Seguro que en algún momento te has encontrado con un niño al que no le apetecía saludarte con besos y abrazos. Ya sea tu sobrino, tu nieto o el hijo de tu mejor amiga, a veces estas situaciones ocurren, y es normal sentirse dolido cuando ese niño al que tanto quieres se niega a besarte.
Pero puede ser, también, que ese niño del que hablamos sea tu propio hijo y el hecho de que no quiera saludar con besos a los abuelos, amigos o demás familiares te genere incomodidad.
¿Cómo actuar en estas situaciones para que todas las personas se sientan respetadas? Te damos algunos consejos que podrían ayudarte.
Pregúntale primero
Cuando llegues con tu hijo a un sitio nuevo en el que sea costumbre saludar a otras personas con besos o abrazos, pregunta primero al niño si quiere participar de ese tipo de saludos y no des por hecho que debe saludar de esa forma, por mucha confianza que exista con la otra persona.
Por ejemplo, podemos preguntarle: "¿Te apetece dar un beso a los abuelos?". Si su respuesta es no, podemos plantearle otra alternativa: "¿Y te apetece que ellos te lo den a ti?"
Es importante recalcar ambos aspectos, porque tan fundamental es respetar la decisión del niño de no besar a otras personas si no quiere, como tener su permiso para besarlo o abrazarlo (así que tampoco vale eso de: "¡pues si no me besas tú, te besaré yo aunque no quieras!").
Actúa con normalidad
Si tu hijo no quiere besar a otras personas lo mejor que puedes hacer es actuar con total normalidad. Alarmarse, preocuparse, insistirle o darle importancia al tema no solo no lo solucionará, sino que puede hacer que el niño acabe afrontando el momento de los saludos con gran ansiedad.
Deja que en cada situación él o ella se desenvuelva por sí mismo y decida libremente qué hacer sin poner toda nuestra atención y foco en su forma de actuar, para que no se sienta observado, juzgado o presionado.
Respeta su decisión
Besar o abrazar no debe ser una obligación, sino un acto completamente voluntario, libre y consentido. Este principio es clave si queremos educar a nuestros hijos en autoconfianza, consentimiento y respeto hacia sí mismos. Ten siempre presente que su cuerpo es suyo, y así debemos inculcárselo desde la cuna.
No le fuerces a besar si no quiere
Respetar la decisión del niño a no besar implica justamente eso: RESPETO, en el sentido más amplio de la palabra. Es decir, cualquier tipo de 'presión' encubierta en forma de premios, chantajes emocionales ("si no besas a la abuelita se pondrá muy triste"), promesas o alabanzas cuando el niño acaba besando, no es respetar su decisión.
Por supuesto, tampoco lo es juzgar el comportamiento del niño o etiquetarle con calificativos como 'antipático', 'maleducado', 'poco cariñoso', 'vergonzoso'...
Averigua el por qué
No está de más hablar con tu hijo para averiguar la causa de su rechazo a saludar con besos; tanto si es algo generalizado, como si solo le ocurre con determinadas personas.
Por lo general, casi todos los niños atraviesan en algún momento esta etapa; es una forma de reafirmarse y marcar sus límites, lo cual deberíamos ver como algo positivo. Esta racha acabará pasando con el tiempo, amor, paciencia y respeto.
Otras veces, la causa de este rechazo es una simple cuestión de timidez. Así, muchos padres refieren que los niños se niegan a saludar con besos al llegar a un sitio nuevo, pero tras pasar tiempo en compañía de esa persona acaban ganando confianza y despidiéndose de forma espontánea con besos y abrazos si se han sentido cómodos.
En otras ocasiones, la causa del rechazo puede estar en el olor de la otra persona (hay niños especialmente sensibles a los perfumes, por ejemplo), porque no le gusta sentir los labios de otros en sus mejillas, porque el otro tiene barba y le molesta... o simplemente porque en ese momento no les apetece recibir besos.
Buscad juntos alternativas a los besos
Saber la causa por la que tu hijo no quiere saludar con besos os puede ayudar a buscar alternativas que le hagan sentir cómodo. Y es que respetar la decisión del niño de no besar ni abrazar si no quiere, no debe estar reñido con la cortesía y la educación.
Puedes proponerle a tu hijo otras ideas para saludar, como chocar los cinco, chocar los puños o los codos, lanzar un beso al aire, sonreír, agitar la mano, llevarse la mano al corazón...
Apoya siempre la decisión de tu hijo
A veces los padres nos sentimos incómodos con comportamientos que tienen nuestros hijos en público. El miedo al "qué dirán" o la presión del grupo hace que acabemos por no respetar su forma de actuar e incluso permitiendo el chantaje emocional de otras personas hacia el niño.
Pero no podemos olvidar que los padres somos los principales pilares en la vida de nuestros hijos. Ellos confían en nosotros y en nuestro apoyo, y ante situaciones de vulnerabilidad o que les generen incomodidad -como puede ser esta- debemos estar a su lado para ayudarles.
Por tanto, si a nosotros o a otros les molesta la actitud del niño, somos los adultos quienes tenemos el problema y no podemos culpar o responsabilizar al niño de cómo nos hace sentir el hecho de que no salude con besos.
Da ejemplo
Ni qué decir tiene que los padres somos el mejor ejemplo para nuestros hijos, pues ellos nos observan a cada instante y así es cómo van interiorizando las normas sociales y la forma de relacionarse con los demás.
Por eso, con el tiempo, educación, respeto y paciencia sabrán diferenciar entre los saludos de cortesía y los besos que surgen espontáneamente y que realmente nos apetece dar. Pero hasta que ese momento llegue es fundamental respetar la decisión del niño y los límites que haya decidido marcar.
Recuerda que ellos no le deben un beso a nadie y menos por quedar bien o por hacernos sentir bien a los demás.
Foto de portada | Vlada Karpovich en Pexels
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