Todos los padres tendríamos que hacernos un vídeo cambiando el pañal a nuestro bebé por primera vez: cuánta delicadeza, cuánta precisión y cuántos minuciosos pasos veríamos antes de abrochar el body y dar la labor por terminada.
Y tendríamos que compararlo con cambiarlo cualquier día cuando han pasado meses y hemos tenido experiencias escatológicas de todos los tipos, colores y texturas diferentes. ¿Cambiar el pañal de pie?, ¡por supuesto! ¡si lo hemos hecho incluso a oscuras, dormidas y con una mano!
Si no sabes de lo que hablo...
Cuando nuestro retoño es un bebé, los problemas al cambiar el pañal pueden surgir por el miedo a hacerle daño o por la inexperiencia (si estás pasando por ese momento, tranquila, dentro de 25 pañales se te pasará).
Cuando crece viene de la mano de su imposibilidad de quedarse quieto, tanto que cambiarles puede convertirse en una situación desagradable tanto para ellos como para nosotros.
Esto sucede en torno a los 18-24 meses, momento en el que los niños no quieren que les cambiemos el pañal por distintas razones: la principal es porque dominan muy bien su capacidad de movimiento y no les gusta parar. Generalmente cambiar el pañal supone interrumpir una actividad divertida que les motiva y les entretiene en ese momento, como puede ser jugar, ver cuentos o ver dibujos animados.
Por otro lado, a partir de esta edad el niño comienza a vivir una etapa de reafirmación en la que siente que tiene capacidad de decidir. Los adultos la llamamos coloquialmente "etapa del no", pero se trata de un proceso de transición importante y necesario en el desarrollo del niño.
¿La solución? cambiarle el pañal de pie, en modo comando y convirtiéndolo incluso en un momento divertido.
Pasos para cambiar el pañal de pie
- Cuéntale lo que va a pasar. Explícale que está haciendo mayor, que en breve empezará a utilizar el orinal, y que por ese motivo vais a empezar a practicar el limpiar el culito de pie, contándoselo de una forma positiva. Seguro que sentirse un poco más autónomo le motivará a facilitar las cosas.
- Quita el pañal sucio (no pongas cara de asco porque puede que el niño reaccione queriendo alejarse de él y causar un estropicio que prefiero no describir). Acto seguido, coge la toallita y limpia bien la zona, teniendo en cuenta todos los pliegues.
- Saca el pañal limpio, extiéndelo y ponlo sujetando con una mano la parte trasera y con el otro pega el velcro de un lado y del otro.
- Revisa que los elásticos de las piernas estén hacia fuera, por que si quedan hacia dentro, habrá escapes sí o sí.
- Por último, revisa que el pañal no esté demasiado suelto ni demasiado ajustado et voilá. Al cuarto pañal cambiado de pie, lo harás en cuestión de segundos y el niño lo preferirá, ¡os lo garantizo!