad de oro de demostrar su valía.
Mientras todos duermen, después de sacarse la leche para el tercer bebé, se encierra en una habitación con poca luz, sin hacer ruido para no despertar a sus hijos ni a su marido, que al día siguiente tiene que trabajar, pobrecito, que lo suyo sí que cansa, y hasta las cinco de la mañana, con las oportunas pausas para alimentar a su bebé, crea una increíble obra maestra a la que, en una esquina, le acompañará la rúbrica de su hijo, esa que hará a las ocho de la mañana cuando se despierte: "toma cariño, mira qué has hecho... pon aquí tu nombre".
13. Sonríe, siempre
Sé que todo lo que hemos dicho puede parecer un poco cansado, un pelín agotador quizás... trabajar, la casa, los niños, la pareja, la compra, los trabajos del cole, haz ejercicio, vientre plano, prepara las mochilas del cole de los niños, la maleta de tu marido si se va de viaje, lavar la ropa, planchar las camisas, ser tu propia agenda, ser la agenda de los niños, ser la agenda de tu marido, ser la agenda de tu madre, etc., y siempre con una sonrisa. Porque una Superwoman lo es porque en realidad, es su deber. Y cuando haces lo que se espera de ti, lo menos que puedes ofrecer a los demás es una sonrisa.
De nuevo, es increíble el orgullo de una madre de poder decir que su hija es la que peor lo ha pasado, pero la que mejor lo ha llevado. Inmenso, inenarrable, ya puede morir tranquila...
¿Y qué tenemos que hacer los hombres para ser un Superhombre, o un Superpadre?
Pues como dice Fernando Plaza en un más que recomendable post relacionado con esto de lo que hoy hablamos: no mucho. Sales un día cualquiera a la calle con tus hijos y sin su madre, y a poco que les envíes cuatro sonrisas, les hagas reír un poco y vean que no les pegas ni les gritas ya lo tienes: "qué gran padre eres", "qué suerte tiene tu mujer", "cómo me habría gustado tener a un padre como tú", "si todos los hombres fueran así...".
Da igual que no sepamos hacer nada de lo demás, da igual que no recordemos la fecha de nuestro aniversario, ni los cumpleaños de los niños, ni si ese día tienen educación física, natación o tienen que llevar una caja al cole para hacer manualidades.
Da igual que vayamos al supermercado y compremos las cosas más caras, o que lleguemos con lo que nadie nos ha pedido ni hace siquiera falta en casa. Da igual si no sabemos cuándo toca pediatra, las vacunas, el jarabe que están tomando ni a qué hora les toca.
Da igual que no hagamos deporte, que tengamos barriga, que vistamos con chándal, que no hablemos con las vecinas y que pasen semanas sin llamar a nuestras madres... Solo con que sonriamos a nuestros hijos y no les peguemos en público (y hablo de darles una paliza, porque si le pegas y creen que le estás educando también vale), ya somos Superhombres, ya somos Superpadres.
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