Hace un par de días comunicamos la noticia del acuerdo de ERC y PSOE de aumentar el cheque bebé a 3.500 euros para las madres solteras, familias monoparentales, familias numerosas, familias con rentas bajas o en caso de discapacidad de nacimiento del hijo.
No comprendemos muy bien qué sentido tiene o por dónde van, pero los obispos lo critican, denuncian que esto es “promover que los hijos vengan al mundo sin padre o sin madre y eso no se debe hacer”.
Ha dado la cara el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, dice que no es que no se pueda ayudar a los hijos de una madre soltera, afirma que están de acuerdo en que se debe promover la natalidad, sobre todo en un país como el nuestro, con índices de natalidad muy bajos, pero “dentro de un contexto adecuado”, “hay que promover que los niños vengan al mundo en circunstancias óptimas para ellos, con padre y madre conocidos, que se aman, que tienen un pacto de fidelidad estable, permanente e indisoluble”. Habrase visto. Argumentan que hay que respetar los derechos de los nacidos, su dignidad y que no se vulneren sus derechos fundamentales, nacer en el seno de una familia, con padre y madre.
La idea no es mala, queremos decir que es positivo que un niño tenga un padre y una madre donde cada uno le proporcione su amor, su educación, etc. Pero hoy en día las familias han cambiado, y también necesitan respeto, derechos y dignidad.
Ya hemos hablado muchas veces de que la felicidad y la armonía en la vida de un niño no necesariamente tiene que desarrollarse dentro de una familia formada por un hombre y una mujer, no vamos a volver a entrar en los matices de siempre, sólo replicar: un niño tiene toda su dignidad, sus derechos y la felicidad sea en una familia que la Iglesia considera “normal” o en las “nuevas familias”.
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