Este mayor tiempo de dedicación se refleja con mayor énfasis en el denominado tiempo “de calidad", es decir, en la realización junto a sus hijos de actividades educativas como la lectura, la ayuda con los deberes, etc., aunque también reflejan mayor implicación de estos padres en la educación de cuidados básicos como la alimentación o la higiene.
Las estadísticas muestran que se involucran tanto los padres con niveles elevados de formación que trabajan como los no ocupados, pero vamos a ver los números, son sorprendentes. “Las madres con educación alta y que trabajan fuera de casa dedican un total de 76,6 minutos al día al cuidado de los hijos, frente a los 46,23 de las mujeres con formación considerada baja (las que no tienen estudios universitarios) y que también trabajan.
De estos 76,6 minutos diarios, 59,63 están dedicados a los cuidados básicos y 16,97 a los 'de calidad', cifra que dobla los 8,3 minutos invertidos en estas actividades por las madres de formación baja y que invierten 37,9 a su cuidado básico.
Entre el grupo de las mujeres no ocupadas, las de formación alta dedican 96,18 minutos al cuidado de sus hijos, de los que 75,1 minutos son para cuidados básicos y 21 para el tiempo 'de calidad'.
Las madres sin formación universitaria que no trabajan fuera de casa dedicaron 62,57 minutos al cuidado de sus hijos, 51,5 de ellos para el cuidado básico y 11 minutos para el 'de calidad'.
Los datos también revelan que las madres trabajadoras con formación alta dedican más tiempo a sus hijos que las que no están ocupadas de formación baja (76 minutos frente a 62 minutos)."
En el caso de los padres, se mantiene mayor tendencia de dedicación si tienen estudios, pero el tiempo dedicado a los hijos es todavía menor.
Sinceramente, lo que nos sorprende de este estudio es el poco tiempo que los padres dedican a sus hijos, tengan carrera o no. En ninguno de los casos llegan a dedicarles dos horas al día, entonces, ¿para qué tienen hijos?, ¿qué hacen las madres y los padres no ocupados?. De acuerdo que el ritmo de vida actual es muy estresante, pero en cuestión de educación y de dedicación a nuestros hijos, hay que marcar prioridades.
La otra conclusión es obvia, aunque los datos no nos merecen demasiada confianza, no por la fuente, si no por desconocimiento de la amplitud del estudio.