La actividad física de los niños es fundamental para la salud, y el deporte es un modo de crear hábitos saludables en este sentido. Pero, ¿siempre los padres están favoreciendo la buena práctica de deporte? ¿Qué actitudes tienen los padres ante el deporte de sus hijos?
Hay que tener en cuenta que podemos estar haciéndole un flaco favor al mostrar determinada actitud ante la práctica deportiva (del hijo o de los demás), o al convencerlos para que practiquen tal o cual deporte.
Los ejemplos que siguen pueden parecer exagerados, pero son muestra de tendencias en las que clasificar a los padres "deportivos" o "antideportivos". Una tipificación que habla de "padres fanáticos", "padres entrenadores", "padres indiferentes"... Seguro que a todas estas calificaciones les ponemos cara.
Aclaremos que no sólo nos referimos a padres en género masculino, aunque generalmente sean ellos los que llevan "las botas" en este tema, sino que también se incluyen las madres que apoyan o echan a perder lo que podría ser disfrutar de un deporte, en combinación o no con su pareja.
Padres antideportivos
Ante el deporte, existen estos tipos de padres y madres "antideportivos":
El padre fanático, típico de muchas películas donde el progenitor se exalta si el árbitro pita en contra del equipo de su hijo o éste sufre una falta... Es aquel que busca la victoria de su hijo por encima de todas las cosas, no respeta las decisiones de los árbitros y jueces, utiliza vocabulario hostil (incluso contra su propio hijo), siempre está protestando y ve con buenos ojos las trampas, los engaños o la violencia si ello conlleva la victoria.
El padre deportivamente frustrado. Son padres que han querido destacar en un deporte y no lo han conseguido. Son deportistas frustrados y trasladan su frustración a sus hijos. Suelen escoger para sus hijos la actividad en la que ellos han fracasado, sin tener en cuenta las preferencias de los niños, lo cual es claramente contraproducente, ya que esta actitud suele provocar rechazo e incluso odio hacia el deporte preferido del padre. Los regalos e incentivos giran entorno a ese deporte, e invierten tiempo y dinero en formar al niño en una actividad que no siempre es de su agrado.
El padre entrenador. Este perfil de padre, busca en su hijo un deportista de élite. Como norma general obvia el placer del juego por el entrenamiento duro. Este tipo de entrenamiento provoca riesgos fisiológicos y psicológicos ya que ni el organismo ni la mente de un niño están preparados para un sobreentrenamiento. También este tipo de padres suelen desatender los consejos de los entrenadores y maestros, ya que piensan que todo lo saben. En este punto recordamos la otra cara de la medalla, un documental que muestra los excesos que se producen para lograr que los niños ganen en sus deportes, con padres que, o bien lo permiten, o bien ellos mismos participan en el entrenamiento inhumano.
El padre representante. La figura del manager llevada a la paternidad. En niños que presentan buenas cualidades físicas o deportivas, el padre ofrece “los derechos" deportivos de su hijo a un club o entidad deportiva. En definitiva, hacer negocio a cuenta del hijo. Incluso puede provocar un cambio de equipo del niño, sin tener en cuenta sus preferencias o su grupo de amigos, para fichar por un club que le promete dinero a medio o largo plazo.
El padre indiferente. Se asocia a padres que le da igual que sus hijos practiquen deporte o no. Simplemente apuntan a los niños a un club deportivo o les compran unos patines, bicicleta… para que pasen tiempo entretenidos mientras ellos realizan otras actividades. La finalidad del tutor no es una formación integral y deportiva de su tutorando, sino tener tiempo libre a consta de una actividad deportiva (sin importarle nada más).
El padre sobreprotector. Es el padre que prohíbe a su hijo realizar actividades físicas o deportivas porque son susceptibles de generar lesiones o golpes. Suelen preferir que su hijo juegue al fútbol en la consola que en la cancha polideportiva. Y aunque está claro que hay que evitar riesgos en los deportes infantiles, con esta actitud inhiben el derecho fundamental del niño de jugar, de relacionarse y de crecer en un ambiente social, colectivo y grupal.
Padres deportivos
El padre deportivo, por su parte, muestra las siguientes características, que ya os enumeramos al hablar de este tipo de padre que incentiva el deporte adecuadamente:
- Apoya e incentiva la práctica deportiva entendida esta como un proceso formativo integral que fomenta la relación social y la integración grupal.
- Tiene en cuenta los intereses deportivos del niño y no los suyos.
- Sabe distinguir entre la peligrosidad y la sobreprotección.
- Practica siempre que puede actividad física con sus hijos.
- Respeta las decisiones del entrenador y árbitros, enseñando a sus hijos que el juego también tiene normas que han de ser tenidas en cuenta para poder pasarlo bien.
- Hacen ver a sus hijos que la finalidad del deporte escolar, es la recreación y la socialización, por encima de los resultados deportivos.
- Enseña a ganar con humildad.
- Enseña a perder con deportividad.
- Recrimina la falta de respeto por los compañeros, rivales, entrenadores o árbitros.
- Fomenta la deportividad y no violencia.
El deporte o la actividad física ha de ser practicada como un juego, de forma individual o en grupo, interaccionando con los compañeros y de un modo habitual.
Desde que son bebés los padres podemos favorecer la actividad física, y una vez crecen y muestran interés por practicar deporte, hemos de ser ese tipo de padres que tratan de apoyarles y acompañarles en sus deportes, adquiriendo nuevos aprendizajes saludables y divertidos.
Vía | Proyecto Ludos - Recursos TIC Foto | magnusfranklin, sergis blog en Flickr En Bebés y más | El juego (no el deporte) es el mejor ejercicio para los peques, Padres "deportivos", hijos deportistas, El ejercicio físico es mejor que las dietas para la obesidad infantil