Hay veces que las prisas no nos lo permiten, pero todas las veces que podamos y al menos una vez al día, el cambio de pañal es una oportunidad genial para dedicarle 15 minutos diarios a jugar con el bebé y hacer unas risas.
Por empezar, mi bebé chilla cada vez que la acuesto para cambiarla, así que debo esforzarme para entretenerla como sea para que se quede quieta y deje de intentar tirarse del cambiador.
Tengo que desplegar todas las armas de entretenimiento para distraerla y que pase del quejido a la diversión. Son infalibles unos besitos en la pancita, claro que para eso tengo que haber sido hábil para quitarle la ropa lo más rápido posible. Cuando sea mayor le encantará cambiarse de ropa tres o cuatro veces al día, pero lo que es ahora, no le apetece nada.
Volviendo a los pañales, cuando son recién nacidos cada cambio de pañal lleva un buen rato, pues son tan delicados y minúsculos que debemos hacer todo con sumo cuidado. Es todo un ritual que se puede aprovechar para acariciar al bebé, enseñarle objetos, entablar las primeras miradas y hablarle dulcemente mirándole a los ojos.
Con el paso del tiempo, sigue siendo un ritual pero con menos protocolo. EL cambio de pañal es un excelente momento para juegos. En casa, la hermana mayor viene a hacer de animadora cantando canciones y leyendo cuentos, mientras tanto aprovecho para dejarle al bebé el culito un rato al aire, que hace bien.
La pequeña aprovecha su desnudez para tocarse la piel, comerse los dedos de los pies e imitar a su hermana vocalizando algún sonido.
Yo disfruto del momento haciéndole algún masaje o comiéndome a besos y mordiscones (suavecitos) sus piernitas y pies rollizos, una de las cosas que más le gustan a juzgar por sus carcajadas.
Cuestión que los cambios de pañal se me extienden un poco, pero nos divertimos las tres como locas.
Siempre que tengas tiempo aprovecha ese momento para disfrutarlo a pleno con tu bebé, como mínimo una vez al día. Es una excelente terapia contra el estrés.
En Bebés y más | No quiere cambiarse el pañal