Las implicaciones de las mentiras varían según la edad, las primeras trolas, son un experimento que al principio tienen un importante papel exploratorio. Gracias a ellas, los niños se dan cuenta de que tienen una mente y pensamientos propios, una intimidad que pueden compartir o preservar según su voluntad. Aprenden a engañar a los demás, experimentan con las trolas y las ponen a prueba, por esta razón, las mentiras son un paso clave para la superación del pensamiento egocéntrico, un gran paso en el desarrollo de la inteligencia y de la comprensión del mundo social.
¿Como sabemos que estas mentiras son experimentales? Pues porque a menudo nos revelan la verdad diciéndonos “no, no era verdad, te engañe" y el niño sigue experimentando como cuando te pregunta “¿a que no sabes como se llama mi nuevo amigo?", tú le preguntas “¿cómo?", y él te contesta “aaah tu no lo sabes y yo siii". Estos experimentos en realidad se traducen en juegos que desarrollan su potencial.
Durante los primeros años, fantasear y tener mágicos pensamientos es muy importante, ya que delimitan lo real de lo imaginario, porque para ellos estos conceptos aún están algo confusos. Es por esta razón que fantasean fácilmente, que nos dicen que hablan con sus muñecos o cualquier fantasía propia de su edad. Por eso, nunca debemos tacharlos de mentirosos y mucho menos reñirles o ponerles en ridículo, ya que como hemos dicho antes, es una cosa propia de la edad.
Como padres debemos ser tolerantes pero sin llegar a seguir la corriente al pequeño, es bueno respetar y alimentar su fantasía pero nunca impulsarla con exceso y menos hacer sentir al niño que se le va de las manos. Claro, que todo esto es válido durante los primeros años, conforme va creciendo, esas mentiras cambian por otras en las que influye un miedo a un posible castigo y así evitar la posible regañina.
Siempre que podamos, debemos intentar buscar la causa de la mentira y no ser muy rígidos e imponer las normas de conducta. Si un niño miente mucho, hay que preguntarle por qué lo hace e intentar explicarle que no está bien, pero nunca llamarle mentiroso ni nada parecido ya que en ocasiones, las mentiras son una manera de obtener afecto o de no perderlo.
Una mentira puede ser para impresionar, para captar la atención o para darse importancia, o quizás de todo un poco a la vez. A veces el origen de las mentiras es la falta de atención por nuestra parte, de demostrarle el cariño…
Fomentar la sinceridad es muy importante, darle ejemplo lo principal, pero también debemos comprender las fantasías del niño y conforme va creciendo, restar importancia a las mentiras menores, dejará de utilizarlas.
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