La mayoría de las familias recurre a la buena voluntad de los abuelos llevando a los niños a su casa o desplazando a los abuelos a la casa de los niños.
Son los salvadores en esta época del año, mes y medio de vacaciones en que los padres tienen que seguir trabajando y alguien tiene que cuidar a los pequeños.
También hay otras opciones pero en muchos casos no se ajustan a los horarios ni al bolsillo de los padres.
Los campamentos de verano son una buena alternativa, pero hay pocas plazas públicas y las privadas son muy caras. Lo mismo con las escuelas de verano, o los centros de ocio, donde pueden estar unas horas pero no durante todo el día.
Contratar a alguien que los cuide en casa puede suponerle a los padres gastarse prácticamente el sueldo de alguno de los dos.
La buena voluntad de los abuelos, se agradece, y en muchos casos estarán esperando ansiosos cuidar de sus nietos durante el verano, pero en otros no están en condiciones de hacerse cargo de los niños durante todo el día todos los días.
Tampoco en todas las familias hay abuelos a los que acudir, en algunos casos también trabajan, entonces ¿qué hacemos con los niños?
Si el sistema laboral es tan tirano que hace prácticamente imposible la conciliar la vida familiar y el trabajo, ¿por qué las empresas no arriman en hombro para ayudar a solucionar este eterno problema?
Vía | Terra En Bebés y más | Vacaciones