Mi hermano tiene discapacidad (y II)

Hace unos días, hablamos sobre qué ocurre con los hermanos de un niño con discapacidad: qué sentimientos podían generarse, la importancia de nacer antes o después que el hermano con discapacidad...

Hoy veremos que el hermano sin discapacidad se encuentra con multitud de sentimientos que, en diversas ocasiones, son contradictorios. En ocasiones puede ocurrir que estas sensaciones se oculten con el fin de no preocupar o no aumentar el sufrimiento de los padres y así no generarles más problemas.

Uno de estos sentimientos es la tristeza; los niños pueden sentir que su tristeza no es comparable a la de su hermano. Así mismo, otro sentimiento que deben mantener bajo control es el de hostilidad.

El enfado es reprimido en un intento de proteger al hermano, que lo ven como alguien frágil y débil. Las peleas entre hermanos, los golpes, el decirse malas palabras, etc., como se hace entre los hermanos, sienten que deben ser reprimidas ya que pueden no ser bien vistas por el entorno familiar.

Con frecuencia los padres están más pendientes de su hijo con discapacidad y atentos a sus necesidades; a sus otros hijos les dan más "libertad" ya que por haber nacido sin discapacidad son vistos como niños que se las pueden arreglar solos. Esto hace que los padres desconozcan las necesidades y los deseos de su hijo sin discapacidad, sumado al ocultamiento de sus sentimientos.

Rivalidad entre hermanos

En esta relación entre hermanos, en la que uno tiene discapacidad y el otro no, muchas de las manifestaciones comunes aparecen reprimidas: pelearse, golpearse, decir palabras subidas de tono, etc. Esto hace que los aspectos lúdicos de la rivalidad entre hermanos estén eliminados.

Esta relación tendrá, en estas situaciones, un carácter más adulto. Habrá un hermano que, aún siendo el menor, protege y cuida al otro con discapacidad y que limita y controla las reacciones espontáneas en su vínculo con él.

Reparación del daño del hermano

El daño del hermano trae como consecuencia el predominio de una necesidad reparatoria, es decir, hay un esfuerzo por reparar el daño que tiene el hermano, o al menos de compensarlo debido a la culpa presente en la relación.

Esta reparación no sólo se da entre hermanos, ya que también se encuentra en la relación con los padres a los que se les puede llegar a ver como figuras fragilizadas a causa de la situación que les tocó vivir. En especial la figura materna, a quien se le ve como más herida y por lo cual es la que concentra los mayores esfuerzos de compensación y reparación.

¿Futuro predestinado o no?

La preocupación de los padres por el futuro de sus hijos está presente siempre, en especial cuando se les da la noticia de la minusvalía de su hijo. Y en algunas ocasiones, suelen esperar que sean sus otros hijos los que asuman la función de cuidado de su hermano discapacitado cuando ellos no estén.

Es más frecuente de lo que se cree que los padres planifiquen para el futuro del hijo sin problemas en su desarrollo el cuidado de su hermano, con un alto nivel de expectativas y alivio propio en ello, eludiendo hablar de este proyecto con los hijos.

También en la persona con discapacidad, dependiendo del grado de la misma, el tema del futuro es una preocupación presente que se acentúa a partir del momento en que los padres se hacen mayores y sus hermanos y hermanas crecen y crean vínculos con otras personas ajenas al círculo familiar.

Para el hermano esta situación implica un nuevo enfrentamiento en la comparación entre su estilo de vida, llena de oportunidades que su hermano no puede tener (o al menos no en mismo grado), y el de su hermano.

Esta etapa de crecimiento puede ser vivida como un ataque o nueva traición a su hermano al cual está ligado por una identificación profunda.

Sentimiento de identidad

Muchos hermanos corren el riesgo de verse invadidos por la discapacidad del otro, pudiendo llegar a tomar parte de su identidad, reprimiendo la identidad individual. Es importante que, en los niños, el deseo de ser uno mismo supere los efectos que provoca el sentimiento de abandonar al hermano a su discapacidad.

En el proceso de identidad los hermanos se enfrentan frecuentemente a un dilema muy doloroso: por un lado, el logro de la propia identidad implica diferenciarse del otro y esto traer como consecuencia desligarse del deseo de solidaridad y lealtad hacia el hermano y la familia. Por otro lado, el cumplir con el mandato de no abandono del hermano dificulta desprenderse de esta situación y bloquea el proceso de diferenciación.

Conclusión

Las reacciones de cada familia frente al nacimiento de un hijo con discapacidad varían dependiendo de las circunstancias particulares de cada una y según el tipo de familia y características de sus miembros.

No obstante, como padres, debemos pensar qué es lo que ocurre con los hermanos, ya que en ocasiones no se tienen tan en consideración como se debería, ya que son unos pilares importantísimos en el desarrollo de su hermano. Y, para ello, debemos asegurarnos que no se generen sentimientos de culpa ni de cualquier otro tipo.

Fotos | theodens en Flickr En Bebés y más | Tener hermanos es positivo para los niños

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